martes, 10 de julio de 2018

El ADN humano, es un super-Internet biológico (I)

 En efecto, parece que el ADN humano es como un super-Internet biológico. Las últimas investigaciones científicas rusas explican fenómenos como la clarividencia, la intuición, los actos espontáneos y remotos de sanación, la curación misma, técnicas de afirmación, las auras de luz alrededor de las personas, como en los maestros espirituales, tal como pude verse en múltiples pinturas, o la influencia de la mente en patrones climáticos. 

En un informe de la tercera conferencia anual de la International Society for the Study of Subtle Energies and Energy Medicine [Sociedad Internacional para el Estudio de las Energías Sutiles y para la Medicina Energética], los científicos han demostrado que la fuerza invisible de la emoción cambia realmente la molécula física del ADN.

Gregg Braden, diseñador de sistemas aeroespaciales y geólogo jefe de Phillips Petroleum, conocido por estudiar la interrelación entre el mundo de la ciencia y el mundo espiritual, nos dice que un estudio basado en rigurosas pruebas con personas capaces de controlar sus emociones, así como con un grupo de control sin ninguna formación especial, indicaba que «las personas entrenadas para generar sentimientos de amor profundo eran capaces de provocar un cambio intencional en la conformación del ADN».




 Asimismo, Gregg Braden afirma que “Cualidades emocionales específicas, producidas a voluntad, determinaron en qué grado y hasta qué extremo estaban enrolladas las dos cadenas de la molécula de la vida. Hemos visto que genéticamente nuestro ADN cambia con las frecuencias que producen nuestros sentimientos, y cómo es que las frecuencias energéticas más altas, que son las del Amor, impactan el ambiente de una forma material produciendo cambios no sólo en nuestro ADN, sino en el ambiente que nos rodea“.

La sustancia del ADN vivo (en el tejido viviente, no en el in vitro) siempre reaccionará a los rayos láser modulados con el idioma e incluso con ondas de radio, si se usan las frecuencias apropiadas. Esto explica científicamente las razones por las que la hipnosis y la auto-aceptación pueden tener fuertes efectos en los humanos y sus cuerpos.

Es completamente normal y natural para nuestro ADN reaccionar al lenguaje. Mientras los investigadores occidentales recortan genes individuales de los hilos de ADN y los insertan en otra parte, los rusos trabajaron con mucho entusiasmo en dispositivos que pueden influir en el metabolismo celular a través de frecuencias de radio y luz convenientemente moduladas y reparar así los defectos genéticos. 

El grupo de investigación del biofísico y biólogo molecular ruso Pjotr Gariaev ha tenido éxito demostrando que, con este método, los cromosomas dañados, por ejemplo, con rayos X, pueden repararse. Ellos hasta han capturado patrones de información de un ADN en particular y lo han transmitido a otro, reprogramando así células hacia otro genoma. De esta manera, por ejemplo, han transformado exitosamente embriones de ranas en embriones de salamandra, simplemente transmitiendo los patrones de información del ADN.

Así, la información completa fue transmitida sin ningún efecto secundario, como cuando se recorta o se reintroducen genes sueltos del ADN. Esto representa una increíble y sensacional revolución de transformar el mundo. Todo ello simplemente aplicando vibración y lenguaje en lugar del procedimiento de recorte. Este experimento apunta al inmenso poder de las ondas genéticas, que tienen una mayor influencia en la formación de organismos que los procesos bioquímicos de secuencias alcalinas.

Existen multitud de proteínas, como por ejemplo las histonas y los factores de transcripción, que se unen al ADN dotándolo de una estructura tridimensional determinada y regulando su expresión. Los factores de transcripción reconocen secuencias reguladoras del ADN y especifican la pauta de transcripción de los genes.

El material genético completo de una dotación cromosómica se denomina genoma y, con pequeñas variaciones, es característico de cada especie. Las teorías sobre el origen de la vida implican el conocimiento de los atributos de las células vivas. Según el historiador de la biología Harmke Kamminga, “en el corazón del problema del origen de la vida hay una cuestión fundamental: ¿De qué, exactamente, estamos intentado explicar el origen?”. O, como afirma el pionero de la química evolutiva, Alexander Oparin, “el problema de la naturaleza de la vida y el problema de su origen se han vuelto inseparables”.

Y los biólogos moleculares se refieren al ADN, al ARN y a las proteínas como los auténticos portadores de esta “información”. Como ha dicho Bernd Olaf Kuppers, profesor de filosofía de la naturaleza: “claramente, el problema del origen de la vida equivale básicamente al problema del origen de la información biológica”. La única opinión conocida de Darwin sobre el origen de la vida se encuentra en una carta dirigida a Joseph Hooker, botánico británico. En ella, dibuja las líneas maestras de la química evolutiva, a saber, que la vida podría haber surgido primero a partir de una serie de reacciones químicas. Tal y como él escribió, “si pudiéramos creer en algún tipo de pequeño charco caliente, con toda clase de amonios, sales fosfóricas, luz, calor y electricidad, etc, presentes, de modo que un compuesto proteico se formara químicamente listo para someterse a cambios aún más complejos…”.

El resto de la frase es ilegible, si bien deja bastante claro que Darwin concibió los principios de la química evolutiva naturalista. Después de que Darwin publicara su obra maestra “El Origen de las Especies”, muchos científicos comenzaron a pensar en los problemas que Darwin todavía no había resuelto. Aunque la teoría de Darwin pretendía explicar cómo se había hecho más compleja la vida a partir de “una o unas pocas formas simples”, no explicaba ni tampoco intentaba explicar cómo se había originado la vida. Sin embargo, a finales del siglo XIX, algunos biólogos evolutivos como Ernst Haeckel y Thomas Huxley suponían que encontrar una explicación para el origen de la vida sería bastante fácil.

En gran parte porque Haeckel y Huxley creían que la vida era, en esencia, una sustancia química simple llamada “protoplasma” que podía ser fácilmente elaborada mediante la combinación y recombinación de reactivos simples como el dióxido de carbono, el oxígeno y el nitrógeno.

 Durante los siguientes años, los biólogos y los bioquímicos revisaron su concepción de la naturaleza de la vida. Durante el siglo XIX los biólogos, como Haeckel, vieron la célula como un glóbulo de plasma homogéneo e indiferenciado. Sin embargo, ya en el siglo XX, la mayoría de los biólogos veían las células como un sistema metabólico complejo. Las teorías del origen de la vida reflejaron esta creciente visión de la complejidad celular. Mientras que las teorías decimonónicas concebían la vida como algo surgido casi instantáneamente a través de uno o dos pasos de un proceso de “autogenia” química, las teorías de comienzos del siglo XX concebían un proceso de varios billones de años de transformación desde los reactivos simples hasta los sistemas metabólicos complejos.

