miércoles, 18 de julio de 2018

Los misteriosos OVNIs nazis ( I )

En dos artículos de este blog, titulados “Reescribiendo la historia y la ciencia” hago mención a lo siguiente: 

“… la adopción, por parte de la Alemania nazi, de una nueva ciencia, totalmente al margen de la ciencia occidental, y que, sorprendentemente, es desconocida por la mayoría de la gente, incluso en los entornos científicos, como si nunca hubiese existido.

Aunque probablemente habría que estudiar a fondo estas extrañas y fantásticas teorías científicas, antes de rechazarlas radicalmente. 

Los horrores del nazismo no pueden ser motivo para rechazar el estudio de algunos de los importantes hechos que se produjeron durante su existencia”. Y creo que este nuevo artículo confirma lo indicado en aquellos artículos. Pero al mismo tiempo, plantea innumerables preguntas sobre unos hechos realmente increíbles. 

Los ovnis nazis (en alemán: Haunebu, Hauneburg-Geräte, o Reichsflugscheiben) eran aviones avanzados o naves espaciales que fueron desarrollados supuestamente por el III Reich durante la Segunda Guerra Mundial. Estas tecnologías no solamente aparecen en ficción sino también en varios textos históricos. Suelen aparecer en conexión con el nazismo esotérico, una ideología que vincula el nazismo con situaciones sobrenaturales o paranormales. Las hipótesis sobre los OVNIS nazis están de acuerdo con la historiografía oficial en los siguientes puntos:




La Alemania Nazi reclamó el territorio de Nueva Suabia, en la Antártida, a la que envió una expedición en 1938, y planeó otras; La Alemania Nazi investigó avanzadas tecnologías de propulsión, incluyendo misiles y turbinas de Viktor Schauberger; Algunos avistamientos de OVNIs durante la Segunda Guerra Mundial, particularmente aquellos conocidos como “Foo Fighters”, se consideraron como armamento enemigo por parte de los aliados.

Nueva Suabia (en alemán, Neuschwabenland) fue el nombre dado por la Alemania nazi a una parte de la Antártida que reclamaba como propia, entre 1939 y 1945. Debía su nombre al antiguo estado de Suabia. Lo que fue el territorio se localiza en la costa aproximadamente desde los 12° Oeste hasta los 18° Este y entre los 70° y 75° Sur, incluyendo parcialmente la Tierra de la Reina Maud, una reivindicación noruega. La Sociedad de Naciones no reconoció la soberanía de Alemania sobre estos territorios.

El capitán Alfred Ritscher dirigió la tercera expedición antártica alemana (1938-1939). El propósito aparente era asegurar un área en la Antártida para una estación ballenera, como parte de un plan para aumentar la producción de grasa animal de Alemania. El aceite de ballena era entonces la materia prima más importante para la producción de margarina y jabón en Alemania, y los alemanes eran, además, el segundo comprador más grande de aceite de ballena noruego, importando anualmente unas 200.000 toneladas.

Además de la desventaja de ser muy dependiente de recursos extranjeros, la inminencia de la entrada de Alemania en un nuevo conflicto fue una presión para las inversiones alemanas en el exterior. Otro objetivo, más oculto, era buscar un lugar para una posible base naval.

El 17 de diciembre de 1938, la expedición a Nueva Suabia salió en secreto de Hamburgo hacia la Antártida a bordo del MSSchwabenland (Suabia), un carguero capaz de transportar aviones que fue adaptado para la expedición antártica en el otoño de 1938 en los astilleros de Hamburgo.

El barco contaba además con una estación meteorológica. La expedición tenía 33 miembros, además de la tripulación del Schwabenland, compuesta por 24 personas. 

El 19 de enero de 1939 la nave llegó a la Costa de la Princesa Marta en la Tierra de la Reina Maud, estableció una base temporal y comenzó a realizar un reconocimiento cartográfico de la región. En las semanas siguientes se realizaron quince vuelos a bordo de dos hidroaviones de 10 toneladas sobre un área de unos 600.000 kilómetros cuadrados. El resultado fueron más de 16.000 fotografías aéreas.

