sábado, 20 de abril de 2019

Así describen el Diluvio Universal las Diferentes Culturas (I)

EL DILUVIO UNIVERSAL Y SUS VERSIONES

El relato bíblico del Diluvio Universal no sólo no es el único que describe este acontecimiento – siendo que también se encuentra en una gran cantidad de culturas ancestrales por todo el mundo – sino que de hecho, no sería siquiera el primero en narrarlo.

En el libro “Myths of Creation”, Philip Freund afirma que se cuentan más de 500 leyendas del Diluvio en más de 250 culturas. Más puntualmente James Perloff señala en su libro “Tornado in a Junkyard” (p. 168):

En el 95 por ciento de más de doscientas leyendas del diluvio, el diluvio fue universal; en el 88 por ciento, una familia fue salva; en el 70 por ciento, la supervivencia fue por medio de un barco; en el 67 por ciento, también se salvó a los animales; en el 66 por ciento, el diluvio se debió a la maldad del hombre; en el 66 por ciento, los sobrevivientes habían sido prevenidos; en el 57 por ciento, terminaron en una montaña; en el 35 por ciento, se enviaron aves del barco; y en el 9 por ciento, exactamente ocho personas se salvaron.





Tal como podemos observar comparando las diversas versiones halladas, con el correr de las generaciones, la tradición oral se ha ido encargando de darle matices y acentos locales a la historia del Diluvio, pero en todos los casos se mantiene un hilo común: un cataclismo devastador del cual sólo un hombre, junto a su círculo cercano, pudo salvarse, por aviso de una deidad que le indicó que debía construir una embarcación.

EL DILUVIO BÍBLICO: NOÉ

Según la narración de la Torá, el Diluvio fue el medio que Dios utilizó para erradicar el mal de violencia y corrupción que existía en los seres que habitaban la Tierra en ese momento. Sin decirlo explícitamente, el texto se referiría a los gigantes, los Nefilim (los ángeles caídos descriptos en detalle en el libro de Enoc):

Gén.6.4/7. Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.

Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.

Pero Dios encontró en Noé un hombre justo y sabio por lo que decidió salvarlo y que sea su semilla la que repueble la Tierra. Con esto en mente, Dios le instruye a Noé para que construya un Arca y la aborde con su familia y con parejas de animales:

Gén.6.8. Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.

Gén.6.13. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruirécon la tierra.

Gén.6.18/19. Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo. Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán.

Las instrucciones – más que precisas – indicaban las medidas del Arca, que debíahacerse con madera calafateada con brea, y otros detalles puntuales:

Gén.6.14/15. Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera. Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura.

Al séptimo día el Arca estuvo lista, y aconteció el Diluvio que duró 40 días y lo destruyó todo:

Gén.7.10/11. Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra. El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas,

Gén.7.17. Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra.

Gén.7.21. Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre.

Y luego el Diluvio cesó y cuando el Arca se asentó sobre el Monte Ararat, Noé pudo vislumbrar los picos cercanos:

Gén.8.2. Y se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas de los cielos; y la lluvia de los cielos fue detenida.

Gén.8.4/5. Y reposó el arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes,sobre los montes de Ararat. Y las aguas fueron decreciendo hasta el mes décimo; en el décimo, al primero del mes, se descubrieron las cimas de los montes.

Luego, Noé se asomó por la ventana para observar el panorama y envió a sus emisarios – un cuervo y una paloma – para ver si la Tierra estaba nuevamente habitable:

Gén.8.6/12. Sucedió que al cabo de cuarenta días abrió Noé la ventana del arca que había hecho, y envió un cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra. Envió también de sí una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de sobre la faz de la tierra. Y no halló la paloma donde sentar la planta de su pie, y volvió a él al arca, porque las aguas estaban aún sobre la faz de toda la tierra.

Entonces él extendió su mano, y tomándola, la hizo entrar consigo en el arca. Esperó aún otros siete días, y volvió a enviar la paloma fuera del arca. Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra. Y esperó aún otros siete días, y envió la paloma, la cual no volvió ya más a él.