Tal como hemos dicho al inicio, el ADN humano es como un super-Internet biológico. La última investigación científica rusa explica fenómenos como clarividencia, intuición, actos espontáneos y remotos de sanación, la curación misma, técnicas de afirmación, las auras de luz alrededor de las personas (como en los maestros espirituales, tal como pude verse en múltiples pinturas), la influencia de la mente en patrones climáticos y mucho más. Hay evidencia, además, para un nuevo tipo completo de medicina en que el ADN puede ser influenciado y puede ser reprogramado con palabras y frecuencias, sin recortes invasivos, reemplazando genes individuales.

Solamente el 10% de nuestro ADN se usa para construir proteínas. Es este subconjunto de ADN que es interesante para los investigadores occidentales y está siendo examinado y categorizado. El otro 90% es considerado “ADN basura“. Sin embargo, los investigadores rusos convencieron que la naturaleza no es tonta, y lingüistas y genetistas se unieron en una aventura para explorar ese 90% de “ADN basura“. Sus resultados, y conclusiones son absolutamente revolucionarios. Según ellos, nuestro ADN no sólo es responsable de la construcción de nuestro cuerpo, en base a un modelo, sino que también sirve como almacenamiento de datos y comunicación.

Los lingüistas rusos encontraron que el código genético, sobre todo en el aparentemente inútil 90%, sigue las mismas reglas que todos nuestros idiomas humanos.

Con este fin, ellos compararon las reglas de sintaxis (la manera en que se reúnen las palabras para formar frases y oraciones), de semántica (el estudio del significado en formas de lenguaje) y las reglas básicas de gramática. Encontraron que los alcalinos de nuestro ADN siguen una gramática regular y poseen reglas como nuestros idiomas.

 Así que los idiomas humanos no aparecieron por coincidencia, sino que son un reflejo de nuestro ADN inherente. Pjotr Gariajev y sus colegas también exploraron la conducta vibratoria del ADN. Dado que las invocaciones a la selección natural prebiótica presuponen pero no explican el origen de la información específica necesaria para un sistema autorreplicativo medianamente complejo, el diseño inteligente es la mejor explicación del origen de los más de 500 bits de información específica requerida para producir el primer sistema vivo mínimamente complejo. Así, suponiendo un punto de partida no biológico, la aparición de 500 bits o más de información específica indican diseño de manera fiable.

La generalización de que la inteligencia es la única causa de información o complejidad especificada, por lo menos, a partir de una fuente no biológica, ha obtenido el apoyo de la investigación sobre el origen de la vida.

Durante los últimos cuarenta años, todo modelo naturalista propuesto ha fracasado a la hora de explicar el origen de la información genética específica requerida para construir una célula viviente.

Así, mente o inteligencia, o lo que los filósofos llaman “agente causal”, es ahora la única causa conocida capaz de generar grandes cantidades de información a partir de un estado abiótico. Como resultado, la presencia de secuencia específicas ricas en información incluso en los más simples sistemas vivientes implicaría un diseño inteligente.

Por evolución biológica entendemos el conjunto de transformaciones a través del tiempo que han originado la diversidad de formas de vida que existen sobre la Tierra a partir de un supuesto antepasado común.



La palabra evolución fue utilizada por vez primera en el siglo XVIII por el suizo Charles Bonnet. Pero el concepto de que la vida en la Tierra evolucionó a partir de un ancestro común ya había sido formulada por diversos filósofos griegos, y la hipótesis de que las especies se transforman continuamente fue postulada por numerosos científicos de los siglos XVIII y XIX, a los que Charles Darwin citó en su libro “El origen de las especies”.

Dos naturalistas, Charles Darwin y Alfred Russel Wallace propusieron en 1858, en forma independiente, que la selección natural es el mecanismo básico responsable del origen de nuevas variantes fenotípicas, en que se incluyen rasgos tanto físicos como conductuales, así como de nuevas especies. Actualmente, la teoría de la evolución combina las propuestas de Darwin y Wallace con las leyes de la herencia de Mendel y con otros avances de la genética. Actualmente los investigadores del origen de la vida consideran que el problema del origen de lainformación biológica (básicamente el ADN, el ARN y las proteínas)es el problema central al que se enfrentan.

Sin embargo, el término “información” puede referirse a varios conceptos distintos. El objetivo es evaluar distintas explicaciones sobre el origen de la información biológica, especialmente la adecuación de las explicaciones de la química naturalista evolutiva en relación al origen de la información biológica específica, tanto si se basan en el “azar” o en la “necesidad”, o en ambos. Y el actual estado de conocimiento apunta al diseño inteligente como mejor explicación y más adecuada con respecto al origen de la información biológica específica.

Las categorías de “azar” y “necesidad” son útiles para comprender la historia reciente de la investigación del origen de la vida. Hasta mediados del siglo XX, los investigadores se apoyaron principalmente en teorías que se centraban en el papel creativo de los eventos aleatorios, el “azar”, vinculados con ciertas formas de selección natural. Y posteriormente los teóricos se han centrado en las leyes o propiedades deterministas de la autoorganización o de la “necesidad” físico-química.

Pero, ¿qué es lo que conocemos del ADN? El ácido desoxirribonucleico, frecuentemente abreviado como ADN, es un ácido nucleico que contiene instrucciones genéticas usadas en el desarrollo y funcionamiento de todos los organismos vivos conocidos y algunos virus, y es responsable de su transmisión hereditaria.

El papel principal de la molécula de ADN es el almacenamiento a largo plazo de información. Muchas veces, el ADN es comparado con un plano o una receta, o un código, ya que contiene las instrucciones necesarias para construir otros componentes de las células, como las proteínas y las moléculas de ARN. Los segmentos de ADN que llevan esta información genética son llamados genes, pero las otras secuencias de ADN tienen propósitos estructurales o toman parte en la regulación del uso de esta información genética. Desde el punto de vista químico, el ADN es un polímero de nucleótidos, es decir, un polinucleótido.