Para afirmar la reivindicación alemana sobre Nueva Suabia, se colocaron tres banderas a lo largo de la costa y trece marcas más fueron colocadas en el interior. Esas marcas eran postes de aluminio con una esvástica en la parte superior, que fueron probadas previamente en el glaciar Pasterze, en Austria. También hubo un equipo de reconocimiento a lo largo de la costa, con el objetivo de registrar la geografía de la zona. La expedición también avistó por aire la presencia de fuentes termales con vegetación en el oasis Schirmacher.

El lugar forma parte de la falla geológica del Atlántico y fue nombrado en honor del capitán Richardheinrich Schirmacher que dirigió el vuelo poco antes de la partida del MS Schwabenland hacia Alemania. En su viaje de retorno hicieron estudios oceanográficos cerca de la isla Bouvet y de Fernando de Noronha, arrivando a Hamburgo el 11 de abril de 1939.

Dos expediciones más fueron programadas para 1939-1940 y 1940-1941. Se esperaba que éstas buscasen más territorios para la pesca de ballenas y, sobre todo, que sirviesen para ampliar la zona reclamada por Alemania en el continente.

La segunda expedición también incluiría algunas expediciones militares, que investigarían, probablemente, la viabilidad del establecimiento de bases navales con las que Alemania pudiese controlar el océano Atlántico sur y el océano Índico junto con el paso de Drake. Ambos proyectos fueron aparentemente cancelados por el estallido de Segunda Guerra Mundial.


Hay quienes dicen que algunos de los OVNIs que han sido vistos por todo el mundo desde después de la Segunda Guerra Mundial pueden ser armas secretas fabricadas por el III Reich.

 Muchos de los extraños objetos voladores avistados desde 1945 corresponderían en realidad a modelos de aeronaves diseñadas en su tiempo por los nazis y mejoradas probablemente durante estos años en el interior de bases secretas.

Según ciertas informaciones, durante la guerra y en las cercanías de una ciudad bávara, en Alemana, se observó como una nave espacial se aproximaba volando a poca altura.

 Su tamaño, algo menor que el propio de una avioneta corriente, emitía un sonido silbante. En su parte baja presenta tres cúpulas semiesféricas y un punto azul oscuro. También se distinguía una esvástica con ángulos rectos. La nave, en su conjunto, resultaba bastante voluminosa y provocaba una sensación inquietante.

La extraña aeronave descendía y tomaba tierra en una zona desierta, quedando iluminada suficientemente como para permitir observar con detalle tres cúpulas inferiores asentadas sobre sendos cilindros que servían de apoyo. El aparato no tenía ventanas, sino dos pequeños orificios enrejados. El disco volante estaba rodeado de extrañas placas metálicas en forma de palas de turbina. Tanto en las tres cúpulas inferiores como en la parte superior de este aparato se veían unas estructuras que semejan tubos salientes. 

El aparato tenía un diámetro de entre ocho y veinte metros y presentaba un aspecto temible. Unas semanas más tarde muchas personas afirmaban haber visto OVNIs en aquella misma zona bávara. Podemos considerar, pues, que se trataba del mismo aparato o de otros similares. Quizá sea éste, simplemente, un testimonio más sobre OVNIs, entre tantos otros, pero existen algunas singulares coincidencias entre los primeros avistamientos de platillos volantes y la fabricación de extrañas y secretas armas por los nazis al final de la Segunda Guerra Mundial. Coincidencias que podrían explicar el avistamiento antes relatado.

La primera referencia sobre platos voladores nazis se puede ver en una serie de textos del experto en turbinas italiano, Giuseppe Belluzzo. El científico alemán Rudolph Schriever admitió haber desarrollado platillos voladores durante el período nazi. 

