martes, 14 de mayo de 2019

¿Qué sabemos sobre una Antigua Raza Serpiente? (I)

Lo que relato en este artículo puede parecer ciencia-ficción. Tal vez lo sea, pero hay algunas evidencias de que puedan ser hechos reales. Zecharia Sitchin (1920 – 2010) fue un escritor y autor de una serie de libros que promueven la teoría de los antiguos astronautas y el supuesto origen extraterrestre de la humanidad.

Atribuye la creación de la cultura sumeria a los Anunnaki (o Nefilim), que procederían de un planeta llamado Nibiru, que supuestamente formaría parte del sistema solar.

Sitchin afirmó que la mitología sumeria refleja este punto de vista, aunque sus afirmaciones han sido contestadas por diversos científicos, historiadores y arqueólogos.

Sitchin interpretó las traducciones en lenguas modernas de los textos escritos en varias tablillas de arcilla que se encuentran en distintos museos del mundo. Según esta interpretación, habría que hablar de una nueva versión de la creación humana. 

Seres extraterrestres serían los responsables de la evolución de la especie humana mediante ingeniería genética. Sitchin fue autor de «Crónicas de la Tierra», una serie de 7 libros en los que expuso el resultado de sus investigaciones: El 12º planeta, presentado en 1976, fue el primero de ellos.




Según su reinterpretación de las traducciones realizadas por los expertos en lenguas sumerias, acadias y asirio-babilónicas, existe en el Sistema Solar un planeta llamado Nibiru que se acerca cada 3600 años a la Tierra, provocando alternativamente cambios positivos o catástrofes.

La órbita con la que Nibiru ingresa a nuestro Sistema Solar, en el sentido de las agujas del reloj, al contrario que el resto de planetas, sería la causante de tales eventos, incluyendo un choque con un planeta que orbitaba entre Marte y Júpiter, y que dio lugar a al cinturón de asteroides y a sucesivos cambios catastróficos en el Sistema Solar.

Según dice Sitchin, en los textos sumerios se hablaría de una raza extraterrestre, los Anunnaki, que habrían creado a los humanos para que trabajaran como esclavos en sus minas de África y en otros lugares de la Tierra, como América del Sur y Mesoamérica, con el fin de obtener minerales y metales, principalmente oro.

Según su interpretación, los “cabeza negra” de Sumeria fueron creados por esos seres, al hibridar genes, mediante manipulación genética, de los primitivos humanos con los de los anunnaki. Sitchin explica que la realeza era una combinación de “dioses” anunnaki y humanos.

Por otro lado, con una visión completamente distinta a la de Sitchin, tenemos a Brian Desborough, científico californiano, que cree que la Tierra estuvo antiguamente mucho más cerca del Sol de lo que está hoy y que Marte orbitaba donde la Tierra orbita actualmente. Si los profundos cañones en la superficie de Marte fueron causados por grandes torrentes de agua, tiene que haber habido antaño un ambiente mucho más cálido en Marte.

Actualmente su clima es tan frío que el agua se congelaría en un instante y su tenue atmósfera provocaría la rápida evaporación del agua. Desborough afirma que la antigua mayor proximidad de la Tierra al Sol provocó que los seres humanos de aquella remota época fueran de raza negra. Antiguos esqueletos encontrados cerca de Stonehenge en Inglaterra y a lo largo de la costa oeste de Francia demostrarían tener características africanas.

Desborough dice que Marte, entonces con un ambiente muy parecido al nuestro actual, tenía una raza blanca antes del cataclismo causado por Venus. Sus investigaciones le han convencido de que los marcianos blancos construyeron las pirámides que se han fotografiado en Marte.

 En 1976 fue fotografiado un extraño conjunto de estructuras en una misteriosa región de Marte llamada Cydonia. Una de las más llamativas es una gigantesca cara parecida a la de la esfinge de Egipto. El misterio es mucho mayor cuando analizamos la región de Cydonia, en que encontramos enormes pirámides. ¿Estamos ante los restos de una civilización antigua en el planeta Marte?

Una reciente imagen marciana, captada por el robot Curiosity, ha generado bastante polémica. Se observa una nueva pirámide, medio enterrada. Según Desborough, la raza blanca marciana fue a la guerra contra una raza negra terrestre, con el objetivos de conquistar la Tierra.

Estas guerras, dice Desborough, serían las guerras entre «dioses» descritas en diversos textos antiguos, sobre todo el Mahabhárata y el Ramayana de la antigua India. Desborough añade que después del cataclismo causado por Venus, los marcianos blancos que se habían establecido en la Tierra fueron abandonados aquí sin su tecnología y con su planeta de origen, Marte, devastado. Estos marcianos blancos se habrían convertido en los precursores de pueblos blancos de la Tierra.

 Algunos científicos afirman que cuando la gente de raza blanca es sumergida en tanques de privación sensorial por períodos largos, su ritmo circadiano tendría una frecuencia de 24 horas 40 minutos, que no se corresponde con el período rotacional de la Tierra, sino de Marte. Esto no sucedería con razas no blancas, que estarían en armonía con la rotación de la Tierra.