Un polímero es un compuesto formado por muchas unidades simples conectadas entre sí, como si fuera un largo tren formado por vagones. En el ADN, cada vagón es un nucleótido, y cada nucleótido, a su vez, está formado por un azúcar (la desoxirribosa), una base nitrogenada (que puede ser adenina→A, timina→T, citosina→C o guanina→G) y un grupo fosfato que actúa como enganche de cada vagón con el siguiente. Lo que distingue a un vagón (nucleótido) de otro es, entonces, la base nitrogenada. Y por ello la secuencia del ADN se especifica nombrando sólo la secuencia de sus bases. La disposición secuencial de estas cuatro bases a lo largo de la cadena (el ordenamiento de los cuatro tipos de vagones a lo largo de todo el tren) es la que codifica la información genética. Por ejemplo, una secuencia de ADN puede ser ATGCTAGATCGC.En los organismos vivos, el ADN se presenta como una doble cadena de nucleótidos, en la que las dos hebras están unidas entre sí por unas conexiones denominadas puentes de hidrógeno.

Para que la información que contiene el ADN pueda ser utilizada por la maquinaria celular, debe copiarse en primer lugar en unos trenes de nucleótidos, más cortos y con unas unidades diferentes, llamados ARN. Las moléculas de ARN se copian exactamente del ADN mediante un proceso denominado transcripción. Una vez procesadas en el núcleo celular, las moléculas de ARN pueden salir al citoplasma para su utilización posterior.

La información contenida en el ARN se interpreta usando el código genético, que especifica la secuencia de los aminoácidos de las proteínas, según una correspondencia de un triplete de nucleótidos (codón) para cada aminoácido.

Esto es, la información genética (esencialmente: qué proteínas se van a producir en cada momento del ciclo de vida de una célula) se halla codificada en las secuencias de nucleótidos del ADN y debe traducirse para poder funcionar. Tal traducción se realiza usando el código genético a modo de diccionario. El diccionario “secuencia de nucleótido-secuencia de aminoácidos” permite el ensamblado de largas cadenas de aminoácidos (las proteínas) en el citoplasma de la célula.

Por ejemplo, en el caso de la secuencia de ADN indicada antes (ATGCTAGATCGC…), el ARN polimerasa utilizaría como molde la cadena complementaria de dicha secuencia de ADN (que sería TAC-GAT-CTA-GCG-…) para transcribir una molécula de ARN que se leería AUG-CUA-GAU-CGC-. El ARN resultante, utilizando el código genético, se traduciría como la secuencia de aminoácidos metionina-leucina-ácido aspártico-arginina-..

Las secuencias de ADN que constituyen la unidad fundamental, física y funcional, de la herencia se denominan genes. Cada gen contiene una parte que se transcribe a ARN y otra que se encarga de definir cuándo y dónde deben expresarse. La información contenida en los genes (genética) se emplea para generar ARN y proteínas, que son los componentes básicos de las células, los “ladrillos” que se utilizan para la construcción de los orgánulos celulares, entre otras funciones.

 Dentro de las células, el ADN está organizado en estructuras llamadas cromosomas que, durante el ciclo celular, se duplican antes de que la célula se divida. Los organismos eucariotas (por ejemplo, animales, plantas, y hongos) almacenan la mayor parte de su ADN dentro del núcleo celular y una mínima parte en elementos celulares llamados mitocondrias, y en los plastos y los centros organizadores de microtúbulos o centríolos, en caso de tenerlos. Los organismos procariotas (bacterias y arqueas) lo almacenan en el citoplasma de la célula, y, por último, los virus ADN lo hacen en el interior de la cápsida de naturaleza proteica.

Los maestros esotéricos y espirituales han sabido durante mucho tiempo que nuestro cuerpo es programable a través del idioma, las palabras y el pensamiento. Esto ha sido ahora científicamente comprobado y explicado. Claro que la frecuencia tiene que ser la adecuada. Y esto es por qué no todos tienen éxito por igual o no pueden hacerlo siempre con la misma fuerza. La persona individual debe trabajar en los procesos internos y madurez para poder establecer una comunicación consciente con el ADN.

Los investigadores rusos trabajan en un método que no depende de estos factores, pero que dará resultado, con tal de que se use la frecuencia correcta. Pero mientras más altamente desarrollada sea la conciencia de un individuo, habrá menos necesidad de cualquier tipo de dispositivo. Uno puede lograr estos resultados por uno mismo y la ciencia finalmente parará de burlarse de estas ideas, confirmando los resultados. Y no termina aquí.

Los científicos rusos también averiguaron que nuestro ADN puede causar patrones perturbadores en el vacío, produciendo de este modoagujeros de gusano magnetizados. Los agujeros de gusano son equivalentes microscópicos a los llamados puentes de Einstein-Rosen, en la vecindad de agujeros negros, que son remanentes de estrellas gigantes rojas. Éstas son conexiones de túneles entre áreas completamente diferentes en el universo, a través de los cuales puede trasmitirse información fuera del espacio y tiempo. El ADN atrae estos pedazos de información y los pasa a nuestra conciencia. Este proceso dehipercommunicación es muy eficaz en un estado de relajación. Estrés, preocupaciones o un intelecto hiperactivo previenen una hipercommunicación exitosa o bien la información se distorsiona y se vuelve inútil.

En física, un agujero de gusano, también conocido como un puente de Einstein-Rosen y en las traducciones españolas «agujero de lombriz», es una hipotética característica topológica de un espacio-tiempo, descrita por las ecuaciones de la relatividad general, la cual es esencialmente un «atajo» a través del espacio y el tiempo.

Un agujero de gusano tiene por lo menos dos extremos, conectados a una única «garganta», pudiendo la materia ‘desplazarse‘ de un extremo a otro pasando a través de ésta. Hasta la fecha no se ha encontrado ninguna evidencia que el espacio-tiempo conocido contenga estructuras de este tipo, por lo que en la actualidad son sólo una posibilidad teórica.

 El primer científico en advertir de la existencia de agujeros de gusanos fue Ludwig Flamm en 1916. En este sentido la hipótesis del agujero de gusano es una actualización de la decimonónica teoría de una cuarta dimensión espacial que suponía -por ejemplo- dado un cuerpo toroidal en el que se podían encontrar las tres dimensiones espaciales comúnmente perceptibles, una cuarta dimensión espacial que abreviara las distancias, y así los tiempos de viaje. Esta noción inicial fue plasmada más científicamente en 1921 por el matemático Hermann Weyl en conexión con sus análisis de la masa en términos de la energía de un campo electromagnético a partir de la teoría relativista de Albert Einstein en 1916.

En la actualidad la teoría de cuerdas admite la existencia de más de 3 dimensiones espaciales, pero las otras dimensiones espaciales estarían contractadas o compactadas a escalas subatómicas (según la teoría de Kaluza-Klein) por lo que parece muy difícil o casi imposible aprovechar tales dimensiones espaciales «extras» para viajes en el espacio y en el tiempo.