El ingeniero aeronáutico Roy Fedden remarcó que la única maquinaria capaz de aprovechar las capacidades atribuidas a los platos voladores, era aquella diseñada por los alemanes cerca del final de la guerra. Fedden agregó también que los alemanes estaban trabajando en proyectos aeronáuticos muy inusuales, aunque no se explayó más en el asunto. 

Estos mitos fueron inspirados probablemente por el histórico desarrollo alemán del avión de reacción Me 262, el misil dirigido V1 y el misil balístico V2, que formó la base de los primeros programas espaciales y de misiles de la Unión Soviética y de los Estados Unidos.

Louis Pauwels y Jacques Bergier, en su libro “El retorno de los Brujos”, escrito en 1967, hicieron una espectacular revelación acerca de la Sociedad Vril de Berlín. Muchos años después, Jan van Helsing, Norbert-Jürgen Ratthofer y Vladimir Terziski ampliaron su investigación, relacionando la sociedad Vril con los OVNIs. Entre otras cosas, escribieron que la sociedad había contactado a través de la médium Maria Ostich, con una raza alienígena, dedicada a crear naves espaciales.

En compañía con la Sociedad Thule y el Partido Nazi, desarrollaron una serie de prototipos de platos voladores. Tras la derrota nazi, la sociedad se retiró supuestamente a una base en la Antártida y desapareció. Un punto importante es que ésta Sociedad Vril se relaciona con el wotanismo de Guido von List, con la sociedad Thule, con varias “religiones” paganas de la Europa antigua, con el ocultismo, así como con las SS Anherbe y su castillo de Wevelsburg.




El Wotanismo (nombre derivado de Wotan, término tradicional germánico utilizado para el nombre de Odín) es una religión especulativa en el plano del la aproximación al concepto de genetismo pagano. La religión wotanista contiene elementos de las tradiciones paganas germánicas con características procedentes del misticismo germánico, del misticismo nazi y con una doctrina teológica y cosmológica dualista de origen pagano.

Terziski, un ingeniero búlgaro autoproclamado presidente de la Academia Americana de Ciencias Disidentes, afirma que los alemanes colaboraron en su investigación de aviación avanzada con las otras potencias del eje, Italia y Japón y que continuaron el desarrollo tras la guerra, desde Nueva Suabia.

Él dice que los alemanes alunizaron aproximadamente en 1942 y establecieron una base subterránea en la Luna. Cuando los rusos y los estadounidenses llegaron secretamente a la Luna en la década del ’50, dice Terziski, estuvieron en esta base que aún funcionaba. Según Terziski, “hay una atmósfera, agua y vegetación en la Luna“. 

Por esto la NASA oculta y excluye al tercer mundo de la exploración lunar. Terziski ha sido acusado de fabricar la evidencia fotográfica y los videos. En 1978, Serrano, un diplomático chileno y simpatizante nazi, publicó “El Cordón Dorado”, en donde afirmaba nada menos que Adolf Hitler era un avatar de Vishnú y estaba en contacto con dioses hiperbóreos en una base subterránea en la Antártida. Serrano predijo que Hitler llevaría una flota de OVNIs desde su base para establecer el IV Reich.

En 2006 el escritor Felipe Botaya escribió la novela de ficción “Antártida 1947”, relacionada a lo acaecido en la operación Highjump, la mayor ofensiva militar llevada a cabo por Estados Unidos contra una supuesta base militar alemana en la Antártida en 1947.

 El autor de la novela se ampara en varias circunstancias: lo relacionado con la operación Highjump sigue siendo material clasificado, hay muchas incógnitas oficiales sobre el tema y, además, a raíz de todo esto se formó toda la campaña orquestada para dar salida a la luz pública el fenómeno OVNI.

Otra fuente en la que parece se inspiraron los ocultistas nazis es en una serie de textos antiguos, escritos en sánscrito. En efecto, la cultura de la India, rica en textos antiguos, describe naves voladoras de formas diferentes, colores y tamaños a las cuales llaman Vimanas. Ejemplos de estos textos son el Mahabaharata, el Ramayana, el Bhagavad Gita, el Kiratarjuniya y el Samarangana Subtrahara (escritos antes del 3.000 a.C).