Desborough cree que estos marcianos blancos eran una raza avanzada del mundo antiguo, conocida como los fenicios o los arios. Supuestamente empezaron un largo proceso para volver a alcanzar su anterior poder tecnológico, después de los trastornos que destruyeron la superficie de su propio planeta, Marte. Esta raza blanca habría influido en la civilización egipcia, alrededor del 3000 a.C.

La meseta de Giza, donde fue construida la gran pirámide, antes era conocida como El-Kahira, un nombre que derivaba del sustantivo árabe El- Kahir, de donde proviene el nombre de El Cairo, y que significa Marte. Los textos antiguos revelan que la medición del tiempo estaba muy relacionada con Marte, y el 15 de marzo, conocido como los idus de marzo (Marte), era una fecha clave en el calendario, como lo es el 26 de octubre.

Los idus de marzo, en el calendario romano, correspondían a los días 15 del mes de Martius. Los idus eran días de buenos augurios que tenían lugar los días 15 de marzo, mayo, julio y octubre, y los días 13 del resto de los meses del año. Aunque marzo, Martius, mes consagrado al dios Marte, fue el tercer mes del calendario juliano, en el calendario romano más antiguo, fue el primer mes del año. Los días de fiesta observados por los romanos desde el primero de los idus reflejan su origen como celebraciones del año nuevo.

Los idus de marzo, en los calendarios más antiguos, habrían sido los días correspondientes a la primera luna llena del año nuevo. El 26 de octubre era el final del año en el calendario celta. Las historias del Santo Grial del Rey Arturo están relacionadas con este tema. Asimismo, Camelot parece que significaba Ciudad de Marte. Parece que diversos trastornos cataclismos han afectado la Tierra ha sufrido entre el 11000 a.C. y el 1500 a.C. El primer cataclismo terminó con la Era Dorada y arrasó las avanzadas civilizaciones que habían existido hasta entonces.

Las razas extraterrestres o abandonaron el planeta o sobrevivieron en las altas montañas o en la profundidades de la Tierra. Muchos de los extraterrestres y la mayoría de los seres humanos de la Tierra no sobrevivieron. Los que lo hicieron tuvieron que empezar de nuevo sin la tecnología antes disponible. Los supervivientes de origen principalmente extraterrestre conservaron los conocimientos avanzados.

Algún nuevo cataclismo sucedió en el Sistema Solar hacia el 1588 a.C., que afectó a la rotación de la Tierra. Tal vez hace unos 3600 años pasó el planeta Nibiru cerca de la Tierra. Si fuese así, Nibiru estaría a punto de volver a pasar cerca de la Tierra. Arthur Posnansky, en Guía general ilustrada de Tiahuanaco, descubrió más inscripciones sobre las rocas de dos islas sagradas del lago Titicaca, y señaló que eran muy similares a las enigmáticas inscripciones descubiertas en la isla de Pascua, conclusión con la que, en la actualidad, suelen coincidir los expertos.

Pero se sabe que la escritura de la isla de Pascua pertenece a la familia de las escrituras indoeuropeas del Valle del Indo y de los hititas. Un rasgo común a todas ellas, incluidas las inscripciones del Lago Titicaca, es su sistema «como de arado de buey».

La escritura de la primera línea comienza por la izquierda y termina por la derecha; en la segunda línea es al revés, terminando por la izquierda; en la tercera es igual que en la primera, y así sucesivamente. Sin querer entrar ahora en la cuestión de cómo llegó al lago Titicaca una escritura que imita a la de los hititas, parece que queda confirmada la existencia de una o más formas de escritura en el antiguo Perú. Así pues, también a este respecto, la información proporcionada por Montesinos demuestra ser correcta.

 Si, a pesar de todo esto, al lector le resulta todavía difícil de aceptar la inevitable conclusión de que hubo una civilización similar a la del Viejo Mundo en los Andes, hacia el 2400 a.C., entonces aportaremos algunas evidencias más. Los expertos han ignorado por completo como pista válida la reiterada afirmación de las leyendas andinas de que hubo una terrorífica oscuridad en tiempos remotos.

Nadie se ha preguntado si no sería ésta la misma oscuridad, o la no aparición del sol en el momento en que debería de haberlo hecho, de la cual hablan las leyendas mexicanas en el relato de Teotihuacán y sus pirámides. Pues, si de verdad sucedió este fenómeno, que el sol no salió y la noche se hizo interminable, debió de ser algo que se pudo observar en todo el continente americano.

 Los recuerdos colectivos mexicanos y los andinos parecen corroborarse entre sí en este punto, apoyando así la veracidad de ambos, como dos testigos ante un mismo acontecimiento. Pero, por si esto no fuera lo suficientemente convincente, podemos recurrir a la Biblia en busca de evidencias, y podemos recurrir nada menos que a Josué como testigo.

Según Montesinos y otros cronistas, un acontecimiento de lo más inusual tuvo lugar durante el reinado de Titu Yupanqui Pachacuti II, decimoquinto monarca del Imperio Antiguo.