Después de un tiempo, Dios le indica a Noé que ya salga del Arca, él y su familia, y que saque también a todos los animales con él:

Gén.8.18/19. Entonces salió Noé, y sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos con él. Todos los animales, y todo reptil y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra según sus especies, salieron del arca.

Y Noé edificó un altar para Jehová y le ofreció un sacrificio de animales. Esto regocijó a Dios, que reflexionando sobre lo cometido, prometió no volver a destruir nunca más a todos los seres vivientes de la Tierra, y bendijo a Noé y a sus hijos.

Gén.8.20/21. Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón:

No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.

Gén.9.1. Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.

EL DILUVIO BABILÓNICO: UTNAPISHTIM

La Epopeya de Gilgamesh es un extenso poema que narra las aventuras del Rey Gilgamesh de Uruk, quien probablemente vivió y reinó hacia el siglo XXVII AEC aprox. La epopeya, muy posterior a su reinado, recoge y elabora las leyendas que circulaban sobre él en la tradición oral.

El poema, originalmente de origen sumerio, contiene un capítulo en el que se relata la historia de una Gran Inundación, con algunos pasajes idénticos a los bíblicos.

Existen varias versiones de este poema, siendo la más completa, la hallada en la biblioteca del rey asirio Assurbanipal (669-631 AEC) – legendario rey que reconquistó Babilonia – en su palacio de Nínive, que está escrita en acadio.

 La tablilla XI de la Epopeya de Gilgamesh, la cual está fraccionada e incompleta pero aun así es legible, es la que contiene la narración del Diluvio y forma parte de la colección del Museo Británico.

El “Noe” de esta versión se llama Utnapishtim. La etimología del nombre, se compondría de dos elementos, “Ut”, del cual no se ha encontrado una explicación satisfactoria aún, y “Naphishtim”. 

Este segundo elemento es del babilónico antiguo, que significaría “aliento” y por extención “vida”, derivado de la palabra consonántica NPSH (infinitivo naphashu) “que respira”, y en el caso genitivo, sería un compuesto: “de la vida”.

La tablilla del Diluvio cuenta que hubo una época en que los dioses vivían junto a los humanos en la ciudad de Shuruppak. Pero un día estos decidieron acabar con la raza humana mediante una gran inundación, dado que estos no paraban de molestar a los dioses con su actividad:

Utnapishtim dijo a él, a Gilgamesh: “Te revelaré, Gilgamesh, una materia oculta y un secreto de los dioses te diré: Suruppak era antigua como lo eran los dioses de su interior, cuando sus corazones impulsaron a los grandes dioses a suscitar el diluvio.

Estaban Anu, su padre, el valiente Enlil, su consejero, Ninurta, su asistente, Ennuge, su irrigador. Ninigiku-Ea también estaba presente con ellos”.

Enki, una de las principales deidades y creador de la raza humana en las leyendas sumerias, contrariado con la determinación de los demás dioses decide alertar a Utnapishtim de la inminente inundación. Hablándole a través de las paredes de la choza de Utnapishtim, le da la orden a éste de construir una nave y subir a esta a todas las especies vivientes.

”¡Choza de cañas, escucha! Hombre de Suruppak, hijo de Ubar-Tutu, ¡Demuele esta casa, construye una nave! Renuncia a las posesiones, bucea la vida. ¡Desiste de bienes mundanales y mantén el alma viva!” … “A bordo de la nave lleva la simiente de todas las cosas vivas.”

Y luego Enki se asegura de darle las medidas exactas de la embarcación:

“El barco que construirás, Sus dimensiones habrá que medir. Igual será su amplitud y su longitud. Como el Apsu lo techarás”.

En el proceso de la construcción, Utnapishtim describe:

Los pequeños llevaban brea, al paso que los grandes transportaban el resto de lo necesario… Seis medidas “sar” de betún eché en el horno, (Gen 6,14) tres “sar” de asfalto también eché en el interior, tres “sar” de aceite los portadores de cestas transportaron, aparte de un “sar” de aceite que la calafateadura consumió, y los dos “sar” de aceite que el barquero estibó.

