lunes, 16 de julio de 2018

¿Qué hay detrás del misterioso Conde de Saint Germain? (I)

El escritor norteamericano William Bramley ha trabajado en investigaciones que intentan desentrañar parte del enigma que rodea al misterioso conde de Saint Germain. En la elaboración de este artículo me he basado en gran parte en dicha información.

El conde de Saint Germain (¿1696-1784?) fue un enigmático y polifacético personaje, descrito cómo cortesano, aventurero, inventor, alquimista, pianista, violinista y compositor aficionado, conocido por ser una figura recurrente en varias historias de temática ocultista.

Algunas fuentes citan que, en realidad, el famoso sobrenombre francés proviene del latín Sanctus Germanus, es decir, Santo Hermano.

Y, aunque no se sabe ni cuando ni donde nació, lo más probable es que fuera el 26 de mayo de 1696 en un castillo de los Montes Cárpatos, hijo del último rey transilvano Ferenz II Rakoczy y su primera esposa Teleky. A pesar de ello, su muerte está registrada el 27 de febrero de 1784 en Eckerförde (Prusia). Su historia está escrita en “La santísima trinosofía”.

El conde de Saint Germain fue una figura controvertida en las intrigas de la Europa del siglo XVIII. Desde su supuesta muerte reportada en 1784, ha habido en algunos una tendencia a divinizarlo y en otros a tratarlo de charlatán. Ninguna descripción parece reflejar con precisión lo que fue verdaderamente.





Se desconocía el origen de su fortuna, su nacionalidad y si tenía esposa e hijos. Era un hombre muy educado, elegante y noble. También aseguraba haber sido iniciado en la Soberana Orden de los Caballeros de Malta, donde estudió alquimia y magia negra.

Como supuestos miembros de los Caballeros de Malta, actuales o antiguos, se mencionan a George H. W. Bush, el Rey Juan Carlos de España, J. Edgar Hoover o David Rockefeller, entre otros. El conde de Saint Germain hablaba a la perfección francés, inglés, italiano, chino, árabe y sánscrito.

También tenía vastos conocimientos sobre política, artes, ciencias, poesía, medicina, química, música y pintura. No permanecía mucho tiempo en un lugar y viajaba constantemente por toda Europa, cuando se cansaba iba al Tíbet, África o Turquía.

Se cuenta, además, que era ambidextro. El peculiar conde de Saint-Germain llevó una vida muy movida por las cortes reales de la Europa del siglo XVIII. Algunos creen que sigue todavía vivo… Hacia finales del año 1745, Londres fue asaltada por la «fiebre de los espías».

Fue el año en que el joven pretendiente, príncipe Carlos Eduardo Estuardo, desencadenó su rebelión de los jacobitas en un intento de recuperar el trono británico para su padre. A pesar de que la causa jacobita había sido derrotada, se temía que los conspiradores jacobitas y sus simpatizantes franceses pudiesen estar ocultándose en Londres.

Uno de los sospechosos fue arrestado en noviembre y acusado de estar en posesión de cartas que apoyaban a los Estuardo. Muy indignado, sostuvo que aquella correspondencia le había sido «endosada» y, sorprendentemente, se le creyó y fue liberado.

Comentando el caso en una carta dirigida a sir Horace Mann, Horace Walpole, escritor británico educado en Eton y en Cambridge, escribió: «El otro día detuvieron a un hombre extraño que se hace llamar conde de Saint-Germain. Ha estado aquí estos dos años, pero no dice a nadie quién es ni de dónde viene. Admite sin embargo que éste no es su verdadero nombre.

Canta y toca el violín magníficamente, está loco y no es muy sensato». El comentario de Walpole describe con gran acierto a uno de los personajes más extraños de la alta sociedad del siglo XVIII: un hombre al que el conde Warnstedt tildó de «charlatán, loco, atolondrado, pretencioso y timador», y al que su último mecenas, el príncipe Carlos de Hesse-Cassel, consideraba «quizás uno de los más importantes sabios que haya existido jamás».

