sábado, 3 de noviembre de 2018

¿Existieron Realmente los Gigantes en la Antigüedad ? (I)

Después del Diluvio Universal, una raza de guerreros semidivinos habitó las tierras del Levante.

Eran llamados los Refaítas o Rephaim y se dedicaron a la defensa de las tierras occidentales y de las instalaciones espaciales anunnakis durante los inicios del tercer milenio antes de Cristo.

En este tiempo debieron su lealtad a los reyes de Mesopotamia, especialmente a Nannar-Sin, que era el legítimo dios de estas tierras.

Según “El Haggadah”, libro rabínico basado en la narrativa de los pasajes bíblicos: “Los descendientes de la alianza entre los ángeles y las mujeres Cananitas fueron los Gigantes, conocidos por su fuerza y su maldad. Ellos tienen muchos nombres; algunas veces conocidos como Rephaim”.

Por Levante se describe el Mediterráneo Oriental en general, pero puede ser utilizado como un término geográfico que denota una gran área en el Asia occidental formada por las tierras que bordean las costas orientales del Mediterráneo, más o menos limitada al norte por la Montañas Tauro, al sur por el desierto de Arabia, y al oeste por el Mar Mediterráneo, mientras que al este se extiende hacia los montes Zagros.




El Levante incluye actualmente Líbano, Siria, Jordania, Israel y los Territorios Palestinos y es equivalente a la zona histórica llamada Gran Siria. También, a veces, se incluyen Chipre, Sinaí e Irak..

En la mitología mesopotámica, Sin, Zuen o Nannar es el dios masculino de la Luna. Sin era su nombre en acadio y los sumerios lo conocían como Nannar. Es representado como un anciano con cuernos y barba, aunque principalmente con el símbolo de un creciente lunar. Su padre era Enlil y su número mágico era el 30.

Para los Hititas, Nannar/Sin era conocido como El, que era la cabeza de su panteón, y cuyos otros miembros prominentes eran su esposa Asherah (Ningal) y sus hijos Baal (Utu/Shamash) y Anat (Inanna/Ishtar). La palabra El también existe en hebreo dónde significa “dios”, viniendo del Acadio “ilu”.

Aparece en la Biblia y en algunos de los casos, esta palabra, en una Biblia supuestamente monoteísta, realmente pudiera referirse al dios AnunnakiNannar/Sin. Hay más todavía: la historia registra que un hijo del alto sacerdote de Sin/El, en su ciudad de Harran, bajó a la península árabe para comenzar allí un culto a su dios. Y se dice que probablemente fue entonces que el nombre de El podría haberse convertido en el Dios de los musulmanes.


Cuando sus ciudades en Transjordania y en otras partes fueron destruidas por los reyes del Este que las invadieron durante el siglo XXI a.C., los Refaítas abandonaron su lealtad a la legítima autoridad y se convirtieron en una fuerza guerrera independiente en las tierras occidentales. Entonces se convirtieron en una fuerza formidable e incontrolable que dominó estas tierras durante mil años.

Fueron los Refaítas los que construyeron formidables fortificaciones, cuyas ruinas se encuentran en todas partes en el Levante, desde Egipto hasta Anatolia. Sus descendientes, llamados los Hiksos, ocuparon Egipto por más de cuatrocientos años y, bajo el nombre bíblico de Amalecitas, impidieron que las tribus hebreas, bajo el mando de Moisés, entraran en las tierras de Canaán.

El Dr. Immanuel Velikovsky compara los Hiksos con los Amalecitas e indica que los Hiksos eran la misma gente que los caldeos o asirio-babilonios, ya que todos ellos vinieron de Mesopotamia. Immanuel Velikovsky fue un médico y psicoanalista ruso, autor de varias obras especulativas, entre las que destaca “Mundos en colisión”, publicada en 1950, donde propone que en tiempos antiguos la Tierra ha estado a punto de colisionar con otros planetas del sistema solar, tales como Venus y Marte.

Velikovsky escribió otras obras controvertidas, tales como “Siglos Caóticos”, donde revisa y propone una nueva cronología referente a culturas ancestrales como Egipto, Grecia, e Israel, entre otras, y propone una reconciliación del Antiguo Testamento con hechos de otras culturas escritos en documentos antiguos.

Bajo diversos nombres, tales como Enacitas y Filisteos, controlaron las tierras de las tribus hebreas durante un período conocido como el de Los Jueces. Como fuerza política y militar, los esfuerzos combinados de los reyes judíos Saúl y David finalmente los destruyeron.

La historia de los Refaítas está relacionada con el destino de los hebreos desde los días de Abraham hasta los de Salomón. Velikovsky también sincroniza el principio de la XVIII Dinastía egipcia con el período de Saúl y David, en que la reina Hatshepsut se convirtió en la reina de Sheba; las tierras de Punt, en las tierras de Israel.