Y luego detalla con precisión ciertas medidas de la nave, como en la versión bíblica:

Un acre (entero) era el espacio de su suelo, Diez docenas de codos la altura de cada pared, Diez docenas de codos cada borde del cuadrado del puente. Preparé los contornos y lo ensamblé. Lo proveí de seis puentes, Dividiéndolo así en siete partes. El plano de su piso dividí en nueve partes.

El plazo de construcción fue igual que en el caso del Arca:

“Al séptimo día el barco estuvo completo.”

Como Noé, Utnapishtim subió a su familia, animales:

“Cuantos seres vivos tenía cargué en él. Toda mi familia y parentela hice subir al barco. Las bestias de los campos, las salvajes criaturas de los campos, Todos los artesanos hice subir a bordo”.

Luego la tierra fue asolada por una tempestad que duró seis días y seis noches:

Durante un día la tormenta del sur sopló, acumulando velocidad a medida que bufaba sumergiendo los montes, atrapando a la gente como una batalla. Nadie ve a su prójimo, no puede reconocerse la gente desde el cielo. Los dioses se aterraron del diluvio, y, retrocediendo, ascendieron al cielo de Anu. Seis días y seis noches sopla el viento del diluvio, mientras la tormenta del sur barre la tierra.
Y al séptimo la tormenta cesó:

Al llegar al séptimo día, la tormenta del sur transportadora del diluvio amainó en la batalla, que había reñido como un ejército, el mar se aquietó, la tempestad se apaciguó, el diluvio cesó.

El Diluvio había exterminado toda la humanidad:





Contemplé el tiempo: la calma se había establecido, y toda la humanidad había vuelto a la arcilla. El paisaje era llano como un tejado chato.

Utnapishtim, tal como lo hizo Noé, se asomó para observar el panorama:

Abrí una escotilla y la luz hirió mi rostro. Inclinándome muy bajo, me senté y lloré, deslizándose las lágrimas por mi cara.

Y cuando el barco se asentó sobre el Monte Nisir, Utnapishtim pudo vislumbrar los picos cercanos:

Miré en busca de la línea litoral en la extensión del mar: En cada catorce regiones emergía una comarca montañosa. En el Monte Nisir el barco se detuvo. El Monte Nisir mantuvo sujeta la nave, impidiéndole el movimiento durante seis días.

Luego, Utnapishtim envía a sus emisarios – una paloma, una golondrina y un cuervo – para ver si la Tierra estaba nuevamente habitable:

Al llegar el séptimo día, envié y solté una paloma. La paloma se fue, pero regresó; puesto que no había descansadero visible, volvió.

Entonces envié y solté una golondrina. La golondrina se fue, pero regresó; puesto que no había descansadero visible, volvió.

Después envié y solté un cuervo. El cuervo se fue y, viendo que las aguas habían disminuido, come, se cierne, grazna y no regresa.

Entonces Utnapishtim salió del arca e realizó un sacrificio a los dioses:

Entonces dejé salir todo a los cuatro vientos y ofrecí un sacrificio. Vertí una libación en la cima del monte.

Los dioses olieron el sabor, los dioses olieron el dulce sabor, los dioses se apiñaron como moscas en torno al sacrificante.

Después de esto, la “gran diosa” se compromete a no volver a destruir nunca más a la humanidad:

Cuando, al fin, la gran diosa llegó, alzó las grandes joyas que Anu había labrado a su antojo: “Dioses, tan cierto como este lapislázuli está en mi cuello, no olvidaré, recordaré estos días, sin jamás olvidarlos

Luego de un altercado con Enki, Enlil – su hermano y quien había planificado el exterminio de la humanidad con el Diluvio – bendijo a Utnapishtim y su mujer, designándolos como semejantes a los dioses:

A esto Enlil subió a bordo del barco. Cogiéndome de la mano, me subió a bordo. Subió mi mujer a bordo e hizo que se arrodillara a mi lado. De pie entre nosotros, tocó nuestras frentes para bendecirnos: “Hasta ahora Utnapishtim fue tan sólo humano. En adelante Utnapishtim y su mujer serán como nosotros dioses.