El primero de los escasos datos históricos acerca del conde de Saint-Germain se remonta aproximadamente a 1740; un elegante hombre de unos 30 años comenzó a frecuentar los ambientes vieneses de moda. Su vestimenta llamó la atención en aquella época de moda colorista y fantasiosa, puesto que normalmente vestía de negro, con la única excepción de vaporosos cuellos y puños de lino blanco. La sobriedad de su vestimenta, sin embargo, contrastaba notablemente con el brillo de los diamantes que llevaba en los dedos, en la faltriquera del reloj, en la cajita de rapé y en la hebilla de los zapatos. Según informaciones posteriores, también llevaba puñados de diamantes sueltos en los bolsillos en lugar de dinero.

En Viena conoció al mariscal francés de Belle Isle, que había resultado seriamente herido durante una campaña en Alemania y estaba muy enfermo. No se sabe cuál era la naturaleza de su enfermedad, pero según el mariscal fue el conde de Saint-Germain quien le curó. Como agradecimiento se lo llevó a Francia poniendo a su disposición unos apartamentos y un laboratorio bien equipado.

Los hechos fundamentales de la vida del conde después de su llegada a París sí son bien conocidos, pero son los detalles que ignoramos los que confieren a su vida un misterio permanente. La leyenda empieza poco después de la llegada del conde a París. Según las memorias de un escritor que escribía con el pseudónimo de «Condesa de B…», tituladas “Chroniques de l’oeil de boeuf”, una noche el conde acudió a una fiesta organizada por la anciana condesa Von Georgy, cuyo difunto marido había sido embajador en Venecia por los años 1670.

Al oír que anunciaban al conde, la condesa dijo que recordaba el nombre de cuando ella estuvo en Venecia. “¿Acaso el padre del conde estuvo allí por aquella época?” “No, contestó el conde, él mismo había estado allí, y se acordaba muy bien de la condesa: una hermosa y joven muchacha”. “Imposible”, replicó la condesa. El hombre que ella conoció entonces tenía por lo menos 45 años, aproximadamente la misma edad que el conde tenía en aquel momento. «Madame», dijo el conde sonriendo, «yo soy muy viejo».

 «Pero entonces usted debe tener casi 100 años», exclamó la condesa. «No es del todo imposible», replicó el conde, exponiendo algunos detalles que convencieron a la condesa, la cual exclamó: «Me ha convencido. Es usted un hombre sumamente extraordinario, un demonio». «¡Por el amor de Dios!», exclamó el conde con voz de trueno. «¡No pronuncie estos nombres!» Le sobrevino un temblor o calambre por todos los miembros del cuerpo, y abandonó la sala inmediatamente.

Muchas historias parecidas circularon y fueron creídas en los ambientes de moda franceses durante los primeros años en que el conde fue famoso. Afirmaba, por ejemplo, que había conocido íntimamente a la Sagrada Familia, que había asistido a las fiestas de las bodas de Caná, y que «siempre supo que Cristo tendría un mal final».

Sintió particular admiración por Ana, madre de la Virgen María, y había propuesto personalmente su canonización en el primer Concilio de Nicea en el año 325. En París el conde fascinó muy pronto al aburrido Luis XV y a su favorita, Madame de Pompadour. Quizás nunca se sepa la verdad acerca de sus dos años de estancia en Inglaterra antes de su arresto en 1745, pero es muy posible que se le hubiese confiado una misión secreta. A su regreso a Francia realizó para el rey varias gestiones políticas delicadas.

En 1760 el rey Luis envió al conde de Saint-Germain a La Haya como representante personal, con la misión de negociar un préstamo con Austria para ayudar a financiar la Guerra de los Siete Años contra Inglaterra. Mientras estaba en Holanda, el conde se enfrentó con su antiguo amigo Casanova, también embajador en La Haya, quien se esforzó, sin éxito, por desacreditarle en público. Sin embargo Saint-Germain se ganó también un enemigo más poderoso. El duque de Choiseul, ministro de Asuntos Exteriores del rey Luis, que descubrió que el conde había hecho sondeos con la intención de firmar la paz entre Inglaterra y Francia. El conde tuvo que escapar, primero a Inglaterra y luego a Holanda.