Asimismo, el gigante Goliat era un filisteo y aparentemente un Refaíta. Goliat fue un soldado gigante de la ciudad de Gat y formaba parte del ejército filisteo. David le dio muerte, tal como se menciona en el Antiguo Testamento, en el Primer libro de Samuel. Goliat era extraordinariamente alto y corpulento, pues medía seis codos y un palmo (unos 2,9 metros).

Su cota de malla de cobre pesaba 57 Kg. y la hoja de hierro de su lanza, 6,8 Kg. Era uno de los Refaím, y puede que haya sido un soldado mercenario del ejército filisteo.

No mucho tiempo después que Samuel ungió a David, y una vez que el espíritu de Dios había dejado al Rey Saúl, los filisteos se reunieron para guerrear contra Israel en Socoh y acamparon en Efes-Damim.

Cuando las líneas de batalla de los filisteos y el ejército de Saúl se encontraron de frente a cada lado del valle, el gigantesco guerrero Goliat salió del campamento filisteo y en voz alta desafió a Israel para que presentara a un hombre que luchase con él en un combate cuerpo a cuerpo, cuyo resultado determinaría qué ejército llegaría a ser siervo del otro.



Durante cuarenta días, Goliat desafió al aterrorizado ejército de Israel cada mañana y cada atardecer. No obstante, ningún soldado israelita tuvo suficiente valor como para aceptar semejante reto. Al desafiar a los ejércitos de Jehová, Goliat abre un nuevo capítulo en la historia de Israel. Un pastor llamado David, de la tribu de Judá, en quien estaba el espíritu de Dios, le hizo frente.

Goliat, precedido por su escudero, avanzó, invocando por sus dioses el mal contra David. A esto, David respondió: “Tú vienes a mí con una espada y con una lanza y con una jabalina, pero yo voy a ti con el nombre de Dios de los ejércitos, el Dios de las líneas de batalla de Israel, a quien tú has desafiado con escarnio”.

Cuando David le lanzó una piedra con su honda, esta se le hundió en la frente y Goliat cayó a tierra. Acto seguido, David se plantó sobre Goliat y con la espada del gigante le cortó la cabeza.

A esto siguió una notable derrota y una gran matanza de filisteos. “Entonces David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, y puso las armas de él en su tienda”.

Aunque es verdad que David no tomó la fortaleza de Sión sino hasta un tiempo posterior, la ciudad de Jerusalén había sido habitada desde hacía tiempo por israelitas y jebuseos.

Parece ser que más adelante David dejó la espada de Goliat en el santuario, como lo indica el que se la diera el sacerdote Abimélec cuando huía de Saúl.

En 1.929, los arqueólogos que excavaban en Ras Shamra, en la costa de Siria y a algunas millas al norte de la ciudad de Latakia, encontraron una biblioteca de tablillas de arcilla de un periodo entre los siglos XV y XII a.C.

Este lugar resultó ser la ubicación de la antigua ciudad de Ugarit, un importante centro comercial situado en la ruta entre Mesopotamia y el norte del Mediterráneo.

Los “Gigantes” que vivían en el Medio Oriente entre el 4.300 y 1.600 a.C., habrían sido los sobrevivientes de la anterior llegada del planeta Nibiru, cuando la órbita del planeta se hallaba más cerca del sol. Varias de estas tablillas se refieren a una gente enigmática llamada los “rpum.” Estas tablillas se han llamado los Textos de los Refaítas debido a la analogía con el término hebreo “rpm” oRefaítas.

Las tablillas se refieren a un gran banquete, en un lugar no especificado, para honrar a su gran dios principal, llamado El. Se describe como los Refaítas preparan sus caballos y carruajes y, después de viajar por dos días, llegan el día siguiente al lugar del banquete.

 El es una palabra semítica del noroeste, que tradicionalmente se traduce como “dios”, refiriéndose a la máxima deidad. En todo el Levante mediterráneo era denominado Ël o IL, siendo el dios supremo, padre de la raza humana y de todas las criaturas.

Este dios todopoderoso sería igualmente el equivalente del concepto “dioses” (en hebreo Elohim) y sería el equivalente del dios sumerio Anu.

En el uso semítico, Ël era el nombre especial o título de un dios particular, que era distinguido de otros dioses como «el Dios», lo que en sentido monoteísta sería Dios.

Una gran cantidad de animales fueron sacrificados para el banquete y se consumieron grandes cantidades de vino. Y este gran banquete duró siete días. En estas tablillas, los héroes son llamados los “Refaítas de Baal“, pero también son considerados como deidades ya que, de vez en cuando, son llamados “Ilnym” o dioses.