Fue en el tercer año de su reinado, en que «las buenas costumbres se olvidaron y la gente se entregó a todo tipo de vicios», cuando «no hubo amanecer durante veinte horas».

Es decir, la noche no terminó cuando tendría que haberlo hecho y la salida del Sol se retrasó durante veinte horas.

Después de un gran lamento, de confesiones de los pecados, sacrificios y oraciones, el Sol apareció finalmente. Esto no pudo ser un eclipse, ya que no fue que el Sol se viera oscurecido por una sombra. Además, ningún eclipse dura tanto, y los peruanos eran conocedores de estos eventos periódicos. El relato no dice que el Sol desapareciera; dice que no salió -«no hubo amanecer»-durante veinte horas.



Fue como si el Sol, dondequiera que estuviera escondido, se hubiera parado de pronto. Si los recuerdos andinos son ciertos, en algún otro lugar, en la otra parte del mundo, el día tuvo que ser igual de largo, y no debió terminar cuando debería de haber terminado, por ser un día veinte horas más largo. Increíblemente, este acontecimiento está registrado, y en ningún sitio mejor que en la misma Biblia.

 Fue cuando los israelitas, bajo el liderazgo de Josué, acababan de cruzar el río Jordán y de entrar en la Tierra Prometida, después de tomar las ciudades fortificadas de Jericó y Ay. Fue cuando todos los reyes amorreos formaron una alianza para crear una fuerza combinada contra los israelitas. Una gran batalla tuvo lugar en el valle de Ayyalón, cerca de la ciudad de Gabaón. Comenzó con un ataque nocturno de los israelitas, que puso a los cananeos en fuga.

Al amanecer, cuando las fuerzas cananeas se reagruparon cerca de Bet Jorón, el Señor Dios «arrojó grandes piedras desde el cielo sobre ellos y murieron; hubo más de ellos que murieron por las piedras que los que murieron por la espada de los israelitas».

Entonces Josué le habló a Yahveh, el día en que Yahveh entregó a los amorreos a los Hijos de Israel, diciendo: “«A la vista de los israelitas, que el Sol se detenga en Gabaón y la Luna en el valle de Ayyalón». Y el Sol se detuvo, y la Luna se paró, hasta que el pueblo se vengó de sus enemigos. Cierto es, pues todo esto está escrito en el Libro de Jashar: “el Sol se detuvo en mitad de los cielos y no se apresuró en bajar en casi un día entero“.



El incidente, cuya singularidad se reconoce en la Biblia («no hubo un día como aquél, ni antes ni después»), al tener lugar en el lado opuesto de la Tierra con respecto a los Andes, describiría por tanto un fenómeno que sería el inverso al sucedido en América.

En Canaán, el Sol no se puso durante unas veinte horas; en los Andes, el Sol no salió durante el mismo lapso de tiempo. ¿Acaso no describen los dos relatos el mismo acontecimiento y, por provenir desde dos lados diferentes de la Tierra, atestiguan su veracidad? Lo que pudo suceder todavía es un enigma. La única pista bíblica es la mención de las grandes piedras que cayeron del cielo.

Dado que sabemos que lo que los relatos describen no es la detención del Sol (y la Luna), sino una alteración en la rotación de la Tierra sobre su eje, una explicación posible sería la de que un cometa o el planeta Nibiru hubiera pasado demasiado cerca de la Tierra.

Y, dado que algunos cometas orbitan el Sol en dirección opuesta a las manecillas del reloj, que es la inversa a la dirección orbital de la Tierra y el resto de planetas, su fuerza cinética podría haber contrarrestado temporalmente la rotación de la Tierra, provocando una ralentización. Sea cual sea la causa exacta del fenómeno, lo que nos interesa ahora es su ubicación temporal.

Eminentes arqueólogos y expertos bíblicos llegaron a la conclusión de que el Éxodo tuvo lugar alrededor del 1500 a.C. Dado que los israelitas erraron por los desiertos del Sinaí durante cuarenta años, el acontecimiento observado por Josué tuvo que ocurrir poco después. La pregunta ahora es la siguiente: el fenómeno opuesto, la noche interminable, ¿ocurrió en los Andes al mismo tiempo?

 Desgraciadamente, la forma en que los escritos de Montesinos han llegado hasta los expertos actuales deja algunas lagunas en los datos relativos a la duración del reinado de cada monarca, y esto nos obligará a obtener la respuesta dando un rodeo.

El acontecimiento, según nos informa Montesinos, tuvo lugar en el tercer año del reinado de Titu Yupanqui Pachacuti II. Para determinar este momento, tendremos que calcular desde ambos extremos.

Se nos dice que los primeros 1.000 años desde el Punto Cero se cumplieron durante el reinado del cuarto monarca, es decir, en el 1900 a.C.; y que el trigésimo segundo rey reinó 2.070 años después del Punto Cero, es decir, en el 830 a.C.

 Pero, ¿cuándo reinó el decimoquinto monarca? Los datos de los que disponemos sugieren que los nueve reyes que separan al cuarto del decimoquinto monarca reinaron un total de unos 500 años, colocando a Titu Yupanqui Pachacuti II en los alrededores del 1500 a.C.