Durante dos o tres años vivió en Holanda bajo el nombre de conde de Surmont, dedicándose a recoger dinero para construir laboratorios en los que fabricaba pinturas y colorantes, tratando además de perfeccionar las técnicas de la alquimia, «el ennoblecimiento de los metales». Al parecer tuvo éxito, puesto que desapareció de Holanda con 100.000 florines aunque sólo para reaparecer en Bélgica, esta vez haciéndose llamar marqués de Monferrat. Allí, en Tournai, puso en marcha otro laboratorio antes de desaparecer de nuevo.

En el transcurso de los años siguientes se sucedieron las historias procedentes de varios lugares de Europa acerca de las actividades del conde. En 1768 apareció en Rusia, en la corte de Catalina. Turquía acababa de declarar la guerra a Rusia, y parece ser que su habilidad como diplomático y conocedor de la política francesa le ayudaron a mantenerse en buen lugar, puesto que al cabo de poco tiempo fue nombrado consejero del conde Alexéi Orlov, jefe de las Fuerzas Imperiales Rusas.

Como recompensa fue nombrado oficial del Ejército Ruso, eligiendo en esta ocasión un irónico alias: general Welldone (en inglés, general Bien-hecho). En este punto podría haberse establecido en Rusia y llevar una vida honorable y provechosa, pero después de la derrota de los turcos en Chesmé (1770) decidió partir.


En 1774, apareció en Nuremberg, intentando obtener fondos de Carlos Alejandro, margrave de Brandenburgo, para instalar otro laboratorio. Esta vez pretendió ser el príncipe Rákóczy, miembro de una familia de tres hermanos de Transilvania. Al principio el margrave estaba impresionado, especialmente cuando el conde Orlov visitó Nuremberg con ocasión de una visita de estado y abrazó al «príncipe» efusivamente.

Sin embargo, al hacer comprobaciones, el margrave descubrió la identidad de Saint-Germain. El conde no intentó nunca desmentir la acusación, pero consideró prudente emigrar, cosa que hizo en 1776. Aunque el duque de Choiseul afirmaba que Saint-Germain había trabajado como agente doble para Federico el Grande, una carta del conde de Saint-Germain a éste pidiéndole su mecenazgo no obtuvo respuesta. Sin perder los ánimos el conde se trasladó a Leipzig, presentándose ante el príncipe Federico Augusto de Brunswick como francmasón de cuarto grado.



Esta acción fue muy arriesgada, puesto que Federico Augusto era Gran Maestre de las Logias Masónicas Prusianas, pero al conde de Saint-Germain pocos podían comparársele como embustero y embaucador: por regla general sus historias de fondo soportaban un escrutinio detallado. Esta vez, sin embargo, no consiguió su propósito. El príncipe declaró que no era un masón, a lo que el conde replicó sin mucha vehemencia que sí lo era, pero que había olvidado todos los signos secretos.

En 1779, el conde de Saint-Germain fue a la última residencia que se le conoció, en Eckenförde (Schleswig), Alemania. Era un hombre viejo, probablemente de sesenta y tantos años, aunque como es natural pretendía ser mucho más viejo.

 Parte de su encanto superficial había desaparecido, y al principio no logró impresionar mucho al príncipe Carlos de Hesse-Cassel, pero muy pronto éste quedó cautivado, al igual que sus predecesores. Por esta época Saint-Germain, que según todos los indicios se había mostrado muy insolente respeto a la Iglesia Católica, tenía ideas marcadamente místicas. Al príncipe Carlos le dijo lo siguiente:

«Sé la antorcha del mundo. Si tu luz es únicamente la de un planeta, no serás nada a la vista de Dios. Reservo para ti un esplendor para el que la gloria del Sol es una sombra. Guiarás el camino de las estrellas, y los que gobiernen los Imperios deberán ser guiados por ti». Documentos de París muestran que el conde de Saint-Germain murió el 27 de febrero de 1784 en la residencia del príncipe Carlos, en Eckenförde. Fue enterrado allí, y su último mecenas le erigió un monumento funerario con la inscripción: «Aquel que se hacía llamar conde de Saint-Germain y Welldone, y del que no hay otras informaciones, ha sido enterrado en esta iglesia».

¿Estaba muerto de verdad el conde?