Según ellos, en la India, algunos milenios antes de Jesucristo, existieron vehículos voladores, denominados Vimanas o Pushpaka, donde las personas que se montaban en ellos podían volar hacia los cielos y dirigirse a las estrellas y a mundos lejanos, para luego retornar a La Tierra.

En el Ramayana podemos leer: “… Un hombre puede utilizar esta nave para trasladarse de forma maravillosa y cubrir grandes distancias en el cielo. También con esos métodos se puede construir una Vimana grande como un templo. Debe haber cuatro depósitos de mercurio en su interior. 

Cuando son calentados por medio de un fuego controlado, el vimana desarrolla un poder de trueno por medio del mercurio. Si este motor de hierro, con uniones adecuadamente soldadas, es llenado de mercurio y el fuego se dirige hacia la parte superior, desarrolla una gran potencia, con el rugido de un león e inmediatamente se convierte en una perla en el cielo …“.

En estos vehículos voladores las personas que se montaban en ellos podían volar hacia los cielos y dirigirse a las estrellas y a mundos lejanos, para luego retornar a la Tierra.

Y en el Mahabaharata leemos:“Los Vimanas eran máquinas volantes que tenían la forma de una esfera y navegaban por los aires por el efecto del mercurio que provocaba un gran viento propulsor. Los hombres alojados en los Vimanas pueden recorrer grandes distancias en un tiempo maravillosamente corto.

Danava era el disco destructor que poseía armas terribles lanzando relámpagos de fuego espantosos y capaces de destruir las ciudades. Cukra, a bordo de su Vimana de gran potencia lanzó sobre la ciudad un único proyectil cargado con la potencia de todo el Universo. 

Una humareda incandescente, semejante a diez mil soles se elevó en todo su esplendor. Se levantó un viento terrible, la naturaleza enloqueció y el sol giró sobre sí mismo. Los enemigos caían como briznas de hierba destruidas por las llamas, hervían las aguas de los ríos y los que se lanzaron en busca de salvación murieron sin remedio. Ardían los bosques. Caballos y elefantes corrían desesperados entre el fuego. Cuando el viento disipó la humareda de los grandes incendios, se vieron millares de cuerpos calcinados por el rayo terrible”. Este “rayo terrible” aparece como el “Arma de Brahma“.

Asimismo tenemos otro libro llamado Samarangana Subtrahara. Este escrito, dedica nada más y nada menos que 250 versículos a hablarnos de estas extrañas naves.

En este libro, descubierto en la India por un grupo de investigadores ingleses en 1908 y cuyo nombre hindú traducido a nuestro idioma sería, “Tratado de Aeronáutica”, se divide en varios capítulos, construcción, mecánica de motores, energía de motores, estrategia o planes de vuelo:

 “El secreto de la fabricación de los Vimanas no puede ser desvelado, y esto no es por ignorancia, sino porque los detalles de la construcción deben mantenerse en el mayor secreto para impedir que alguien pueda fabricar un Vimana con fines perversos.

El cuerpo del Vimana debe ser fuerte y duradero pero de material liviano como un pájaro volador. Por medio de la potencia graduada del mercurio se pone en movimiento el torbellino impulsador del carro aéreo. 

Un solo hombre puede viajar de manera maravillosa y ascender muy alto por los cielos. Puede construirse un Vimana tan grande como el “Templo de la Divinidad”: para ello, hay que utilizar cuatro depósitos de mercurio en la parte inferior, una vez calentados estos, puede desarrollarse por medio del fuego controlado, una potencia equivalente al rayo.




Muy pronto el Vimana asciende convirtiéndose en una perla en el cielo. Por medio de los Vimanas los hombres pueden ascender a los cielos y los seres del cielo pueden descender a la Tierra“.