El término «agujero de gusano» fue introducido por el físico teórico estadounidense John Wheeler en 1957 y proviene de la siguiente analogía, usada para explicar el fenómeno: imagine que el universo es la cáscara de una manzana, y un gusano viaja sobre su superficie.

La distancia desde un lado de la manzana hasta el otro es igual a la mitad de la circunferencia de la manzana si el gusano permanece sobre la superficie de ésta.

Pero si en vez de esto, cavara un agujero directamente a través de la manzana la distancia que tendría que recorrer sería considerablemente menor, recordando la afirmación que dice «la distancia más cercana entre dos puntos es una línea recta que los une a ambos». Los agujeros de gusano de Lorentz, conocidos como agujeros de gusano de Schwarzschild, o puentes de Einstein-Rosen, son nexos que unen áreas de espacio que puede ser modeladas como soluciones de vacío en las ecuaciones de campo de Einstein, por unión de un modelo de un agujero negro y un modelo de un agujero blanco. Esta solución fue hallada por Albert Einstein y su colega Nathan Rosen, que publicó primero el resultado en 1935.

Sin embargo, en 1962, John A. Wheeler y Robert W. Fuller publicaron un artículo demostrando que este tipo de agujero de gusano es inestable, y se desintegraría instantáneamente tan pronto como se formase. Antes de que los problemas de estabilidad de los agujeros de gusano de Schwarzschild se hiciesen evidentes, se propuso que los quásares podían ser agujeros blancos, formando así las zonas terminales de los agujeros de gusano de este tipo, sin embargo investigaciones más recientes descartan a los quásares como equiparables a los agujeros blancos.

Mientras los agujeros de gusano de Schwarzschild no sean atravesados, su existencia inspiró a Kip Thorne a imaginar agujeros de gusano atravesados creados por la sujeción de la «garganta» de un agujero de gusano de Schwarzschild abierto con materia exótica (materia que tiene masa/energía negativa). Imagen de un agujero de gusano practicable (que se puede atravesar) que conectaría el área frente al instituto de física de la Universidad de Tubinga con las dunas cerca de Boulogne sur Mer en el norte de Francia.

La imagen ha sido recrada mediante un software de trazado de rayos en 4D en una métrica de Morris-Thorne, aunque los efectos gravitatorios sobre la longitud de onda no se han simulado. Los agujeros de gusano del intra-universo conectan una posición de un universo con otra posición del mismo universo en un tiempo diferente.

Un agujero de gusano debería poder conectar posiciones distantes en el universo por plegamientos espaciotemporales, permitiendo viajar entre ellas en menor tiempo del que tomaría hacer el viaje a través de espacio normal. Los agujeros de gusano del inter-universo asocian un universo con otro diferente y son denominados «agujeros de gusano de Schwarzschild». Esto nos permite especular si tales agujeros de gusano podrían usarse para viajar de un universo a otro paralelo.

Otra aplicación de un agujero de gusano podría ser el viaje en el tiempo. En ese caso sería un atajo para desplazarse de un punto espaciotemporal a otro diferente.. Se cree que los agujeros de gusano son una parte de la espuma cuántica o espaciotemporal. Los agujeros de gusano atravesables de Lorentz permitirían viajar de una parte del Universo a otra de ese mismo Universo muy deprisa o permitirían el viaje de un Universo a otro. Los agujeros de gusano conectan dos puntos del espacio-tiempo, lo cual quiere decir que permitirían el viaje en el tiempo así como también en espacio.





En la naturaleza, la hipercomunicación ha sido aplicada exitosamente durante millones de años. El flujo organizado de vida en los estados de los insectos lo demuestra. El hombre moderno conoce esto a un nivel mucho más sutil, como “intuición“.

Pero nosotros, también, podemos recobrar su uso completo. Podemos ver un claro ejemplo en la naturaleza. Cuando una hormiga reina está espacialmente separada de su colonia, la construcción aun continúa fervorosamente y según el plan. Sin embargo, si la reina muere, se detiene todo el trabajo de la colonia. Ninguna hormiga sabe qué hacer. Al parecer, la reina envía los “planes de construcción” a distancia, vía conciencia grupal.

Ella puede estar tan lejos como quiera, con tal de que esté viva. La hipercommunicación del ser humano se encuentra más a menudo cuando uno, de repente, encuentra acceso a información que está fuera de la base del conocimiento consciente. Tal hipercommunicaciónes, entonces, experimentada como inspiración o intuición. El compositor italiano Giuseppe Tartini, por ejemplo, soñó una noche que un diablo se sentaba a su lado en la cama tocando el violín.

La mañana siguiente Tartini pudo anotar exactamente la pieza de memoria y la llamó la Sonata del Trino del Diablo. Durante años, un enfermero de 42 años soñó con una situación en la que él estaba enganchado a una especie de CD-ROM de conocimiento. Se le transmitió conocimiento comprobable en todos los campos imaginables, lo cual él podía recordar por la mañana. Había tal cantidad de información que parecía que una enciclopedia entera se le había transmitido por la noche.

La mayoría de los datos estaban fuera de su base de conocimiento personal y alcanzaba detalles técnicos sobre los que él no sabía absolutamente nada.Cuando ocurre esta hipercommunicación, uno puede observar fenómenos especiales en el ADN, así como en el ser humano. Los científicos rusos irradiaron las muestras de ADN con rayos láser. En la pantalla se formó un modelo de onda típica. Cuando ellos quitaron la muestra de ADN, el patrón de la onda no desapareció, permaneció allí.

Muchos experimentos de control demostraron que el patrón todavía llegaba desde la alejada muestra, cuyo campo de energía permanecía. Este efecto se llama ahora efecto ADN fantasma. Vladimir Poponin, físico cuántico reconocido mundialmente por sus estudios sobre las interacciones entre los campos electromagnéticos y los sistemas biológicos e investigador del Biochemical Physics of the Russian Academy of Sciences, se refería así al efecto fantasma:

“Después de reproducir esto muchas veces y verificar el equipo de todas las maneras concebibles nos vimos obligados a aceptar la hipótesis de trabajo de que alguna nueva estructura de campo estaba siendo excitada desde el vacío físico. Y lo denominamos ‘ADN fantasma” para dar énfasis a que su origen está relacionado con el ADN físico. No hemos observado ese efecto todavía con otras sustancias en la cámara.

Después de ese descubrimiento iniciamos un estudio más riguroso y continuo de estos fenómenos. Y nos encontramos que con tal de que el espacio de la cámara no se perturbe se puede medir ese efecto durante largos periodos de tiempo. Lo hemos observado durante un mes en varios casos. Es importante dar énfasis a que dos condiciones son necesarias para observar el ADN fantasma.