Hay pruebas de que se apareció a un cierto número de personas durante los años comprendidos entre 1784 y 1820 y algunos ocultistas creen que todavía está vivo. El misterio ha sobrevivido y se ha hecho más profundo durante los dos siglos transcurridos desde su supuesta muerte.

Las actividades de Saint Germain son importantes debido a que sus movimientos proporcionan un fascinante eslabón o conexión entre las guerras producidas en Europa, los niveles más profundos de la Hermandad de la Serpiente y la camarilla de príncipes alemanes, particularmente la Casa de Hesse. El primero de los muchos misterios atribuidos a Saint Germain es la circunstancia de su nacimiento. Muchos investigadores lo señalan como el vástago de Francis II, gobernante del una vez poderoso principado de Transilvania.

Transilvania, famosa en la literatura y el cine como origen del mítico vampiro humano, Drácula, se había unido a la dinastía de Hesse. Francis II de Transilvania se había casado con Carlota Amalia de Hesse-Reinfels que tenía 16 años de edad, en ceremonia realizada en la Catedral de Colonia en Alemania, el 25 de Septiembre de 1694. De esta unión salieron dos niños conocidos. Sin embargo, cuando se publicó el testamento de Francis II en 1737, fue mencionado un tercer hijo como beneficiario.

Se comprobó que este tercer hijo fue Leopoldo Jorge, hijo mayor heredero del trono de Transilvania. Leopoldo Jorge nació, bien en 1691 o en 1696, dependiendo de la teoría de su nacimiento que sea aceptada. Debido a la incertidumbre sobre la fecha de su nacimiento, no se sabe si fue hijo de Carlota de Hesse o de la primera mujer de Francis II. Lo que si parece cierto es que la muerte “prematura” de Leopoldo Jorge en 1700 fue simulada para salvarlo de las mortales intrigas que estaban por destruir la dinastía y poner fin a la independencia de Transilvania. Se cree que Leopoldo Jorge fue el Conde de Saint Germain.

Saint Germain, apareció primero en la sociedad europea en el año 1743 cuando tendría cuarenta años aproximadamente. Acerca de su vida se conoce muy poco antes de ese año. Un expediente sobre el misterioso Conde fue producido por orden del Emperador de Francia Napoleón III, quien reinó entre los años 1852 y 1870, pero desafortunadamente, todos los documentos fueron destruidos por el fuego que consumió la casa en la cual estaba almacenado el expediente. Esto resultó en una pérdida irreparable de información acerca de Saint Germain.

La propia reserva del Conde profundizó el misterio de su vida. La información que se pudo rescatar indica que Saint Germain fue educado para convertirlo en uno de los agentes políticos secretos más exitosos y activos de la Hermandad de la Serpiente en el siglo XVIII. De los años iniciales de la vida de Saint Germain, el líder de la Estricta Observancia, Karl de Hesse, escribió que Saint Germain había sido educado por el último de los Médicis cuando todavía era un infante.

El Duque de Médicis, como algunos Médicis más antiguos, había adoptado la filosofía mística prevaleciente en Italia en su tiempo, lo cual puede haber influenciado para que Saint Germain se involucrara profundamente con la red de la Hermandad cuando fue adulto. Mientras estuvo bajo el cuidado de los Médicis se cree que Saint Germain estudió en la Universidad de Siena.

La primera aparición documentada de Saint Germain en la sociedad europea sucedió en Inglaterra en el año 1743. En este tiempo, la causa Jacobita era muy fuerte y la invasión de Escocia en 1745 se llevó a efecto sólo dos años después. Durante esos dos años cruciales previos a la invasión, Saint Germain residía en Londres.

Sólo algunos vislumbres de su actividad eran disponibles por aquel tiempo. Saint Germain estaba dotado para la música y varias de sus composiciones musicales fueron interpretadas públicamente en el Haymarket Theatre a principio del mes de Febrero de 1745. Varios de sus tríos también fueron publicados por la compañía de editores musicales Walsh de Londres.

No obstante, las autoridades británicas no creían que Saint Germain estaba en Londres sólo para ejercer una carrera musical. En Diciembre de 1745, con la invasión de los Jacobitas en marcha, Saint Germain fue arrestado por los británicos bajo sospecha de ser un agente jacobita. Más tarde fue liberado cuando se le encontraron supuestas cartas de Carlos Eduardo, el líder de la invasión Estuardo. Horacio Walpolees escribió lo siguiente acerca del arresto: “… otro día ellos arrestaron a un extraño hombre, quien llevaba por nombre el Conde de Saint Germain.