En ambos modos llegamos a una fecha para el acontecimiento andino que parece coincidir con la fecha bíblica y la fecha del acontecimiento en Teotihuacán.

Aunque los datos para calcular exactamente la fecha son imprecisos, al menos parecen estar suficientemente próximos en el tiempo, como para que asumamos que se refieren al mismo día.

 El hecho de que nos refiramos al 1588 a.C. es que coincide con el posible paso de Nibiru cerca de la Tierra.

La impactante conclusión es evidente: El día en que el Sol se detuvo en Canaán fue la noche sin amanecer en las Américas. El acontecimiento, así verificado, se levanta como una prueba irrefutable de la veracidad de los recuerdos andinos de un Imperio Antiguo que comenzó cuando los dioses concedieron a la humanidad la varita de oro en el lago Titicaca.

 Los expertos han estado pugnando durante generaciones con este relato del capítulo 10 del Libro de Josué. Algunos lo han descartado como mera ficción; otros ven en él los ecos de un mito; y otros más intentan explicarlo en términos de un eclipse de Sol inusualmente prolongado.

Pero no sólo es que estos eclipses de Sol son desconocidos, sino que, además, el relato no habla de la desaparición del Sol. Al contrario, relata un acontecimiento en el cual el Sol continuó viéndose, colgado en los cielos, durante «casi un día entero» ¿digamos veinte horas?

El programa Espacial de la NASA en los Estados Unidos recientemente comprobó la veracidad de un hecho en la Biblia que se había considerado como un mito. El señor Harold Hill, presidente de la compañía automotora Curtis de Baltimore, Maryland, y consejero del programa espacial, relata el siguiente suceso: “Una de las cosas más asombrosas que Dios ha hecho entre nosotros sucedió recientemente con nuestros astronautas y científicos espaciales en Green Belt, Maryland. Estaban verificando la posición del sol, la luna y los planetas para saber donde se encontrarían dentro de cien años y en los próximos mil años.

Es indispensable saber esto para poder enviar satélites al espacio y evitar que choque con algo una vez que han entrado en órbita. Se debe proyectar la órbita en términos de la vida del satélite y saber la posición de los planetas para que no destruyan los satélites. Se hizo que la computadora corriera a través de los siglos y de repente se detuvo.

 La computadora empezó a dar una señal roja de alerta indicando que había algún error en la información con la que había sido alimentada o con los resultados al ser comparados con las normas establecidas.

Decidieron entonces llamar a la oficina de mantenimiento para revisarla; los técnicos encontraron que la computadora estaba en perfectas condiciones. El director de operaciones de IBM pregunto cuál era el problema y para su sorpresa la respuesta fue: Hemos encontrado que falta un día en el universo del tiempo transcurrido en la historia”.

“En el equipo había un cristiano que dijo, “Una vez escuche en un estudio bíblico en la iglesia que el sol se detuvo.” Ellos no le creyeron, pero como no tenían ninguna respuesta, le dijeron, “Muéstranos“. El entonces tomo su Biblia y leyó en el libro de Josué, algo bastante ridículo para alguien con “sentido común“.

En ese pasaje Dios decía a Josué: “No tengas miedo, porque los he entregado en tus manos ninguno de ellos te podrá resistir“. Josué estaba preocupado porque el enemigo los había rodeado y si oscurecía, el enemigo podría derrotarlos. Entonces Josué pidió al Señor que detuviera al sol.

Y así sucedió. “El sol se detuvo y la luna se paro… y no se apresuro a ponerse casi un día entero“. Los ingenieros del Programa Espacial dijeron: “!Ese es el día que falta!”. Rápidamente verificaron en la computadora retrocediendo en el tiempo a la época descrita en la Biblia y descubrieron que se aproximaba mas no era el lapso de tiempo exacto. El lapso que faltaba en la época de Josué era de 23 horas y 20 minutos, no era un día completo.

 Leyeron nuevamente en la Biblia y allí decía: “Casi un día entero” (Josué 10:13). Estas “palabras” en la Biblia son muy importantes. Parte del problema había sido solucionado. No obstante, faltaban 40 minutos. Esto ocasionaba un grande problema.

 Si no aparecían esos 40 minutos, había grandes discrepancias en los cálculos espaciales debido a que los minutos se multiplican muchas veces en órbitas. Este cristiano recordó que hay un lugar en la Biblia donde se menciona que el sol retrocedió. Sus compañeros le dijeron que estaba loco.

 Sin embargo, permitieron que les mostrara en el segundo libro de Reyes, capitulo 20: 8-10, donde la Biblia narra que Ezequias, quien estaba a punto de morir, fue visitado por el profeta Isaias, el cual le dijo que no moriría. Ezequias no creyó y le pidió por tanto una señal diciendo: “Avanzara la sombra diez grados o retrocederá diez grados”.

Y Ezequias respondió: “Fácil cosa es que la sombra decline diez grados pero no que la sombra vuelva diez grados“. Diez grados son exactamente 40 minutos. 23 horas y 20 minutos en Josué, mas 40 minutos en Segunda de Reyes completan las 24 horas que los hombres del Programa Espacial tuvieron que añadir a la historia como el día que faltaba en el Universo“.