El conocido erudito bíblico Adrian Curtis, en su libro “Ugarit(Ras Shamra)”, ha sugerido que estos Refaítas de las tablillas de Ugarit deberían ser distinguidos en tres categorías:

Los Refaítas de la Tierra o los “rpians”; los Refaítas “prim qdmyn“, o antepasados reales, que eran probablemente los Nefilim antediluvianos; y los Refaítas dioses “rpum ilnym“, o Refaítas celestiales, a veces llamados los “Igigi“, que eran probablemente los Anunnakis que permanecieron en las naves espaciales.

Los Refaítas de la Tierra eran los descendientes de los Nefilim bíblicos y su misión era proteger las tierras occidentales como raza semidivina de guerreros profesionales.

Los Refaítas ocupaban las tierras de Canaán durante el tercer milenio antes de Cristo. Primero aparecen en el Génesis cuando, en los días de Abraham, son enumerados como uno de los pueblos de Canaán.

En el año 2.068 a.C, cuando Yahvé concluyó un convenio con Abraham en Hebrón, se definió a esta gente de la siguiente manera: “Entonces al Señor firmó alianza con Abram diciendo:




 A tu prosperidad daré esta tierra desde el río de Egipto o Nilo hasta el gran río Eufrates. Los cineos y los cenezeos, y los cedmoneos y los heteos, y los ferezeos y también los rafaítas (Rephaim), y los amorreos y los cananeos, y los gergeseos y los jebuseos”. En este tiempo, los Refaítas son enumerados como una de las naciones principales de la Tierra.

Unos 600 años más tarde, durante el Éxodo, cuando los israelitas estaban a punto de cruzar el río Jordán en Canaán, el Deuteronomio enumera las siete naciones de Canaán como los heteos, gergezeos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos.

Queda clara la omisión de los Refaítas. Parecería que durante este tiempo fueron exterminados como una nación o como fuerza política. Muchos de los Refaítas y de sus ciudades en Transjordania fueron destruidos en los días de Abraham.

Los sobrevivientes se establecieron en la parte occidental y meridional de Palestina; y, a pesar de su dispersión, seguían siendo una poderosa fuerza y eran conocidos bajo varios nombres, tales como Enacitas, Amalecitas, y Filisteos.

La Biblia deja claro que los Refaítas eran los descendientes de los Nefilim y que eran gigantes y feroces guerreros, que dominaron las tierras occidentales por dos mil años con sus armas de acero y sus carruajes. Asimismo, sus fortalezas eran virtualmente inexpugnables.

Son descritos como “Gigantes” en el Libro de Números, cuando, durante el Éxodo, Moisés decidió enviar a exploradores al norte en la tierra de Canaán para hacer un reconocimiento del terreno antes de atacar.

Los doce exploradores volvieron con un informe muy pesimista: “Y subiendo hacia Negev vinieron a Hebrón, donde estaban Acimán, Sisai, y Tolmai hijos de Enac . . . Sin embargo, tiene unos habitantes muy valerosos y ciudades grandes y fortificadas, allí hemos visto la raza de Enac . . . La tierra que hemos recorrido se traga a sus habitantes, el pueblo que hemos visto es de una estatura agigantada, (los Enacitas son parte de los Nefilim). Allí vimos unos hombres descomunales (Nefilim), hijos de Enac, de raza gigantesca, en cuya comparación nosotros parecíamos langostas.”

La palabra “Acimán” (Ahiman en inglés) es significativamente similar a la palabra “Ahriman” que puede ser la equivalencia lingüística del Hindú para denominar el dios Enki/Agni. Cuarenta años más tarde, cuando los israelitas intentaron entrar otra vez en Canaán, esta vez tomando un tortuoso camino a través de Transjordania, encontraron otra vez a los Enacitas.

 Según historiadores de las universidades israelíes, el término “cuarenta” era coloquial cuando fueron escritas las Escrituras. “Cuarenta” simplemente significaba “mucho“. Así, vagaron por cuarenta años significa que vagaron durante mucho tiempo. Llovió durante cuarenta días y cuarenta noches, significa que llovió mucho.

Mientras bordearon la tierra de Moab (hijo de Lot), fueron advertidos de no acosar a los Moabitas o de no contratarlos para la guerra. Les fue dicho que la tierra: “Fue antiguamente habitada por los Emin, gente grande y numerosa y tan alta como los Enacitas.

Como los Enacitas, se cuentan como Refaítas, pero los Moabitas los llamaban Emin”. Así, los Enacs, Enacitas o Anacitas se comparan con los Nefilim y los Refaítas, su anterior nombre antes del diluvio y, luego, el nombre con el que fueron conocidos después de la catástrofe.

Los Refaítas fueron una raza guerrera feroz, gigantes en estatura, equipados de armas de acero y carruajes de guerra. Cuando la talla promedio de los habitantes de las tierras occidentales era de unos 1,7 metros, los 3 metros de los Refaítas deben haber parecido imponentes.