Este había permanecido aquí esos dos años, no está claro quién es o de dónde es, pero profesa dos cosas muy maravillosas, la primera es que él no va con su nombre correcto, y la segunda es que nunca ha tenido algún trato o deseado tenerlo con mujer alguna, ni con una sucedánea o substituta. El canta, toca el violín maravillosamente, compone, es como loco y no muy sensible.”.

Después de su liberación, Saint Germain abandonó Inglaterra y pasó un año como huésped del príncipe Fernando von Lobkowitz, primer Ministro del Emperador Austríaco. La Guerra de Sucesión austriaca era intensa en estos tiempos y en ella tanto Austria como Inglaterra actuaban como aliados contra Francia y Prusia. Durante esta visita a Austria, Saint Germain fue presentado al Ministro de la Guerra francés Mariscal de Belle-Isle, quien, a su vez presentó a Saint Germain a la Corte francesa. Aquí hay una extraña secuencia de acontecimientos.

Tenemos a un hombre arrestado como sospechoso de ser enemigo de Inglaterra durante tiempo de guerra, quien inmediatamente después de su liberación fue a reunirse con un alto ministro de Austria, que era una aliada de Inglaterra. Durante esta permanencia, este mismo hombre estableció amistad con el Ministro de Guerra de Francia, que era enemiga de Austria. Los contactos políticos de Saint Germain en ambos lados de los combatientes de una guerra feroz eran verdaderamente notables. Lo que hizo Saint Germain en los tres años siguientes de haber abandonado Austria no se sabe con certeza.

Saint Germain reapareció en la sociedad europea otra vez en el año de 1749, en esta ocasión como huésped del rey Luis XV de Francia. Una nación católica como Francia apoyaba activamente a la causa jacobita en contra de los hannoverianos de Inglaterra.

Los Jacobitas es el nombre dado en Inglaterra después de 1688 a los partidarios de Jacobo II y de la Casa de los Estuardos. Jacobo II, hijo de Carlos I, nacido en 1633, fue rey de Inglaterra en 1685.

Príncipe autoritario y violento, se enajenó el sentimiento nacional inglés con su conversión al Catolicismo y su alianza con Luis XIV de Francia; destronado por Guillermo de Nassau, príncipe de Orange, murió en Francia en 1701. Su hijo, Jacobo Estuardo (1688-1766) llamado el Pretendiente o el Caballero de San Jorge, hizo varias tentativas infructuosas para reconquistar el trono. Francia también estaba involucrada en muchas intrigas extranjeras.

De acuerdo a una mujer de la corte francesa que posteriormente escribió de Saint Germain en sus memorias: “Desde 1749, el rey (Luis XV) lo empleó, (a Saint Germain) en misiones diplomáticas y este se defendió muy bien y honorablemente en ello”. El rey Luis había ganado fama como un arquitecto de la diplomacia secreta en el siglo XVIII. La aceptación de Saint Germain en la corte francesa y su trabajo para el rey de Francia como agente político es significativo por varias razones: esto señala el papel importante que los miembros de la Hermandad habían jugado en la creación y la operación de las redes de inteligencia nacional e internacional a través de la historia.

Como un católico, el rey Luis XV se adhirió a los decretos del Papa. El Papado era hostil a la masonería. En realidad y curiosamente, el Catolicismo romano y la francmasonería francesa son ambas facciones con sus orígenes en la Hermandad, la cual ha opuesto una a otra durante mucho tiempo. En 1737, Luis XV sacó un edicto prohibiendo a todos los súbditos francesas relacionarse con la francmasonería. Durante las siguientes décadas, el gobierno francés reprimió fuertemente a la francmasonería francesa con operativos policiales y encarcelamientos.

El edicto de Luis XV en el año 1737, fue seguido por una Bula Papal del Papa Clemente un año más tarde, la cual prohibía a los católicos de cualquier parte participar en o apoyar a la masonería, bajo amenaza de o pena de excomunión. Todavía no estaba aquí el Conde de Saint Germain, quien revelaría más tarde una larga vida involucrada con la Hermandad, residiendo como huésped del Rey.