Después del cataclismo del 11000 a.C., entre los extraterrestres sobrevivientes había los que deseaban usar sus conocimientos positivamente y comunicar su conocimiento a la humanidad, y aquellos que trataron de acumular los conocimientos y usarlos para manipular y controlar a la humanidad. La lucha entre estos dos grupos sobre el uso de los conocimientos continúa hasta la actualidad.

Mientras las sociedades se recuperaron de los trastornos del 11000 a. C, otros cataclismos causaron más devastación durante los miles de años que siguieron. David Icke, autor del libro El Mayor Secreto: El libro que cambiará el mundo, no cree que los Anunnaki de las Tablillas Sumerias de Sitchin y los marcianos blancos propuestos por Brian Desborough sean los mismos seres, aunque bien puede haber cierta conexión genética entre ellos. Icke piensa que los Anunnaki son una raza de base reptil.

 “Aun tenemos en nuestras cabezas estructuras cerebrales muy parecidas a las del caballo y el cocodrilo“, dice el neurofisiólogo Paul MacLean, del National Institute of Mental Health(NIMH). No sé si habéis oído hablar del complejo “R” o cerebro reptiliano.

De acuerdo a la teoría de Paul MacLean, el cerebro humano resulta de la superposición e integración de las funciones de tres cerebros distintos, con diferentes características estructurales, neurofisiológicas y de comportamiento. El cerebro es una masa arrugada de aproximadamente 1.4 Kg que se comporta como un sistema que recibe, procesa y emite información.

Rige nuestros movimientos, pensamientos, recuerdos, gustos, anhelos, sueños y es el órgano que nos hace ser quienes somos. El cerebro es un sistema auto-regulado que dispone de diez billones de neuronas que se interconectan y se comunican unas con otras, a fin de realizar todos los procesos necesarios para nuestra existencia.

Se comunican entre ellas y procesan/emiten información mediante señales químicas y eléctricas. Y la actividad normal cerebral requiere que estas señales funcionen de manera equilibrada. A lo largo de su evolución, el cerebro humano adquirió tres componentes que fueron surgiendo y superponiéndose.




Uno de ellos es el cerebro primitivo (arquipálio), constituido por la estructuras del tronco cerebral: Bulbo, cerebelo, ponte y mesencéfalo, con el más antiguo núcleo en la base, el globo pálido y bulbos olfatorios. Se dice que corresponde al cerebro reptiliano, también llamado complejo-R por el neurofisiologo Paul MacLean.

 Luego vemos el cerebro intermedio (paleopálio), formado por las estructuras del sistema límbico. Se dice que corresponde al cerebro de los mamíferos inferiores. En la capa superior está el cerebro superior o racional (neopálio), que comprende la mayor parte de los dos hemisferios cerebrales (formado por el neocórtex) y algunos grupos neuronales subcorticales. Este último solo es compartido por los mamíferos superiores, incluyendo a los primates y el hombre.

Esas tres capas se desarrollan de manera superpuesta durante la evolución embrionaria y del feto. Y también cronológicamente en la evolución de las especies (filogenia), desde el lagarto hasta el homo sapiens.

En palabras de MacLean, son como tres computadoras biológicas que, aunque íntimamente interconectadas, conservan cada una sus propias formas peculiares de inteligencia, subjetividad, sentido del tiempo y del espacio, memoria, motricidad y otras funciones menos específicas.

Tal como hemos dicho antes, la parte de nuestro cerebro que es más primitiva es el cerebro básico, instintivo y reptiliano. Esta parte del cerebro está formada por los ganglios basales, el tallo cerebral y el sistema reticular.

 Es esa parte la que se ocupa de las actividades intuitivas. Alojado en el tronco cerebral, es la parte más antigua del cerebro y se calcula que se desarrolló hace unos 500 millones de años. Se encuentra presente primordialmente en los reptiles. Los reptiles son las especies animales con un menor desarrollo cerebral.

El suyo está diseñado para manejar la supervivencia desde un sistema binario: huir o pelear, con muy poco o ningún proceso sentimental. Tiene un papel muy importante en el control de la vida instintiva y se encarga de autorregular el organismo. Por lo tanto este cerebro no está capacitado para pensar, ni sentir. Su función es la de actuar, cuando el estado del organismo así lo demanda. El complejo reptiliano, en los seres humanos, incluye conductas que se asemejan a los rituales animales como el de aparearse.

La conducta animal e instintiva está en gran medida controlada por esta área del cerebro. Se trata de un tipo de conducta instintiva programada y poderosa y, por lo tanto, es muy resistente al cambio. Es el impulso por la supervivencia: comer, beber, mantener la temperatura corporal, sexo, territorialidad, necesidad de cobijo y de protección.

Es un cerebro funcional, territorial, responsable de conservar la vida y el responsable de las mayores atrocidades. Nos sitúa en el presente, sin pasado ni futuro y por tanto es incapaz de aprender o prever. No piensa ni siente emociones y es pura impulsividad. En el cerebro reptiliano se procesan las experiencias primarias, no verbales, de aceptación o rechazo.