Finalmente en el Bhagavad Gita encontramos que el conocimiento del Universo, no era un secreto para los tripulantes de los vimanas. Según el Bhagavad Gita:”… Existen infinidad de universos e infinidad de planetas dentro de cada universo, y cada planeta está lleno de diferentes variedades de población ...”.

La propulsión se realizaba mediante mercurio, unido a técnicas vibratorias de determinados sonidos capaces de desencadenar poderosas energías y, tal y como se describe en elVymaanica-Shaastra, los pilotos eran preparados para volar, para obtener imágenes en vuelo de los “carros voladores” enemigos, escuchar sus conversaciones y técnicas capaces de hacer perder el conocimiento a sus pilotos.

¿Alguien ha pensado por qué los avistamientos modernos de OVNIs empezaron a producirse a partir de 1947 y no antes?

Fue exactamente el 24 de Junio de 1947 a las 2 de la tarde cuando el experimentado piloto norteamericano Kenneth Arnold, miembro de la organización de seguimiento y rescate “Airafox”, mientras volaba con su avioneta desde Chelalis a Yakima, en el estado de Whashinton, con la intención de encontrar un avión militar accidentado, avistó cerca del Monte Rainer una formación de extrañas aeronaves circulares que le parecieron “como platos deslizándose sobre el agua“. 

Fue así como se acuñó el término “platillo volante“. Kenneth calculó su velocidad en 2.400 km/h, una velocidad desconocida en 1947. Y precisamente fue en 1947 cuando parece que los aliados lanzaron su fallida Operación Highjump contra las bases del Tercer Reich en la Antártida. También es en 1947 cuando curiosamente se funda la CIA.

La Segunda Guerra Mundial terminó en 1945, y dos años después empezaron a sucederse sin interrupción hasta la actualidad avistamientos de Objetos Voladores No Identificados, llamados UFOs en inglés, que hacen maniobras imposibles para los aviones convencionales, como cambiar su dirección de vuelo en ángulo recto o pasar del reposo a una velocidad enorme en un instante. Aunque la historia, desde la antigüedad, está llena de avistamientos OVNI, durante el siglo XX no se habían notificado tantos avistamientos antes de la Segunda Guerra Mundial.

El Tercer Reich fue para Alemania una época de progreso en todos los campos científicos y tecnológicos: Alemania poseía los autos más rápidos, los aviones más veloces y de mayor autonomía de vuelo, la primera televisión (durante los Juegos Olímpicos de 1936), la industria farmacéutica más pionera, etc.

Pronto volaron los primeros aviones a reacción Me-262 y los primeros misiles de largo alcance V2. Todo esto es conocido. Mucho menos conocida es otra tecnología que, por razones obvias, los alemanes del Reich mantuvieron en secreto y sobre la que los aliados, una vez tuvieron noticia de ella, mantuvieron el más absoluto silencio. 

Basándose en la filosofía ocultista del Tercer Reich (sociedades Thule y Vril), científicos hitlerianos habrían conseguido avances científicos (especialmente aeronáuticos y astronáuticos) de una magnitud inimaginable.

El conocimiento de misteriosos aviones circulares alemanes propulsados por motores anti-gravitacionales con el nombre en clave de “Vril” y “Haunebu”, que supuestamente fueron desarrollados no basándose en la técnica convencional, sino en una nueva técnica surgida de la filosofía ocultista y sus misteriosos contactos con supuestas avanzadas civilizaciones, ha sido siempre negado por las fuerzas aliadas.

Muchos podrán pensar que es imposible que los alemanes en tan corto espacio de tiempo desarrollaran tan fabulosa técnica, pero olvidan que no se basaron en los principios científicos clásicos, sino en la filosofía ocultista de las sociedades germánicas como Thule y Vril.

Así por ejemplo, el científico alemán Viktor Schauberger era un convencido defensor de la “implosión en lugar de explosión“.

Rechazaba el motor de explosión, pues éste se basa en la destrucción (explosión), pero la Creación divina es siempre constructiva.