 El primero es la presencia de la molécula de ADN y la segunda es la exposición del ADN a una débil radiación de láser coherente. Esta última condición puede darse con dos frecuencias diferentes de radiación del láser. Quizás el hallazgo más importante de estos experimentos es que proporcionan una oportunidad de estudiar la subestructura del vacío bajo perspectivas estrictamente científicas y cuantitativas. Es posible debido a la habilidad intrínseca del campo fantasma de acoplarse con los campos electromagnéticos convencionales”.

Se conjetura que la energía desde fuera del espacio y tiempo fluye aún a través de los agujeros de gusano activados después de que el ADN se aleja. El efecto colateral, más frecuentemente encontrado en la hipercomunicación en los seres humanos, son los campos electromagnéticos inexplicables en la cercanía de las personas involucradas. Los dispositivos electrónicos, como reproductores de CD y similares, pueden dejar de funcionar durante horas. Cuando el campo electromagnético se disipa poco a poco, los dispositivos funcionan de nuevo normalmente.

Muchos sanadores y psíquicos saben este efecto en su trabajo. Mientras mejor sea la atmósfera y la energía, más frustrante es que el dispositivo magnetofónico deje de funcionar y de grabar exactamente en ese momento. Y el encenderlo y apagarlo después de la sesión aun no restaura la función. Sin embargo, a la mañana siguiente todo regresa a la normalidad. En su libro “Inteligencia de red de computadoras”, Grazyna Gosar y Franz Bludorf explican estas conexiones claramente.

Los autores también citan fuentes que asumen que la humanidad en tiempos tempranos había sido, como los animales, muy fuertemente conectada a la conciencia grupal, actuando como grupo social. Sin embargo, para desarrollar y experimentar la individualidad, nosotros, los humanos, tuvimos que olvidarnos casi completamente de la hipercomunicación.

Tal vez sea esto el famoso pecado original del Génesis, ya que se dice que en al paraíso había una perfecta comunicación entre el hombre y los animales. Y en muchos contactos OVNI se ha experimentado que los supuestos alienígenas tienen muy desarrollada la hipercomunicación y la conciencia grupal.

Ahora que somos bastante estables en nuestra conciencia individual, podríamos crear una nueva forma de conciencia de grupo, en la cual logremos acceso a toda la información vía nuestro ADN, sin ser controlados remotamente sobre qué hacer con esa información. Ahora sabemos que de manera similar a Internet, nuestro ADN puede alimentar su base de datos desde la red, puede acceder a datos de la red y establecer contacto con otros participantes en la red.

 La curación remota, la telepatía o “el sentir remoto” sobre el estado de parientes etc. puede explicarse de esta manera. Algunos animales también saben, desde lejos, cuando sus dueños planean volver a casa. Eso puede explicarse vía los conceptos de conciencia de grupo e hipercomunicación. Cualquier conciencia colectiva no puede utilizarse con sensibilidad por un periodo de tiempo indefinido sin una individualidad distintiva. De otro modo, revertiríamos hacia un instinto primitivo de manada, fácilmente manipulable. La Hipercomunicación en el nuevo milenio significa algo muy diferente.

Los experimentos llevados a cabo en el Instituto Stanford de Investigacón(Stanford Research Institute) por los físicos Targ y Puthoff,en 1974, obtuvieron una copia o repetición de la onda senoidal de frecuencia en un magnetómetro, durante la proyección de la conciencia. La evidencia de este y otros experimentos implican que el cuerpo astral puede crear disturbios electromagnéticos en energías de una octava armónica más baja, la cual puede ser medida por un equipo electrónico sensitivo. El dominio astral tiene ciertas propiedades únicas, una de las cuales es que los pensamientos astrales cargados emocionalmente tienen vida propia. Ellos existen como campos de energía distintos o formas de pensamiento con formas, colores y características únicas.

Los investigadores piensan que si los humanos con plena individualidad recobraran la conciencia de grupo, tendrían un poder de crear similar al de los dioses, y podrían alterar y formar cosas en la Tierra. Y la humanidad está acercándose colectivamente a una conciencia de grupo de un nuevo tipo. El cincuenta por ciento de los niños tendrán problemas en cuanto vayan a la escuela.

El sistema los amontona a todos juntos y demanda que se ajusten al sistema. Pero la individualidad de los niños de hoy es tan fuerte que ellos rechazarán este ajuste, gestionando sus idiosincrasias de las maneras más diversas. Al mismo tiempo, más y más niños nacen con clarividencia. Para verlo puede consultarse el libro “los Niños Índigo de China”, de Paul Dong. Algo en esos niños está esforzándose cada vez más hacia una conciencia de grupo de nuevo tipo, que no podrá ser suprimida.

El tiempo meteorológico, por ejemplo, es bastante difícil de influenciar por un solo individuo. Pero puede influenciarse por una conciencia de grupo. Esto no es nada nuevo para algunas tribus, que hacen sus rituales de bailes para que llueva. El tiempo es influenciado fuertemente por las frecuencias de resonancia de la Tierra, llamadas frecuencias de Schumann (ver artículo “¿Por qué tenemos la sensación de que el tiempo cada vez pasa más rápido?”).

 Pero esas mismas frecuencias también son producidas en nuestros cerebros, y cuando muchas personas sincronizan su pensamiento, o ciertos individuos (los maestros espirituales, por ejemplo), enfocan sus pensamientos en un modo parecido al láser, entonces, científicamente hablando, no es sorprendente que esto pueda influir en el tiempo meteorológico. Investigadores de la conciencia de grupo han formulado la sorprendente teoría de lasCivilizaciones de Tipo I.

Una humanidad que desarrollase una conciencia de grupo del nuevo tipo no tendría problemas medioambientales ni escasez de energía. Y si utilizase su poder mental como civilización unificada, tendría control de las energías de su planeta, incluyendo las catástrofes naturales. Un teórico Tipo de Civilización II incluso podría controlar todas las energías de su galaxia.

Siempre que muchas personas enfoquen su atención o conciencia en algo común, como la Navidad, un campeonato mundial de fútbol o un concierto de los Beatles, ciertos generadores de números al azar de computadoras comienzan a entregar números en orden en vez de al azar.




Esto indica que una conciencia de grupo organizada crea orden. Cuando un gran número de personas enfoquen su atención o conciencia en algo común, los potenciales de violencia también se disuelven.