Aquí se organizan y procesan las funciones que tienen que ver con el hacer y el actuar, lo cual incluye: las rutinas, los hábitos, la territorialidad, el espacio vital, las adicciones, los rituales, los ritmos, las imitaciones, las inhibiciones y la seguridad. Es el responsable de las conductas automáticas, tales como las que se refieren a la preservación de la especie y a los cambios fisiológicos necesarios para la sobrevivencia.



En síntesis, este cerebro se caracteriza por la acción. El sistema básico o reptiliano controla la respiración, el ritmo cardíaco, la presión sanguínea e incluso colabora en la continua expansión-contracción de nuestros músculos. Este primer cerebro es sobre todo como un guardián de la vida, pues en él están los mayores sentidos de supervivencia y lucha.

 Y, además, mantiene la interrelación con los poros de la piel, los cuales son como una especie de interfase que poseemos con el mundo externo. Este primer cerebro es nuestro agente avisador de peligros para todo el cuerpo. Permite la adaptación con rapidez por medio de respuestas elementales poco complicadas emocional o intelectualmente. Esta conducta no está basada en consideraciones basadas en las experiencias previas ni en los efectos a medio o largo plazo.

 Las conductas de las personas calificadas como de psicópatas (las que carecen de sentimientos de culpa) y de paranoicos se ajustan a este patrón de conducta. En la psicopatía se juega el papel de depredador y en la paranoia el de presa. Es en este primer cerebro donde las adicciones son muy poderosas, tanto a algo como a alguien o a una forma de actuar.

Por decirlo de alguna forma rápida, este primer cerebro es una herencia de los períodos cavernarios, donde la supervivencia era lo esencial. El cerebro reptil sustenta una parte de la mente inconsciente, o subconsciente, donde se graba, se aloja y se desarrolla el Trauma Psicológico, aquello que determina la mayoría de miedos y fobias que conforman la mente reactiva, la cual, en algunas ocasiones, lleva al ser humano a comportarse como un animal salvaje.

El sistema límbico del cerebro pertenece a la evolución intrínseca de los mamíferos, es el encargado de gestionar las emociones, artífice de la ira, el miedo, la pasión y el amor. La parte reptiliana del cerebro posee un poder atávico dentro de nuestras vidas, que es el impulso y el lugar donde se revelan los rituales más ancestrales, sexo, territorialidad o necesidad de cobijo.

En este punto tenemos que incidir en algo que hemos detallado en otros artículos, como “los dioses serpiente y dragón en la mitología, ¿reflejan una realidad en las antiguas civilizaciones?”.

 El aspecto reptiliano de los dioses bíblicos era un secreto bien guardado y ocasionalmente solo es perceptible en algunos párrafos del Antiguo Testamento, como por ejemplo la adoración del “seraphim” o “serpiente de bronce” en el incidente durante el Éxodo. Hay muchas más referencias, muchas de ellas explícitas en distintos mitos y leyendas de todo el mundo.

También son muy comunes los mitos sobre la “Serpientes de la sabiduría” que iluminaban a la humanidad.

En el libro de Génesis, Dios castiga a la serpiente por haberle dado a Eva la fruta prohibida declarando; “sobre tu vientre andarás y polvo comerás todos los días de tu vida” (Génesis 3:14).

 De esta manera la Biblia daba a entender que la serpiente antiguamente tenia brazos y piernas, pero que al ser maldecida le fue quitado este privilegio.

También en las viejas catedrales europeas se ven adornos de gárgolas, que son un tipo de reptil. Asimismo, también hay muchas referencias al cruce entre “dioses” y humanos, así como a manipulaciones genéticas con humanos, lo que aún fortalecería más la idea del posible origen de esta parte reptiliana del cerebro.

 El Dr. Arthur David Horn, un ex profesor de antropología biológica en el Colorado State University, en Fort Collins, había creído en la versión darwinista de la evolución humana, que implicaría un lento desarrollo de la especie humana en base a la supervivencia del más apto. Pero actualmente está convencido que la humanidad fue manipulada genéticamente por extraterrestres y que una raza reptiliana ha controlado el planeta durante miles de años, y lo continúa haciendo en la actualidad.

 Las investigaciones del Dr. Horn están detalladas en su libro Humanity’s Extraterrestrial Origins (Orígenes Extraterrestres de la Humanidad), en el que sugiere que los que las Tablillas Sumerias refieren como los Anunnaki serían esta raza reptiliana.

El famoso astrofísico británico, Fred Hoyle, dijo en una conferencia de prensa en Londres, en 1971, que el mundo estaba controlado por una fuerza que podía manifestarse en muchas formas. “Están por todas partes“, dijo a los asombrados periodistas, “en el cielo, en el mar y sobre la Tierra“.

Añadió que efectuaron un control mental sobre la humanidad. Ha habido otras razas extraterrestres en la tierra, y todavía las hay, además de la raza extraterrestre que los sumerios llamaron los Anunnaki y otros textos antiguos llamaron la Raza Serpiente.