Por lo tanto, una técnica basada en la destrucción es contraria a las leyes de Dios y puede denominarse como técnica satánica. 

En su lugar, proponía los motores de implosión. Éste es tan sólo un ejemplo de la filosofía de estos científicos. Gracias a la forma de pensar del Tercer Reich, los alemanes avanzaron en técnica en pocos años lo que los aliados no avanzarían en cien. El “Andromeda-Gerät” o “aparato Andrómeda” era una nave nodriza.

Desconocemos si llegó a construirse antes de terminar la Segunda Guerra Mundial; pero de no ser así se construyó en Nueva Suabia tras la guerra, con los planos y diseños previos. Tenía forma de cigarro de unos 130 metros de longitud; y esto coincide con la descripción de muchos pilotos de vuelo que dicen haber visto OVNIs con esa forma.

Los aliados los llamaban Foo-fighters y sus creadores alemanes “Kugelblitze” (“rayos-bola“) o “Feuerbälle” (“pelotas de fuego“). A partir de 1944, los pilotos aliados que sobrevolaban Alemania para bombardearla empezaron a reportar informes sobre extrañas bolas brillantes casi transparentes que se situaban junto a ellos y les acompañaban durante kilómetros. Según estos informes, no podían derribarlas, aunque las disparasen, y toda maniobra para despistarlas era inútil.

Mucho se ha especulado sobre la función de este arma antiaérea, pero al parecer interfería los sistemas eléctricos y los radares de los bombarderos aliados. En ocasiones, su presencia era tan molesta a los pilotos o les causaban tantos trastornos, que un bombardeo previsto tenía que ser suspendido y la escuadrilla de bombarderos regresaba a su base.

Los globos de fuego aparecen repentinamente, acompañan a los aviones durante kilómetros y, según revelan los informes oficiales, parecen estar controlados por radio desde el suelo.

Esos “globos de fuego” descritos por la prensa de la época son conocidos por los ufólogos como foo-fighter. Y, como queda claro, eran considerados por los pilotos aliados como algún tipo de arma secreta nazi. Se identifican los “foo” con un arma secreta anti radar: 

En el otoño de 1944, en Oberammenrgau, en la Baviera alpina, un centro experimental patrocinado por la Luftwaffe habría ultimado una serie de investigaciones relacionadas con aparatos eléctricos capaces de interferir en el funcionamiento de los motores, hasta un máximo de 30 m. de distancia, mediante la producción de intensos campos electromagnéticos. 

Averiando el circuito de ignición de los motores de un aeroplano se habría provocado infaliblemente la caída de éste.

Para convertir la invención en prácticamente eficaz, los técnicos alemanes se proponían, empero, triplicar por lo menos el radio de acción del arma, pero cuando el conflicto concluyó, los experimentos en tal sentido apenas habían sido esbozados. 

Entretanto, como producto derivado de estas investigaciones para su inmediato empleo bélico, otro centro, regido combinadamente por Albert Speer, ministro de armamentos y guerra, y por el Estado Mayor Técnico de las SS, había adaptado la idea del “estorbo radiofónico de proximidad” a la interferencia sobre los mucho más delicados y vulnerables aparatos electrónicos de los cazas nocturnos americanos.

Así había nacido una original máquina voladora, redonda y acorazada, más o menos semejante al caparazón de una gran tortuga. Se movería con un motor especial de reacción, también aplanado y circular, que recordaba como principio físico a la famosa eolípila de Herón y generaba un vasto halo de llamas muy luminoso. Por eso había sido llamada “Feuerball“. No llevaba armas ni pilotos. 

Teledirigida en el acto de despegar, seguía después automáticamente a los aparatos enemigos, atraída por sus llamas de escape y aproximándose a ellos sin chocar, lo cual bastaba para poner en estado crítico sus aparatos de radar. Herón de Alejandría (10–70 d. C.) fue un ingeniero y matemático helenístico, que destacó en Alejandría (en la provincia romana de Egipto); ejerció de ingeniero en su ciudad natal, Alejandría.