EL DILUVIO SUMERIO: ZIUSUDRA

Otra de las versiones de la Epopeya de Gilgamesh es el ejemplar de la colección de Nippur del Museo de Pennsylvania. La misma contiene asimismo un relato del Diluvio, pero a diferencia del anterior este está escrito en sumerio.

Esta tablilla, escrita de ambos lados y datada del siglo XVII AEC, evidenció que el capítulo del Diluvio del relato babilónico de Gilgamesh no era más que otro tanto de herencia sumeria.

El interés del documento reside, no sólo en el hecho de que se trata de un documento único, no habiéndose descubierto hasta la fecha ningún otro texto sumerio que evocase el Diluvio, sino además en que contiene una introducción que revela en gran medida la Cosmogonía y la Cosmología sumerias, en cuanto a la creación del hombre y al origen de la realeza.

En esta versión sumeria del relato del Diluvio, el protagonista se llama Ziusudra, que se corresponde con el último rey de Sumer antes del diluvio, según consta en la Lista Real Sumeria. El texto tiene muchas lagunas pero se puede interpretar claramente el mensaje del relato, aún con los faltantes existentes.

El texto de la tablilla se extiende largamente con un relato sobre el descenso de los dioses a la Tierra, la creación de la humanidad, los animales y la vegetación. Luego el poema dice que Ziusudra era un rey piadoso, temeroso de los dioses, siempre atento a las revelaciones transmitidas por los sueños y encantamientos.

Según parece, Ziusudra está situado ante una muralla cuando una voz de alguna deidad le anuncia que la asamblea de los dioses ha decidido provocar un diluvio y «destruir la semilla del género humano».

… El diluvio, así fue convenido; Entonces Nintu lloró; La divina Inanna entonó una lamentación para su pueblo; Enki tomó consejo de sí mismo. An, Enlil, Enki y Ninhursag… Los dioses del cielo y de la tierra pronunciaron los nombres de An y de Enlil.

… Ziusudra, de pie a su lado, escuchó. «Mantente cerca de la muralla, a mi izquierda…; Cerca de la muralla, yo te diré una palabra, escucha mi palabra;Presta oído a mis instrucciones: Por nuestro…, un Diluvio va a inundar los centros del culto; Para destruir la simiente del género humano… ; Tal es la decisión, el decreto de la asamblea de los dioses. Por orden de An y de Enlil…, Su realeza, su ley, le será puesto término.

Seguidamente, el poema debía de extenderse largamente sobre las instrucciones dadas a Ziusudra sobre cómo construir un navío gigantesco, el cual le permitiría salvar su vida, pero esta parte del texto está destruida. Lo que sí se ha conservado es la parte siguiente sobre cómo las aguas del Diluvio sumergieron a la Tierra, ininterrumpidamente, durante siete días y siete noches.

Todas las tempestades, de una violencia extraordinaria se desencadenaron al mismo tiempo. En un mismo instante, el Diluvio invadió los centros del culto.

Cuando, durante siete días y siete noches, el Diluvio hubo barrido la tierra, Y el enorme navío hubo sido bamboleado por las tempestades, sobre las aguas, Utu salió, el que dispensa la luz al cielo y a la tierra.

Ziusudra abrió entonces una ventana de su navío enorme, y Utu, el Héroe, hizo penetrar sus rayos dentro del gigantesco navío. Ziusudra, el rey, Se prosternó entonces ante Utu; El rey le inmoló un buey y sacrificó un carnero.

Vuelve a haber un faltante en el texto, y lo que sigue es la deificación de Ziusudra a quien le dan la vida como la de un dios:

An y Enlil pronunciaron: «Soplo del cielo, soplo de la tierra», por su… él se tendió, Y la vegetación, surgiendo de tierra, se elevó. Ziusudra, el rey, se prosternó ante An y Enlil. An y Enlil cuidaron de Ziusudra: Le dieron una vida como la de un dios.