Parece como si aquí, también, se cree un tipo de conciencia humanitaria de toda la humanidad. El ADN es, al parecer, también un superconductor orgánico que puede funcionar a la temperatura normal del cuerpo. Los superconductores artificiales requieren temperaturas sumamente bajas, de entre -200 y -140°C para funcionar.

Como recientemente se ha descubierto, todos los superconductores pueden guardar la luz y la información. Ésta es una explicación decómo el ADN puede guardar información. Un equipo interdisciplinar Ruso, dirigido por el Dr. Peter Gariaev llegó a la conclusión de que podemos cambiar nuestro ADN mediante resonancias y paquetes de datos. Gracias a estas investigaciones hoy podemos entender que nuestro ADN funciona como una especie de antena de comunicación a nivel cuántico que rompería las barreras del espacio y del tiempo, lo que confirmaría la visión holística de un ser humano interrelacionado con todo y con todos.

Estos científicos descubrieron con sus experimentos que la oscilación vibratoria de nuestro ADN puede causar patrones de perturbación en el vacío, produciendo así agujeros de gusano magnetizados. Y recordemos que los agujeros de gusano son considerados por la Física teórica como túneles que conectan áreas completamente diferentes del universo, a través de los cuales se puede transmitir información fuera del espacio y del tiempo.

Por lo tanto, a través de los agujeros de gusano microscópicos, el ADN podría atraer información de más allá del espacio e incorporarla a nuestra conciencia. En el hombre tenemos ejemplos que podrían referirse a este tipo de hipercomunicación, que normalmente es experimentada como inspiración o intuición. Entre muchos posibles ejemplo, podemos citar:

El químico ruso Dimitri Mendeleyev, que aseguraba que había visto en sueños la clave para la organización de la tabla periódica de elementos; el también químico Friedrich Kekulé, que mantenía que había deducido la estructura hexagonal de la molécula del benceno después de soñar con una serpiente que se mordía la cola, o Igor Stravinsky, que escuchó en su cabeza, mientras dormía, la música de La consagración de la primavera. Asimismo, fue un antiguo sacerdote asirio quien reveló, en sueños, al historiador Herman Hilprecht la traducción exacta de la inscripción cuneiforme de la llamada “piedra de Nebuchadnezzar”. Nebuchadnezzar II era el rey del Imperio neo-babilonio, que reinó entre 605 y 562 a.C. Según la Biblia, conquistó Judá y Jerusalén y envió a los judíos en el exilio.

Se atribuye la construcción de los Jardines Colgantes de Babilonia y también se conoce por la destrucción del Primer Templo. Se presenta en el Libro de Daniel y también se menciona en varios otros libros de la Biblia. Nabû-kudurri-uṣur, significa “O Dios Nabu, conserve/defienda a mi hijo primogénito“. Nabu es la deidad babilonia de la sabiduría e hijo de Marduk. En una inscripción, Nebuchadnezzar se diseña como “el querido” de Nabu y “favorito“. Según la tradición babilonia, hacia el final de su vida, Nebuchadnezzar predijo la ruina inminente del Imperio Caldeo. Murió en Babilonia entre los segundos y sextos meses del año cuarenta y tres de su reinado y fue sucedido por Amel-Marduk.

Tras estudiar a fondo el ADN, el grupo de investigadores rusos antes mencionado, formado por científicos de diversas especialidades, entre ellos genetistas y lingüistas, ha llegado a la conclusión de que el ADN puede ser modificado mediante sonidos y frecuencias y, por tanto, por las palabras.

 Los lingüistas rusos descubrieron que el código genético, especialmente en la parte menos estudiada hasta ahora, sigue las mismas reglas de todas las lenguas. El poder de la palabra sobre la salud, sostenido durante milenios por diversas corrientes de pensamiento, quedaría así confirmado.

Los armónicos y las resonancias, han sido objeto detallado de estudio por el Institute Control of Sciences Russian Academy of Sciences de Moscow y el Instituto Lebedev. Konstantin Korotkov, catedrático de la Universidad de San Petesburgo y diseñador de la cámara especial GDV (Gas Discharge Visualization), que permite visualizar el aura de un ser vivo e interactuar sobre ella para prevenir enfermedades. Fernando Sánchez Quintana, autor de la obra “Aura y Ciencia” explica que, durante la guerra fría, Konstantin Korotkov participó como científico en proyectos militares clasificados como “alto secreto”.

Uno de ellos consistía en enviar un enorme submarino nodriza hasta la costa de Estados Unidos, que debería dejar caer desde el interior, antes de retirarse, otro submarino más pequeño con los motores y sistemas eléctricos apagados hasta que se posara, merced a su propio peso, en el fondo del océano.

Allí debería esperar la eventualidad de que la guerra comenzara y lanzar entonces sus ojivas nucleares. Llegado el momento, el submarino recibiría una orden telepática que activaría el sistema de lanzamiento. Korotkov participó en aquel proyecto porque había inventado un sensor de agujas de wolframio capaz de medir la capacidad de una persona para comunicarse mentalmente.

Según su testimonio, tras un año de pruebas el proyecto fue suspendido porque sólo se alcanzó un 95% de aciertos en las transmisiones telepáticas, aunque esto era mucho dado el objetivo final. Pues bien, algo similar ha hecho el biofísico y biólogo molecular Peter P. Gariaev y otros colegas suyos del Institute Control of Sciences Russian Academy of Sciences en Moscú.

Mientras los investigadores occidentales se centraban sólo en el 10% de nuestro ADN, la parte donde se localiza la producción de proteínas, ellos han buscado en el 90% restante (considerado hasta ahora ADN basura) porque no les resultaba creíble que millones de años de evolución hubieran solo incidido en el 10% del ADN. Obviamente, sus experimentos ofrecen una visión absolutamente diferente del código genético y de la función del ADN. Así, su trabajo presenta a nuestro ADN como un ordenador biológico, capaz de recoger y transmitir información de su entorno a través de ondas, a partir de las cuales pueden modificarse los patrones de comportamiento de las células.

Tal y como recogen Gariaev y sus colaboradores en “The DNA-wave Biocomputer”, los experimentos llevados a cabo en el Institute of Control Sciences, en Wave Genetics Inc, en Moscú., así como otros trabajos teóricos, les han llevado a algunas conclusiones. Se considera que la evolución ha creado en los organismos vivos unos textos genéticos articulados de acuerdo a patrones semejantes al conjunto de normas y reglas subyacentes en todas las lenguas humanas. En este sistema, los nucleótidos del ADN, dotados de frecuencias cargadas de información, juegan el papel de caracteres o letras.