Este griego es considerado uno de los científicos e inventores más grandes de la antigüedad y su trabajo es representativo de la tradición científica helenista. Su mayor logro fue la invención de la primera máquina de vapor, conocida como eolípila o la Fuente de Herón.

Si efectivamente el Tercer Reich nunca fue completamente destruido y subsiste actualmente oculto, no podría hablarse en absoluto de que el Reich perdiera la guerra. El propio Hitler había declarado: “En esta guerra no habrá vencedores ni vencidos, tan sólo muertos y supervivientes“.

Las razones que los autores del hitlerismo esotérico apuntan para que Alemania no venciese en la guerra a pesar de esta sofisticada tecnología son varias: El desarrollo de esa tecnología llegó demasiado tarde, más bien entre 1944 y 1945, y no se pudo llegar a emplear militarmente.

 Ciertamente disponían de esa tecnología, pero no se llegó a tiempo a la fabricación masiva. Los OVNIs de Hitler ciertamente eran muchísimo más veloces que cualquier avión existente, pero esto no bastaba. Se mostraron, al menos en esa fecha, no aptos como aeronaves de caza. Por alguna razón, los alemanes del Reich vieron la guerra materialmente perdida y decidieron replegarse, esperar un momento futuro en que la victoria del Reich fuese tan segura como contundente.

No puede descartarse que poco antes del fin de la guerra se llegase a fabricar una limitada serie de platillos Haunebu II. Ésta posibilidad es apoyada por las numerosas fotos de OVNIs tras 1945, que tienen un asombroso parecido con el modelo Haunebu II.

¿Consiguieron los aliados esta prodigiosa tecnología como parte del botín de guerra? Todo parece indicar que no, ya que sería impensable que los nazis alemanes fueran capaces de desarrollar semejante tecnología para luego dejarla caer en manos aliadas. Los científicos alemanes responsables del desarrollo de esta tecnología y todos sus creaciones habían desaparecido de Alemania para cuando la guerra terminó.

Así por ejemplo, el terreno de la firma Arado en Brandenburgo, supuestamente empleado por la Vril-Gesellschaft, fue completamente dinamitado y no quedó nada. Según parece, los alemanes dejaron a propósito señuelos para despistar y distraer a los aliados.

 Estos señuelos eran flamantes proyectos aeronáuticos del Tercer Reich, así como científicos como Werner von Braun (gracias al cual los americanos lograrían realizar el programa Apolo y llegar a la Luna), pero estaban basados en la técnica convencional (motores de propulsión a reacción o de hélice, a lo sumo).

La técnica antigravitacional fue puesta a salvo con antelación. Según algunos autores, los OVNIs de Hitler fueron escondidos en algún lugar de la Antártida, razón por la cual se pondría en marcha la Operación Highjump. Aun hoy hay gente convencida de que los nazis aun poseen una base de OVNIs y que los llevaron allí, desmontados, en submarinos.


Hay quienes afirman que los avistamientos OVNIs de la actualidad se deben a la actividad de los platillos alemanes, pilotados por pilotos nazis.

También han sido muchos los autores que sostienen que los alemanes del Reich hace muchos años que poseen una base en la Luna. Disponiendo de semejantes astronaves, no es ningún problema para ellos alcanzar la Luna o Marte.

Los OVNIs del Reich no tienen que preocuparse de llevar miles de toneladas en combustible líquido, ni del costo, como los programas espaciales de la NASA.

Durante la misión Apolo 11 a la Luna, sus tripulantes mantuvieron una conversación con el centro de control en Houston, casualmente captada por unos radioaficionados que escuchaban un “canal reservado“, que revela que tuvieron un encuentro con aeronaves “muy superiores en tamaño y tecnología a las nuestras“. Según estos autores, la Luna estaría en manos de los alemanes nazis, razón por la cual los norteamericanos no han vuelto a ella, ya los nazis les han prohibido poner pie en la Luna. 