Un soplo eterno como el de un dios hicieron descender para él. Entonces, Ziusudra, el rey, Salvador del nombre de la vegetación y de la simiente del género humano, En el país de paso, el país de Dilmun, allí donde sale el sol, ellos le instalaron.

La transcripción griega

Otra referencia al Diluvio la brinda Alejandro Polyhístor (100 AEC – 40 AEC), erudito griego que reprodujo los escritos de Berossus y transcribió el siguiente texto:

“A la muerte de Ardates, le sucedió su hijo Xisuthrus (Ziusudra) y reinó dieciocho saros. En su tiempo sucedió el Diluvio Universal, cuya historia se da de esta manera: A la deidad Kronus se le apareció una visión y le avisó que el décimo quinto día del mes Daesia habría una inundación que destruiría a la humanidad.

Le mandó poner por escrito una historia del principio, progreso y conclusión final de todas las cosas hasta el momento presente, y de guardar esas narraciones a buen seguro en la Ciudad del Sol, en Sippara;

De construir un barco y llevar consigo en él a sus amigos y parentela y de meter a bordo todo lo necesario para sustentar la vida, y llevar también toda clase de animales que volaran o que corretearan por el suelo, y que se confiara a la profundidad. Habiéndole preguntado a la deidad adonde tenía que ir, recibió esta contestación: A los Dioses“

La Lista de Reyes Sumeria

Asimismo, los sumerios nos revelan en su Lista de Reyes a todos los gobernantes que tuvieron en el país de Sumer, identificando cada dinastía y ciudad en la que asentaron cada sede. Al inicial su listado, nos dicen que:

“Después de que la realeza descendiera del cielo, la realeza estuvo en Eridug. En Eridug, Alulim se hizo rey y gobernó 28.800 años.”

Luego menciona la primera dinastía completa de reyes – siendo el último de ellos Zin-Suddu o Ziusudra – y cierra con la frase:

“Entonces, el Diluvio destruyó la Tierra”

Luego de citar a la primera dinastía, inicia el recuento de la segunda, aclarando:

“Después de que el diluvio hubiera terminado, y la realeza hubiera descendido del cielo, la realeza pasó a Kish”.

EL DILUVIO ASIRIO: ATRAHASIS



También se ha encontrado una versión de la narración del Diluvio denominada la “Epopeya de Atrahasis”, por el nombre de su protagonista, que en acadio significa “Muy Sabio”. El poema fue dado a conocer en 1956 por el asiriólogo danés J. Laessoe, quien rearmó los fragmentos encontrados entre los restos de la misma Biblioteca de Assurbanipal.

La copia más antigua encontrada hasta el momento es un manuscrito firmado y datado por un copista llamado Kasap-aya, en tiempos del reinado de Ammi-saduqa (el cuarto sucesor de Hammurabi), que reinó desde 1646 – 1626 AEC. La misma se encuentra en el Museo Británico de Londres.

Se trata de un extenso poema que abarca desde el origen del mundo hasta la creación del hombre, comprendiendo la narración del Diluvio, entre otras. La historia empieza mucho antes que Atrahasis entre en escena, y antes de que el hombre fuera pensado y creado, en tiempos en que los dioses menores tenían que drenar los canales, cavar zanjas y hacer todo el trabajo pesado. Se conocen cuatro reediciones más de este poema, que no coinciden completamente en todos los detalles, reflejando cada una de ellas el espíritu de su autor y de su época.

Esta versión nos brinda la escena de la decisión de los dioses de destruir a la humanidad:

Enlil abrió entonces la boca, toma la palabra Y se dirige a la asamblea de los dioses al completo: “¡Venid todos a prestar juramento con respecto al Diluvio!” En primer lugar se hizo jurar a Anu; Después juró Enlil y, con él, sus hijos.

Y Enki, abriendo la boca, se dirige a los dioses, sus hermanos: “¿Por qué me queréis ligar con un juramento? ¿Acaso puedo yo alzar la mano contra mis criaturas? Y ese Diluvio del que habláis, ¿Qué es? ¡Yo lo ignoro! ¿Soy yo quién lo tiene que producir? ¡No, ésa es tarea de Enlil! ¡Que se él, él, quien tome la decisión y dé las órdenes… Que Nergal arranque los soportes de las compuertas celestes; Que Ninurta vaya a hacer que se desborden las presas de aquí arriba!