Después de que el equipo de reconocimiento de los israelitas volviera de Canaán, informaron a Moisés que los Enacitas que vieron eran gente gigante; “parecíamos langostas frente a ellos“, dijeron.

El Rey Og de Bashon, supuestamente fue el último de los Refaítas en esta área. Fue descrito como un hombre de enorme talla, cuya cama medía 9 codos de largo y 4 de anchos.

Un codo era la longitud del antebrazo de un hombre y variaba levemente entre la gente antigua. Usando un codo de 45.54 centímetros, la cama sería de 4,15 mt. x 1,85 mt.. Y un codo de 38 centímetros significaría 3,38 mt. x 1,54 mt.

 El filisteo Goliat, que luchó contra David, tenía una altura de 6 codos y 1 palmo de alto, según las Escrituras.

Por los cálculos antes mencionados, entre 2,46 a 3,08 metros, dependiendo del tamaño del codo utilizado. Goliat y sus hermanos eran llamados “rph” o Refaítas en hebreo, aunque el término se ha traducido tradicionalmente como gigante.

El famoso Sansón fue probablemente también un Refaítas. Mientras que el Antiguo Testamento menciona sus fabulosas habilidades, su tamaño no se menciona. En el Haggadah, sin embargo, es llamado un “rph” o gigante.

Nacido cerca de Beth Shemesh, en el Líbano, su nombre se relaciona claramente con el hebreo “Shemesh” que significa sol o el dios Shamash (Shamash = Príncipe Utu/Apolo, el Dios Sol). Su madre fue supuestamente embarazada por un “Enviado de Yahvé” uno de los semidioses. Sansón rehusó casarse con una hebrea y en cambio eligió a una mujer filistea, probablemente porque ella era una Refaíta.

En el libro de Jueces se describe una de sus hazañas, que se parece a las fiestas de los Refaítas en Ugarit. Cuando él estaba en Timnah, un pueblo cerca de Beth Shemesh, se dice que “Sansón realizó allí una fiesta de siete días porque eso era lo que la fuerza de élite estaba acostumbrada a hacer“.

Estaba repitiendo indudablemente las hazañas realizadas por sus antepasados en Ugarit.

 El hogar de Sansón estaba solo a algunas millas de Baalbek o de Beth Shemesh, el lugar sagrado de los dioses de Mesopotamia.

Como hemos visto en otros artículos, Baalbek era un puerto espacial de los anunnaki, bajo el dominio de la diosa Inanna y su hermano Utu. Como guerreros, los Refaítas eran una fuerza impresionante.

Tenían armas de acero que eran superiores a las de sus oponentes.

De sus grandes arcos se decía que excedían el alcance de cualquier otro arco.

En el segundo milenio, sus carruajes de acero aterrorizaban a sus enemigos.

Protegidos por sus enormes fortificaciones, sus ciudades eran invulnerables; y desde estas ciudadelas a menudo devastaban los terrenos circundantes. En el tiempo de Abraham, las fortificaciones de los Refaítas fueron establecidas estratégicamente a lo largo del Camino del Rey en Transjordania, para proteger las tierras del norte, este y sur.




 La invasión de los reyes del este en el 2.085 a.C. y la destrucción de sus ciudades fortificadas marcaron el final de su lealtad a la autoridad. Emigraron al oeste y construyeron nuevas ciudades fortificadas diseñadas como fortificaciones tipo glacis.

Esta clase militar fue conocida en el Antiguo Testamento por una variedad de nombres, dependiendo de donde vivieron y sus asociaciones tribales. No se mezclaron con otra gente indígena y les fueron dados diversos nombres, tales como Emin por los Moabitas, Zamzummin por los Amonitas, y Avvim por la gente de Negev.

Originalmente ocupaban el Líbano y el área del Monte Hermon. Y se fueron al norte de la costa de Siria y Transjordania donde construyeron una cadena de ciudades fortificadas. En la parte occidental de Palestina, se aliaron y entrecruzaron con los Caftorim, que habían venido desde Creta y se establecieron en las áreas costeras.

Y luego se les conoció como los filisteos y fenicios. Aunque no eran completamente Refaítas, los que eran llamados Filisteos eran en estos tiempos los palestinos.

Quizás, sin embargo, la tendencia guerrera de los palestinos se puede remontar genéticamente a sus antepasados los filisteos. Generalmente fueron llamados Enacs o Enacitas en honor de su antepasado Enac y Hebrón era su capital.

Un grupo particular de Refaítas se estableció en Negev y en el área de Seir y se les conocía como Amalecitas, o descendientes de Amalec. Éstos se convirtieron en el azote de los hebreos durante el éxodo. 

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