En el pasado, cuando los pueblos de Tana Toraja todavía se encontraban muy aislados y difíciles de visitar, se tenía la creencia de que ciertas personas poseían el poder de hacer que los muertos caminaran por el pueblo con el fin de asistir a su propio funeral.
De esta manera, los familiares de los fallecidos se liberaban de la necesidad de tener que cargar su cadáver.
Un área particular, Mamasa, al oeste de Toraja, fue particularmente conocida por esta práctica.
Los habitantes de esa región no son exactamente del mismo grupo étnico que el pueblo de Tana Toraja. Sin embargo, los extranjeros a menudo se refieren a ellos como Toraja Mamasa.
En muchos sentidos, las culturas de los dos grupos son similares, aunque cada una tiene sus propias características que los distinguen.
En particular, el estilo de tallado de madera de los dos grupos es diferente. De acuerdo con el sistema de creencias de la gente de Mamasa, el espíritu de una persona muerta debe regresar a su aldea de origen.
Es esencial que se reuna con sus familiares, para que puedan guiarle en su viaje a la otra vida después de que la ceremonia se ha completado.
Es esencial que se reuna con sus familiares, para que puedan guiarle en su viaje a la otra vida después de que la ceremonia se ha completado.
En el pasado, la gente de esta zona tenían miedo de viajar grandes distancias, en caso de que murieran mientras estaban lejos y no pudieran regresar a su aldea.
Si alguien moría mientras estaba en un viaje, y si no tiene un poder mágico fuerte, sería necesario contar con los servicios de un experto, para guiar a la persona muerta de vuelta a la aldea.
Si alguien moría mientras estaba en un viaje, y si no tiene un poder mágico fuerte, sería necesario contar con los servicios de un experto, para guiar a la persona muerta de vuelta a la aldea.
Y no lo hacían metafóricamente hablando, la persona muerta se haría regresar a pie desde donde había viajado hasta su aldea de origen, no importa lo lejos que se estuviera.
El cadáver caminaría rígido, sin ninguna expresión en su rostro, asemejando a un robot. Si alguien se dirigía al muerto directamente, este caería sin sentido, incapaz de continuar su viaje.
Por lo tanto, las personas que acompañaban al difunto en la macabra procesión tenían que advertir a la gente que encontraban en su camino de no hablar directamente con el muerto.
Los asistentes solían buscar caminos tranquilos donde era menos probable que la procesión se viera infiltrada por los extraños.
En la actualidad, la práctica de caminar con los muertos a su lugar de origen ha caído en el olvido. Los buenos caminos ahora conectan las aldeas de Tana Toraja, y la gente tiende a confiar en medios más convencionales de transporte para llevar los cuerpos de vuelta a casa.
Sin embargo, la posibilidad de traer a los muertos a la vida no se ha olvidado del todo. A veces, incluso hoy, pareciera que el muerto seguir respirando hasta que todos sus parientes se reunen alrededor de él.
En la actualidad la habilidad se practica en animales. En una ceremonia fúnebre, cuando un búfalo se ha sacrificado y su cabeza es separada de su cuerpo, se hace levantar y caminar durante diez minutos. Una demostración de este tipo demuestra a la audiencia que la capacidad de resucitar a los muertos a la vida no se ha olvidado totalmente por la comunidad.
Aunque la leyenda sigue viva en la comunidad, no hay un solo video que permita ver a un muerto andando, la primera imagen que acompaña a este artículo es un completo misterio, no hay fuente especifica ni un fecha. La mayoría la refiere con los rituales que se celebraron alguna vez en esa antigua población de Indonesia.
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