Un informe vienés se refiere también a extrañas fotografías de OVNIs tomadas desde naves espaciales… A una nave tipo Haunebu-3 aproximándose desde la Luna a la Tierra…, a una enorme y extraña letra “S” trazada sobre el suelo lunar… ¿Podría –se pregunta el informe– ser la inicial del término militar alemán Stützepunkt o “punto de apoyo”?

 Tal vez es por ello que ahora la NASA dice con cierto tono de desprecio que “la Luna ya no constituye un objetivo interesante para la Agencia Espacial“. La NASA declara que se interesa más por Marte, donde según autores como Jan Udo Holey o Hans Altmann también los alemanes están establecidos en construcciones subterráneas desde hace decenios. Los repetidos fracasos de la NASA en Marte tendrían su explicación en la actuación de estos astronautas nazis. Parece ciencia ficción, pero…..

El 14 de diciembre de 1944, medio año antes de que los alemanes se rindieran, el prestigioso periódico estadounidenseNew York Times daba así la primera noticia sobre OVNIs del siglo XX: “Los platillos volantes son un arma secreta. Una nueva arma alemana que ha aparecido en el frente occidental alemán. Hoy nos informan sobre ello nuestros pilotos de la USAF, afirmando que en los cielos de Alemania han aparecido unas ‘bolas de plata’ voladoras, que se han visto aisladas o en formaciones. Algunas parecían ser prácticamente transparentes”. Con el paso del tiempo, el avistamiento de naves impulsadas por energía antigravitacional se haría cada vez más frecuente.

Los testimonios se multiplicaron, especialmente tras la capitulación del Reich alemán, y muchos de ellos hacían referencia a hechos acontecidos en los espacios aéreos del norte de Europa. Las noticias hablaban de OVNIs de fabricación alemana. Se comentaban, sobre todo, los avistamientos de “abundantes formaciones” de los que, entonces aún, se denominaban “grandes cohetes”, nombre con el que se definía a los “aparatos voladores desconocidos y producidos por la industria armamentística alemana”. 

 Especialmente numerosos fueron los testimonios de avistamientos procedentes de Escandinavia, donde se instalaron varias y poderosas guarniciones alemanas que permanecieron allí hasta el final mismo de la guerra, ya que nunca resultaron directamente atacadas y vencidas por los aliados. En 1947, reaparecieron informes aislados, aunque con menor asiduidad. Sin embargo, pasados unos años los avistamientos habrían de aumentar tanto en frecuencia como en número y variedad. ¿Qué secreto se oculta tras estos avistamientos?

Hoy se especula a menudo sobre la forma de encontrar y utilizar energías “alternativas” que palien la destrucción del medio ambiente provocada por la energía explosiva, los gases tóxicos, los residuos letales, etc.

 Pero lo cierto es que en aquellos tiempos ya se hablaba de que los alemanes trataban de hallar una “nueva ciencia”, una “técnica diferente y renovadora” con la que sustituir los motores de explosión, considerados destructivos en los círculos esotéricos del III Reich, por otros de implosión, cuya nocividad es nula. 

Aquellas investigaciones se basaban principalmente en la levitación electrogravitacional y la propulsión por “terriones” (fuerzas cósmico-telúrico-terrestres), en las que, según parece, se encontraba el núcleo de esa “otra técnica”, que distanció la cosmovisión nazi de las demás, en un intento de proporcionar al III Reich una total independencia de “materias primas” –inaccesibles de otro modo– y energía abundante, barata y no contaminante.

De hecho, y según se asegura, “los departamentos de investigación U-13 y E-4 de la SS trabajaban febrilmente para realizar y perfeccionar esas tecnologías, inconcebibles para la mayoría del pueblo y para el resto de la humanidad”. Un buen ejemplo de este trabajo serían las “peonzas voladoras Haunebu” de Víctor Schönberger, que funcionaban ya con fuerzas de levitación no contaminantes ni generadoras de ruidos.

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