Y a partir de esos textos genéticos, que actúa como un programa de instrucciones, se van conformando los distintos procesos orgánicos. Asimismo, el sistema cromosómico actúa como una antena de recepción y transmisión de los textos genéticos, que descifra, codifica y reenvía. Y, por si faltara algo, los cromosomas de los organismos multicelulares constituyen, mediante sus repliegues, una puerta holográfica capaz de reproducir la imagen de todo el organismo en cada una de su partes y, además, abierta al espacio y al tiempo.

Hay que decir que la base de todo este complejo proceso de intercambio de “textos” en forma de sonidos está, según comprobaron Gariaev y sus colegas mediante experimentos, en la naturaleza vibracional.

Concretamente, el ADN se expresa, según los investigadores rusos, a través de ondas solitónicas, que son ondas que pueden almacenar información durante mucho tiempo y son capaces de propagarse sin deformarse a grandes distancias en medios no lineales. Cuando hablamos de información pensemos que, a diario, las ondas de radio y televisión, por ejemplo, trasladan información de un lado a otro.

Pero para hacernos una idea de la capacidad de las ondas solitónicas recordemos que ya en 1988 Thierry Georgesy su equipo del Centro de Investigación y Desarrollo de France Telecom combinaron ondas solitónicas de diferentes longitudes para realizar una transmisión superior a un terabit por segundo (1.000.000.000.000 bits / segundo).“La mayoría -explica Gariaev- intenta entender los principios del ordenador biológico que es el ADN a través de las reglas del ADN de Watson, Crick y Chargaff: la igualdad entre las bases adenina-timina, guanina-citosina.

¡Y eso es correcto pero no suficiente! El ADN cromosómico en los sistemas vivos tiene atributos de onda que nos llevan a una dimensión desconocida. El ‘muy conocido’ código genético es tan sólo la parte del código referida a la síntesis de proteínas y nada más. Pero los cromosomas trabajan como ordenadores solitónicos holográficos bajo la influencia de radiaciones láser endógenas del ADN”.Las consecuencias de todo esto son tan incomprensibles como simples y lógicas. Si uno modula un láser con una determinada frecuencia puede afectar con ella la información de las ondas del ADN y la información genética.

Para ello el ADN funciona como una antena cuyas características técnicas vienen determinadas por su tamaño. La molécula extendida tiene alrededor de dos metros de larga y una frecuencia natural de 150 megahertzios. Curiosamente esta frecuencia está exactamente en la banda utilizada por el radar humano para las telecomunicaciones e ingeniería de microondas.

Es decir, que nosotros usamos exactamente el mismo rango de frecuencia para recibir y emitir señales a nivel de ADN como en nuestra tecnología. Singular coincidencia. Además el ADN puede también almacenar ondas armónicas de 150 megahertzios. Es decir, el ADN no sólo puede resultar afectado por la radiación electromagnética de forma dañina, sino que también puede ser alterado en la dirección contraria con la radiación adecuada porque, en el fondo, para ello somos portadores de un tipo de microchip electrobiológico, un superconductor que toma la información electromagnética del ambiente, la almacena y posiblemente, después de codificarla, puede también emitirla.

Este hecho abre posibilidades desconocidas hasta ahora para la medicina. Porque con los dispositivos adecuados, igual que ahora aplicamos corrientes electromagnéticas para ayudar a la recuperación de una lesión ósea o muscular, en el futuro podremos actuar sobre el metabolismo celular y desarrollar nuevas terapias contra las enfermedades. Hasta la reparación de defectos genéticos sería posible sin los riesgos y los efectos secundarios de los procedimientos actuales.

Para su estudio del ADN, Gariaev se rodeó de físicos del renombrado Instituto Lebedev: biólogos moleculares, biofísicos, genetistas, embriólogos y lingüistas. Y desde ese campo de los lingüistas comenzaron a llegar las sorpresas.

Como se sabe, la Lingüística es la ciencia de la estructura de los idiomas. Investiga no sólo los idiomas naturales que se desarrollaron en las distintas culturas sino también los idiomas artificiales usados; por ejemplo, para programar los ordenadores.




A partir del estudio comparado de la semántica, la sintaxis, las bases de la gramática y otros aspectos del estudio de las lenguas con la configuración del código genético y la síntesis de proteínas llegaron a la conclusión de que éste comparte con nuestros idiomas las mismas reglas. No con los idiomas locales sino a un nivel más profundo donde todas las lenguas presentan estructuras comparables a la hora de unir caracteres para formar mensajes inteligibles.

Una relación que puede que nos extrañe menos si ponemos en relación el lenguaje de los propios lingüistas con el de los biólogos y vemos que, por ejemplo, definen el fonema como la unidad mínima de una lengua que no se deja analizar en unidades más pequeñas (nucleótido) y cuya función se define a través de su expresión, quees la materialización de los mismos, tales como el sonido vibracional, la onda; a través de su forma, que es el lugar que ocupan en el sistema, como la cadena de ADN; y a través de su contenido, que sería el papel que puedan desempeñar dentro de la economía gramatical de una lengua, tales como la formación de determinadas proteínas en función de sus relaciones.

También han descubierto que la inteligencia subyacente en los procesos que dan lugar a una lengua se da ya en la interrelación para la síntesis de proteínas a nivel del ADN. Si el ADN y el código genético existían ya antes de que los primeros humanos dijeran una sola palabra articulada, es fácil deducir que cada lengua se desarrolló a partir del modelo básico existente en la estructura de nuestro código genético, siendo éste la fuente de todas las lenguas.

 Esto no quiere decir que la capacidad de hablar sea sólo un efecto secundario de las proteínas elaboradas por algunos genes sino que el orden de los nucleótidos en el ADN sigue un plan inteligente que ha sido imitado en la estructura de nuestros idiomas. En “The DNA-wave Biocomputer” podemos leer:

 “A través de una señal láser y sus campos electroacústicos solitónicos - es como el gen ‘lee y entiende’ estos textos de manera similar al pensamiento humano. Pero a su propio nivel genómico de ‘razonamiento’. Esto significa que los textos humanos (independientemente del idioma usado) y los textos ‘genéticos’ tienen características matemático-lingüísticas y entrópico-estadísticas similares, y donde en caso de los textos ‘genéticos’ los caracteres se identifican con los nucleótidos”.