Enki se dirige entonces a Atrahasis y le previene de lo

…Enki, habiendo abierto la boca, y se dirige a la pared de cañas: …“¡Pared, escúchame bien! ¡Empalizada, recuerda todo lo que te voy a decir! ¡Derriba tu casa para construirte un barco! ¡Abandona tus bienes, para salvar tu vida!

“Explicaré […] se apoderará, de un golpe, de todos los hombres. Construye un gran barco […] Su estructura deberá ser de excelentes cañas: ¡Será un navío llamado “Salva vidas”! El barco que tienes que construir […] con los lados iguales Téchalo sólidamente ¡Téchalo, al igual que sucede con el Apsu, El sol no vea su interior! ¡Estará cerrado por todos los lados, Y su equipación deberá ser sólida y su calafateado grueso y resistente! […] llena de estopa, herméticamente, Después, yo haré que llueva.

Después espera el momento que yo te indicaré. Entonces, entra en el barco y tira de la escotilla, Después de haber cargado en él tu trigo, tus bienes, tus riquezas, A tu mujer, a tu familia, a tu parentela, a tus artesanos, A animales salvajes, grandes y pequeños: ¡A todo aquello que se alimente de hierba, Y que yo te enviaré: ellos te esperarán ante tu casa!”





El Muy Sabio, habiendo entonces abierto la boca, toma la palabra Y se dirige a Ea, su señor: “¡Pero yo nunca he construido un barco! Dibújame el plano en el suelo, Y, cuando lo haya visto, sabré construirlo!” Ea dibuja, entonces, el plano en la tierra: “Haré todo lo que me has ordenado, mi Señor!”

Según las indicaciones, Atrahasis sube todo de lo que dispone a bordo:

Todo el oro que tenía, toda la plata que tenía, A los animales los captura y los embarca. Pájaros emplumados del cielo, rebaños, bichos de la estepa A todos, él los embarca.

Y luego llega el Diluvio, aniquilando todo a su paso:

Después, el tiempo cambia de aspecto y Adad resonaba entre las nubes. Tan pronto como se escuchó el gruñido del dios, Se añadió betún para obturar la escotilla, Y, apenas se había cerrado ésta, Adad atronó entre las nubes,Mientras un viento furioso, con un primer golpe, Rompía las amarras y soltaba el barco.

¡La tempestad golpeaba la tierra, Interrumpiendo su rumor igual que se rompe un cacharro! ¡Y, desencadenado el Diluvio, transcurre la maldición Al igual que la guerra sobre los hombres! ¡Nadie veía ya a nadie: nada resultaba discernible en esta carnicería! El Diluvio mugía como un toro, E, igual que un águila que chilla, el viento aullaba. Las tinieblas eran profundas, el sol había desaparecido.Las personas morían como moscas.

Después de siete días y siete noches y de que bajen las aguas, Atrahasis sale del barco, baja todo el cargamento y sirve una comida sacrificial a los dioses:

El desperdiga a los cuatro vientos Toda la carga del barco. Después sirve una comida sacrificial Para satisfacer la alimentación de los dioses, ¡Aspirando el buen olor, los dioses Se agruparon alrededor del banquete, como moscas!

Finalmente la diosa Nintu se compromete a recordar por siempre esa catástrofe:

Pero, una vez que lo habían consumido, Nintu se puso de pie Y, ante todos, se quejó: … ¡Actualmente, los rostros de los hombres Han desaparecido entre las tinieblas!” Después, acercando la mano al gran collar Que Anu le había dado ella dijo: “… Collar de lapislázuli en mi cuello, Para recordarme, siempre, estos días funestos!”

¡Cómo, a pesar del Diluvio decidido por nosotros, El Hombre ha sobrevivido a la carnicería! … ¡Este canto, Que, tras haberlo escuchado, los Igigu Exaltan tu grandeza! ¡Oídme, entonces, cantar El Diluvio universal!

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