jueves, 20 de diciembre de 2018

¿ Que es el Mapa Espacial Sumerio ? (I)

Resultado de imagen de Mapa Espacial SumerioTexto extraído de EL 12º PLANETA - El primer libro de “Crónicas de la Tierra”

por Zecharia Sitchin  1976

Nunca sabremos si, dentro de quién sabe cuántos años o siglos, alguien, en otro planeta, encontrará y comprenderá el mensaje que se puso en la placa del Pioneer 10.

Del mismo modo, quizás se considere absurdo esperar que encontremos en la Tierra una placa similar, pero al revés, una placa que diera información a los terrestres sobre la localización y el rumbo del Duodécimo Planeta.

Y, sin embargo, tan extraordinaria evidencia existe.

Esta evidencia está en una tablilla de arcilla que se encontró en las ruinas de la Biblioteca Real de Nínive. Como otras muchas tablillas, es, indudablemente, una copia asiria de una tablilla sumeria anterior.

 A diferencia de las demás, es un disco circular; y, aunque algunos signos cuneiformes que hay en ella se han conservado excelentemente bien, los pocos expertos que se tomaron el trabajo de descifrarla terminaron diciendo de ella que era «el más desconcertante documento mesopotámico».




En 1912, L. W. King, posteriormente conservador de las antigüedades asirías y babilonias del Museo Británico, hizo una meticulosa copia del disco, que está dividido en ocho segmentos.

En las partes no deterioradas, aparecen formas geométricas que no se han visto en ningún otro objeto antiguo, diseñadas y dibujadas con considerable precisión.

Entre ellas hay flechas, triángulos, líneas de intersección e, incluso, una elipse -una curva geométrico-matemática que, con anterioridad al descubrimiento, se creía que no conocían en la antigüedad.

La inhabitual y desconcertante placa de arcilla se puso por primera vez ante la mirada de la comunidad científica en un informe presentado ante la British Royal Astronomical Society el 9 de Enero de 1880. R. H. M. Bosanquet y A. H. Sayce, en uno de los primeros discursos que se hicieron sobre «La Astronomía Babilonia», se refirieron a ella como un planisferio (la reproducción de una superficie esférica en una mapa plano), y anunciaron que algunos signos cuneiformes de la placa «sugieren medidas... parecen tener algún significado técnico»

.Los muchos nombres de cuerpos celestes que aparecen en los ocho segmentos de la placa dejan claro su carácter astronómico.

Pero Bosanquet y Sayce estaban especialmente intrigados con los siete «puntos» de uno de los segmentos.

 Decían que quizás representaran las fases de la Luna, si no fuera por el hecho de que los puntos aparecían a lo largo de una línea donde se citaba a «la estrella de estrellas» DIL.GAN y a un cuerpo celeste llamado APIN.

«No cabe duda de que esta enigmática figura es susceptible de una explicación sencilla», decían. Pero sus esfuerzos por dar esa explicación no fueron más allá de la lectura correcta de los valores fonéticos de los signos cuneiformes y la conclusión de que el disco era un planisferio celeste.

Cuando la Royal Astronomical Society publicó un esbozo del planisferio, J. Oppert y P. Jensen avanzaron algo más en la lectura de los nombres de alguna estrella o planeta.

En 1891, el Dr. Fritz Hommel, en un artículo publicado en una revista alemana («Die Astronomie der Alten Chaldaer»), llamó la atención sobre el hecho de que cada uno de los ocho segmentos del planisferio formaba un ángulo de 45 grados, por lo que llegó a la conclusión de que en la tablilla se representaba un barrido total del firmamento -los 360 grados de los cielos.

Y sugirió también que el punto focal marcaba alguna situación «en los cielos babilonios».

Así quedó el tema hasta que Ernst F. Weidner, en un artículo publicado en 1912 (Babyloniaca: «Zur Babylonischen Astronomie») primero, y después en su principal libro de texto Handbuch der Babylonischen Astronomie (1915), analizó exhaustivamente la tablilla, sólo para concluir que no tenía sentido.

Su desconcierto vino provocado por el hecho de que, mientras las formas geométricas y los nombres de las estrellas o planetas escritos dentro de los distintos segmentos eran legibles o inteligibles (aun cuando su significado y propósito no estuvieran claros), las inscripciones a lo largo de las líneas (que discurren en ángulos de 45 grados entre sí), simplemente, no tenían sentido.




 Constituían, invariablemente, una serie de sílabas repetidas en la lengua asiría de la tablilla. Iban, por ejemplo, así: Lu bur di lu bur di lu bur diBat bat bat kash kash kash kash alu alu alu alu

Weidner llegó a la conclusión de que la placa era tanto astronómica como astrológica, utilizada como tablilla mágica para exorcismos, al igual que otros textos donde aparecían sílabas repetidas. Con esto, se perdió cualquier interés posterior en una tablilla única.

Pero las inscripciones de esta tablilla muestran un aspecto totalmente diferente si probamos a leerlas no como signos lingüísticos asirios, sino como palabras silábicas sumerias; pues resulta difícil dudar de que esta tablilla es una copia asiria de un original sumerio anterior.

Si observamos uno de los segmentos (al que podríamos dar el número I), sus sílabas sin sentido adquieren, literalmente, pleno significado si utilizamos el valor sumerio de estas palabras silábicas. 

Na na na na a na a na un (a lo largo de la línea descendente) Sha sha sha sha sha sha (a lo largo de la circunferencia)Sham sham bur kur Kur (a lo largo de la línea horizontal)Lo que se nos revela aquí es un mapa de ruta qu e marca el camino por el cual el dios Enlil «iba por los planetas», acompañado por algunas instrucciones de funcionamiento.

La línea inclinada a 45 grados parece indicar la línea de descenso de la nave espacial desde un punto que está «alto alto alto alto», a través de «nubes de vapor» y una zona inferior en la que no hay vapor, hacia el punto del horizonte, donde los cielos y el suelo se encuentran. 

En los cielos cercanos a la línea horizontal, las instrucciones a los astronautas cobran sentido: se les dice «preparen preparen preparen» sus instrumentos para la aproximación final; después, cuando se acercan al suelo, los «cohetes, cohetes» se encienden para detener la nave que, según parece, se elevaría («remontar») antes de alcanzar el punto de aterrizaje, dado que tenía que pasar por encima de terrenos altos o escabrosos («montaña montaña»).

La información que nos proporciona este segmento pertenece, claramente, a un viaje espacial del mismo Enlil. En este primer segmento, se nos da un esbozo geométrico preciso de dos triángulos conectados por una línea que gira en ángulo. 

La línea representa una ruta, pues la inscripción afirma con claridad que el esbozo muestra cómo «la deidad Enlil iba por los planetas».

El punto de salida es el triángulo de la izquierda, que representa las partes más alejadas del sistema solar; la zona objetivo está a la derecha, donde todos los segmentos convergen hacia el punto de aterrizaje.




El triángulo de la izquierda, que aparece con la base abierta, se parece a un conocido signo de la escritura pictográfica de Oriente Próximo; su significado se puede interpretar como «el dominio del soberano, el país montañoso».

 El triángulo de la derecha viene identificado por la inscripción shu-ut il Enlil («Camino del dios Enlil»); este término, como ya sabemos, identifica a los cielos septentrionales de la Tierra. La línea angulada, por tanto, conecta lo que creemos que debió ser el Duodécimo Planeta -«el dominio del soberano, el país montañoso»- con los cielos de la Tierra.

La ruta pasa entre dos cuerpos celestes -Dilgan y Apin.

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