En otras palabras, si el ADN entiende ciertas frecuencias, entonces puede establecerse algun tipo de intercambio de información con él. Para probar el alcance de su teoría, el equipo de Gariaev realizó experimentos modulando ciertos patrones de frecuencia y consiguió reparar cromosomas dañados por rayos X. Tal y como explican Grazyna Fosar y Franz Bludorf en su libro Vernetzte Intelligenz, llegaron incluso a capturar patrones de información de un ADN y lo implantaron en otro, reprogramando así las células de éste. De esa manera consiguieron transformar embriones de rana en embriones de salamandra. Simplemente transmitiéndoles nuevos patrones de información del ADN. Un proceso que se realizó sin los efectos colaterales derivados de la manipulación directa de los genes.

Pues bien, los investigadores rusos están convencidos de que armonizando los sonidos que emitimos, es decir, palabras, en una determinada frecuencia, se puede llegar a influir en el ADN. Ello quizás pudiera explicar los sensacionales descubrimientos del investigador japonés Masaru Emoto, nacido el 22 de julio de 1943.

Es un autor japonés conocido por sus controvertidas afirmaciones de que las palabras, oraciones, sonidos y pensamientos dirigidos hacia un volumen de agua influirían sobre la forma de los cristales de hielo obtenidos del mismo. Según Emoto, la apariencia estética de los cristales dependería de si las palabras o pensamientos sean positivos o negativos.

Pese a la popularidad de sus investigaciones, estas han sido descartadas por la comunidad científica casi en forma unánime como una forma de pseudociencia. Los experimentos del Emoto consisten en exponer agua en recipientes a diferentes palabras, dibujos o música y entonces congelarla y examinar la estética de los cristales resultantes mediante fotografías microscópicas. El punto esencial de las teorías del Sr. Emoto consiste en que “El pensamiento humano, las palabras, la música, las etiquetas en los envases, influyen sobre el agua y ésta cambia a mejor absolutamente. Si el agua lo hace, nosotros que somos 70-80% agua deberíamos comportarnos igual.

Debería Vd. aplicar mi teoría a su vida para mejorarla”. La prueba que aporta Emoto, para convencer a las personas, es la superior belleza de los cristales de hielo extraídos de agua “tratada” frente a la baja belleza de los de agua “no tratada” en sus experimentos.

Los creyentes en el Sr. Emoto, por tanto, aceptan que mentalmente o por la palabra se puede influir en la estructura o propiedades de una sustancia química como el agua. Y que dicha influencia (extraordinariamente positiva) pasaría del agua al cuerpo humano posteriormente al ingerirla. La teoría contiene otras afirmaciones discutidas, como que materias como el arroz (y en general las materias orgánicas inanimadas) se comportan de la misma manera descrita para el agua y que las maneras de inducir estos cambios abarcan más posibilidades.

La controversia entre la ciencia y Emoto reside en que la ciencia no ve ningún mecanismo conocido ni hipotético para que esto suceda, no ha recibido ninguna prueba científica a favor, pero sí múltiples en contra, y por tanto considera esa afirmación, y derivadas, como falsas.

La ciencia contesta que “El agua no es influenciada en manera alguna por el pensamiento humano, la música o las palabras escritas en sus envases y no cambia en absoluto como respuesta a esas posibles influencias“.

Demostrar científicamente la teoría de Emoto implicaría que algunas bases de teorías probadas por innumerables pruebas experimentales replicadas por múltiples investigadores, como la Física y la Química modernas, son erróneas y están incompletas. Concretamente, según Emoto, dos envases de cristal iguales, conteniendo arroz o agua de una misma procedencia, a los que se le escriban la palabra “paz“,”gracias” o “guerra“,”idiota” en su exterior se comportarán al cabo de un tiempo de manera distinta.

Cambiarán por ello. En el agua los cristales de hielo obtenidos del bote “bien tratado” serán bellos y los cristales del bote “mal tratado” serán feos. Si es arroz, el bote de arroz “mal tratado” degenerará (se pudrirá o perderá sabor o ennegrecerá, …) y el otro no lo hará. Se ha demostrado que en muestras de agua congelada como las descritas o en un montón de nieve natural del tamaño de una gota hay muchos cristales, no sólo unos pocos o uno nada más, y que la búsqueda desplazando la cabeza del microscopio puede producir tanto un grupo de fotos de cristales regulares y bellos como de cristales irregulares o amorfos. La creación de cristales de agua está dirigida por diversas leyes físicas conocidas por diversos estudios al respecto, pero la más mínima variación en valores puntuales de humedad, temperatura, vibración, y sus gradientes en el tiempo, lleva a cristales distintos.

La propia física predice la aparición de infinitas formas distintas de cristales en muestras como las creadas, sin que para ello sea necesario nada más. Esta realidad demostrable que permite en la práctica tanto obtener cristales bonitos o cristales feos, de la misma muestra, sea cual sea ésta, por elección voluntaria del observador, en el mismo instante, es una de las explicaciones aportadas por la ciencia para explicar los resultados propuestos.

Emoto ha manifestado en su blog que “nunca ha sacado una fotografía ni ha entrado en el congelador donde se realizan por no aguantar el frio” y que deja todo ese trabajo a sus colaboradores.

Se propone un ejemplo, perfectamente integrado en su teoría, y que Emoto mismo podría plantear, que muestra las enormes implicaciones de aceptarla como cierta sin pruebas concluyentes. Si usásemos para el experimento el vino usado en el sacramento católico de la eucaristía en vez de agua.

La Iglesia dice que “el vino se convierte en la sangre de Cristo” en sentido figurado, simbólico, sin cambiar ni física ni químicamente, en una recreación del evento de la ultima cena. Emoto, al contrario, dice que el vino ha cambiado realmente y mediante la obtención de cristales del estado anterior y posterior a la consagración puede demostrar que el vino ha experimentado “variación en sus propiedades“. Esto, inevitablemente, implicaría diversas conclusiones en las personas que creyeran probado el cambio.

Un ejemplo menos llamativo de exactamente la misma idea, pero que no involucrase la religión, podría ser poner a dos botellas del mismo vino o de cualquier marca de agua una etiqueta de papel con palabras amables o no amables escritas en la misma y demostrar posteriormente, usando cristales de vino o de agua congelada, que el vino o el agua se ha “modificado” en virtud de ese tratamiento. El sesgo cognitivo puede llevar fácilmente a malinterpretar los datos.

Si la persona que toma las fotografías o la que evalúa su belleza sabe qué muestras de agua estuvieron expuestas a qué mensajes, sus emociones pueden distorsionar su elección. Este sesgo puede reducirse mediante experimentos de doble ciego. Mediante este método tanto el fotógrafo como quien examina la foto desempeñan su trabajo sin saber qué muestra estuvo expuesta a qué mensaje. 

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