 Bien podría haber sido que algunos de los otros extraterrestres fueran a la guerra con los Anunnaki. Los textos antiguos registran estas “guerras de los dioses” en todo el mundo y éstas podrían incluir conflictos entre razas extraterrestres diferentes así como aquellas descriptos en las Tablillas Sumerias, que parecían involucrar facciones de Anunnaki peleando entre sí.

Actualmente tenemos relatos de personas que afirman haber visto seres supuestamente extraterrestres de tipo reptiliano. Jason Bishop III, un investigador del fenómeno extraterrestre, dice que los reptilianos son mucho más altos que los humanos y tienen sangre fría como los reptiles de la Tierra.

Parecen ser menos sensibles emocionalmente que los humanos, aunque son sumamente inteligentes y poseen una tecnología muy avanzada. Los relatos modernos de seres reptiloides se ajustan a las descripciones de muchos “dioses” del mundo antiguo en los textos y leyendas.

 La cultura Ubaid o El Obeidexistió entre el 5000 y el 4000 a. C., incluso antes que Sumeria, en lo que es ahora Irak. Corresponde a un periodo protohistórico de Mesopotamia. Tell el-Obeid o el-Ubaid son las transcripciones al alfabeto latino del topónimo árabe actual que corresponde arqueológicamente a una población de la Baja Mesopotamia, cuya cultura se conoce como cultura de El Obeid.

Esta cultura es considerada como el primer estadio de la civilización sumeria, manteniéndose la incógnita del origen real de los sumerios como pueblo. El tell o colina que identifica a este yacimiento arqueológico se localiza a poca distancia al oeste de la antigua ciudad de Ur.

Los primeros testimonios de esta cultura se han datado hacia el 5000 a. C., alcanzando su mayor desarrollo hacia el 4500 a. C. En torno al 4000 a. C. esta cultura se halla extendida por gran parte del Oriente Medio, prolongándose hasta el 3700 a. C. aproximadamente.

El comienzo de esta etapa coincide aproximadamente con la entrada en la región de nómadas provenientes de los montes Zagros. Arqueológicamente, el período Obeid está dividido en cuatro subperíodos.

 Durante el período de El Obeid la agricultura avanzó gracias al control de las aguas en superficie, mediante técnicas de regadío a base de canales. Este desarrollo permitió que la agricultura floreciera en nuevas áreas de Mesopotamia.

La cerámica de este período se desarrolló mediante unos rasgos muy característicos. Las formas cerámicas van evolucionando, con la aparición de paredes cerámicas más finas, “vasos-tortuga“, jarras dotadas de asas, e incluso botellas con largos cuellos

. La expansión de esta cerámica por toda la cuenca mesopotámica hasta el Mediterráneo es una muestra del impulso que vivió la cultura de El Obeid. Realizó progresos en la metalurgia, ya que se han encontrado moldes y una especialización artesanal en el repujado del cobre. Los metales provenían del Cáucaso.

Es la primera cultura en la que se ha detectado el desarrollo de planchas de arcilla con incisiones. Posteriormente evolucionaron a los sellos cilíndricos que se colgaban del cuello, y que incorporarán inscripciones de escritura con la aparición del cuneiforme. En el período Obeid se encuentran los primeros restos de edificios religiosos integrados en las ciudades.

 Inicialmente tenían la forma de terrazas, edificios de planta rectangular y techo plano. Estas construcciones son el origen de los zigurats, formados por la superposición de varias terrazas de anchura decreciente. Sus templos eran de mayores proporciones que los de Eridu, superando los 12 metros cuadrados. Los ajuares funerarios destacan por sus figurillas con cabeza en forma de serpiente, características del culto a la Diosa madre.

Entre los mitos de esta cultura, destacará el de la diosa Inanna ó Ishtar. Las estatuillas de los dioses del período Ubaid son representaciones claras de humanoides del tipo reptiloide. Podemos observar una estatuilla reptiloide abrazando a un bebé reptiloide.

 La región donde aparecieron las culturas Ubaid y Sumeria es fundamental para nuestra historia y las estatuillas Ubaid retratan físicamente las descripciones de los “dioses” que dominaban muchas sociedades antiguas. Las culturas centroamericanas tenían también su particular dios serpiente alado, Quetzalcoatl. Los indios Hopi tenían el dios serpiente emplumado, Baholinkonga.

En general, la cultura americana está llena de imágenes de serpientes, incluyendo el misterioso túmulo de tierra de forma de serpiente en Ohio. Los egipcios tenían su dios serpiente, Kneph, y los faraones se representaban a menudo rodeados de serpientes.

 Los fenicios tenían a Agathodemon, otra imagen de serpiente. Los hindúes hablan de los dioses reptiles, los Nagas, que eran considerados una raza de ‘demonios‘ en la leyenda india, y su nombre significa “aquellos que no caminan, sino se arrastran“.

Los seguidores del vudú tienen un dios que ellos llaman Damballah Wedo, que es retratado como una serpiente. Los hebreos tenían a Nakhustan, la Serpiente de latón.

El símbolo del disco alado de los sumerios, que es encontrado por todo el mundo antiguo, era representado normalmente con dos serpientes. El simbolismo de la serpiente y su asociación con “dioses” antiguos abunda en todo el mundo.