La probable explicación basada en hechos conocidos de la vida de Saint Germain es que él no era tanto francmasón como un agente de la Hermandad. Es también improbable que el rey de Francia hubiese comprendido el papel de Saint Germain en la red de la Hermandad.

Las actividades de Saint Germain desde 1749 hasta 1755 son desconocidas. En 1755, hizo un segundo viaje a la India. Allá fue con el comandante inglés Robert Clive, quien había sido enviado para combatir a los franceses. La India era otro teatro de guerra que había que tratar con mucha atención.

El comandante Clive era un dirigente importante en el lado británico. Este viaje resaltó una vez más los importantes contactos políticos de Saint Germain y su habilidad para pasar de un lado a otro entre los líderes destacados en el campo de batalla.




Un biógrafo ha sugerido que el Conde puede que estuviese actuando como un agente secreto del rey Luis XV de Francia cuando viajó a la India junto con Clive, ya que cuando regresó en 1758 fue premiado con un apartamento en el Palacio Real Francés de Chambord. También se le dio facilidad en un laboratorio para sus experimentos químicos y alquímicos, en los cuales algunas veces participaba el mismo rey Luis XV. Saint Germain era de un carácter claramente multifacético y llamativo, más bien extravagante. Uno de los talentos que le dio fama fue su considerable conocimiento de Alquimia, mezcla de misticismo con química y que fue un elemento básico de la práctica rosacruz.

Saint Germain se convirtió en un tópico de chismorreo en la corte francesa debido a que declaraba poseer el Elixir de la Vida. Se decía que el elixir era una fórmula secreta con la cual se hace a la gente físicamente inmortal. Este era el mismo elixir que declaraban poseer los rosacruces europeos. Saint Germain puede que haya tenido una lengua algo ligera para decir algo y luego burlarse, cuando hizo el siguiente comentario, señalando al rey Luis XV dijo: “Señor, yo algunas veces me divierto no por hacer que crean esto sino por permitir que lo crean, que yo he vivido ya en tiempos pasados.

En 1760, Saint Germain dejó Francia y se fue para La Haya en Holanda. Este viaje fue realizado durante la cumbre de laGuerra de los Siete Años. Holanda era un país neutral durante este conflicto. Exactamente lo que Saint Germain estaba tratando de hacer en Holanda, hoy todavía es objeto de discusión. Después de declararse a sí mismo agente secreto del rey Luis XV, Saint Germain quiso y trató de lograr una audiencia con los representantes de Inglaterra en La Haya. Saint Germain declaró que él estaba allí para negociar una paz entre Inglaterra y Francia.

Sin embargo, el Ministro de Asuntos Extranjeros de Francia, el duque de Choiseul y el Embajador francés en Holanda, conde de Affry, no habían sido notificados por su rey acerca de los propósitos de la misión de Saint Germain. En consecuencia, el duque de Choiseul tildó de charlatán a Saint Germain y ordenó su arresto. Para evitar el arresto por las autoridades holandesas, Saint Germain se fue a Londres en el mismo año.

De Holanda fue ayudado a escapar por un amigo influyente, el conde de Bentinck, presidente holandés de comisarios diputados. Como resultado de la negativa de Luis XV para reconocer públicamente a Saint Germain como su agente, este no fue capaz de regresar abiertamente a la sociedad real de Francia hasta 1770, año en el cual su enemigo, el duque de Choiseul cayó en desgracia y fue removido del poder.

Saint Germain tenía una segunda y quizás más apremiante razón para hacer este viaje a Holanda. Una carta escrita el 25 de Marzo de 1760 por el príncipe de Galitzin, embajador ruso en Inglaterra, ofreció el siguiente relato íntimo de las actividades abortadas de Saint Germain en Holanda.

“Yo conozco al Conde de Saint Germain por su buena reputación. Este hombre singular ha estado residenciado por algún tiempo en este país, y yo, no sé si le gusta. Hay alguien aquí con quien parece que él  está en comunicación, y esta persona declaró que el objeto del viaje del Conde a Holanda es meramente por un negocio financiero.”.

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