El Reverendo John Bathhurst Deane, en su libro The Worship of the Serpent (La Adoración de la Serpiente), escribió: “Uno de los cinco constructores de Tebas, en Egipto, fue nombrado por el dios serpiente de los fenicios, Ofhion.

El primer altar levantado en honor a los Cíclopes, en Atenas, era para Ops, la deidad serpiente.

 La adoración simbólica de la serpiente era tan común en Grecia, que San Justino Mártir acusa a los griegos de introducirla en los misterios de todos sus dioses.




Los chinos se dice que son supersticiosos al elegir una parcela de tierra para erigir una casa como morada o sepulcro, comparándolo con la cabeza, la cola y pies de dragones diversos que viven bajo la Tierra“.

 La idea de dragones lanzando lenguas de fuego y de serpientes malvadas que aparecen en leyendas en todo el mundo, podrían haberse originado en los “dioses” reptiloides de hace miles de años. Ésta era la Gente Serpiente de textos antiguos, incluyendo la Biblia, donde la serpiente es un tema repetitivo.

También hay un tema recurrente sobre un lugar sagrado que está protegido por una serpiente o dragón. Tenemos la serpiente en el Jardín del Edén y el tema de serpiente / dragón es universall. Los persas hablaron de una región de dicha llamada Heden (o Edén), que era la más hermosa del mundo.

Era la morada original de los primeros hombres, decían, antes de que fueran tentados por el espíritu maligno, en forma de una serpiente, a compartir la fruta del árbol prohibido. También está el Árbol Banyon, bajo el que el Jesús Hindú, conocido como Krishna, se sentó sobre una serpiente enrollada y otorgó conocimientos espirituales a la humanidad.

 Los antiguos griegos tenían una tradición de las Islas de los Benditos y el Jardín de las Hespérides, hacia el Oeste, en que crecía un árbol que producía las manzanas doradas de la inmortalidad. Este jardín era protegido por un dragón. En los libros sagrados chinos hay un jardín en que crecían árboles que producían la fruta de la inmortalidad y que también era protegido por un dragón alado.

En relatos mejicanos antiguos, su versión de la historia de Eva involucra una gran serpiente macho. Otra leyenda hindú habla de la montaña sagrada de Meru vigilada por un dragón terrible.

Una y otra vez vemos el mismo tema de lugares sagrados protegidos por dragones temibles yo de un ser mitad reptil – mitad humano, dando conocimientos espirituales a humanos. La especie reptil tiene una larga conexión con la Tierra, que se remonta al periodo de más de 150 millones de años en que dominaron los dinosaurios.




Las especies reptiles son una de las corrientes genéticas en este universo. Los dinosaurios no eran todos reptiles de sangre fría, como la investigación moderna ha indicado. Los reptiles y dinosaurios están estrechamente relacionados en su apariencia física y los dos han engendrado una variedad asombrosa de formas diferentes.

Los dinosaurios se manifestaron como criaturas voladoras, grandes y pequeñas, teniendo como su máxima expresión el Tiranosaurio Rex de ocho toneladas. La evolución de la corriente genética reptil – dinosaurio, ¿no podría manifestarse en una forma humanoide con una gran capacidad cerebral?.

Una más profunda investigación de los dinosaurios ha revelado que muchos de ellos eran muy inteligentes hace unos cien millones de años. Los Saurornithoides, con su apariencia de reptil pájaro, tenían un cerebro grande, ojos con visión tridimensional, y dedos con pulgares en oposición que le permitían atrapar y comer mamíferos pequeños.

Adrian J. Desmond, uno de los investigadores en dinosaurios, dice que criaturas como los Saurornithoidesestaban separadas de otros dinosaurios por la misma distancia que separa a los hombres de las vacas.

Desmond se pregunta: “¿Quién sabe qué máximos habrían logrado los sofisticados “imitadores de aves” si hubieran sobrevivido?”.

Algunos estudios han sugerido que si los dinosaurios no se hubieran extinguido por un cataclismo ocurrido hace aproximadamente 65 millones de años, ya habrían evolucionado hacia la forma reptiloide, o sea, un reptil humanoide. La NASA pidió a Dale Russell, un paleontólogo de la Universidad de California del Norte, elaborar un informe sobre a qué se podría parecer la vida extraterrestre.

Dale Russell desarrolló un dinosaurio, llamado Troodon, simulando las supuestas mutaciones genéticas durante millones de años. Y creó un modelo al que llamó Dinosauroide. Este ser tenía una semejanza extraordinaria a un humanoide reptil y era parecido a los seres descritos por las personas que afirman haber visto extraterrestres reptiles.

Quizás este salto evolutivo desde dinosaurios clásicos a reptiles humanoides ocurrió en otra dimensión o en otro planeta. Pero también pudo ocurrir en la Tierra antes de que los dinosaurios se extinguieran.

La paleontología moderna, en su estudio de fósiles, indica que no todos los dinosaurios murieron por el choque de un meteorito hace 65 millones de años. De hecho, algunos continúan viviendo hoy.

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