martes, 2 de octubre de 2018

¿ Fué la Gran Pirámide oncstruida por los Nefilim ? (y III)

En la década de los noventa el Departamento de Defensa de los Estados Unidos desarrolló, basado en estas ideas, un sistema que funciona como un radiotelescopio al revés.

En otras palabras, en lugar de recibir señales, el HAARP emite un rayo electromagnético de alta frecuencia con el cual se bombardea un punto específico de la ionósfera, capa cargada con partículas eléctricas que envuelve la Tierra.

 O sea, el rayo actúa como un calentador ionosférico sobre la capa más alta de la atmósfera, entre 40 y 600 millas sobre la superficie terrestre.

Una vez el rayo alcanza su objetivo, se devuelve a la Tierra ampliado miles de veces y penetra todo lo que encuentra a su paso, esté vivo o muerto. Su propósito primario, según los militares, es explotar la ionósfera con fines de defensa, permitiendo entre otras cosas, la comunicación con los submarinos a grandes profundidades.

Después del supuesto accidente extraterrestre de Roswell en 1947, la idea de desarrollar un sistema defensivo o de búsqueda de vida y naves no identificadas o con capacidades de viajes interestelares, así como sus lugares de escondite terrestre, caló en las mentes del alto mando militar norteamericano.




Por miedo al ridículo o al pánico que ello pudiera generar, aunque los militares no lo aceptaron públicamente, coordinaron un plan secreto, combinando algunos de los hallazgos de Roswell con las ideas de Tesla, y en cuatro décadas lograron su propósito. Para estos efectos se construyó en Alaska un inmenso complejo de antenas de bombardeo con sistemas de alta frecuencia.

Pero como pasa siempre con los secretos, en 1990 un memorando se escapó al control de los agentes del Gobierno estadounidense, llamando la atención de cómo el sistema había llegado a generar un límite más allá del cual los procesos del “plasma” atmosférico podrían escaparse en el espacio.

 En otras palabras, la burbuja de “plasma atmosférico” dentro de la cual se halla la Tierra, está siendo cortada con incisiones a distancia, agrandadas por el movimiento de rotación. Ello implica que, según estas informaciones, la burbuja podría estar a punto de estallar.

Inmediatamente, los militares norteamericanos, con una actuación de encubrimiento, trataron de demostrar las bondades del proyecto, entre ellas:

La posibilidad de explotar misiles termonucleares a distancia, algo digno de la guerra de las galaxias; mejorar la comunicación con los submarinos; mejorar la comunicación con los sistemas de radares usados actualmente; interferir con las comunicaciones sobre grandes áreas sin perjudicar las comunicaciones intra-militares; buscar sitios de escondites subterráneos de arsenales de destrucción masiva; utilizar el sistema para encontrar grandes depósitos minerales, de gas y de petróleo; o detectar vuelos de naves a baja altura y misiles de crucero con una tecnología de gran precisión.

Pero, por otra parte, según algunos científicos, estamos al borde de una catástrofe de magnitud universal, en un plan tan ultra-secreto que ni siquiera el Congreso de los Estados Unidos tiene acceso a él.

Entre las posibilidades secretas del HAARP se dice que puede lograr el control masivo de poblaciones al alterar o modificar las ondas electromagnéticas en el cerebro humano, las cuales pueden ser llevadas a la autodestrucción, controlando niveles de agresión o inclusive el suicidio colectivo, la apatía, la inhabilidad para combatir o la desorientación temporal o permanente.

Su uso podría ser plenamente operativo en menos de 20 años. El control del viento y de las estaciones también es posible, así como la producción de ciertos gases en la atmósfera, incluyendo ozono, nitrógeno, etc.

Otra posibilidad es la ruptura y calentamiento de ciertas zonas en la litósfera, provocando terremotos, maremotos e incrementando la actividad volcánica. Según estas previsiones, el mundo estaría al borde del colapso y un cierto tipo de esclavitud sería implantada de nuevo.

El control estricto de toda forma social podría ser impuesto en forma brutal y permanente, para ser explotado en beneficio de la élite dominante. pero volviendo a nuestro tema, algunos resultados y hallazgos del HAARP muestran inmensas cavernas y túneles, dando la apariencia de superestructuras que se encuentran en la litósfera, o sea la capa que comprende la corteza y el manto superior, y con profundidades que fluctúan hasta los 60 y 100 km bajo la superficie.

Esta discontinuidad presentó características hasta entonces nunca vistas con la misma claridad de una ecografía.

El Departamento de Defensa USA ordenó que los hallazgos se mantuvieran en el más estricto secreto, inclusive a los ojos del gobierno, hasta no esclarecer más algunos puntos. Otros hallazgos tuvieron lugar en la zona de El Cairo y en los alrededores de la gran pirámide, y aún se está discutiendo la posibilidad de compartir la información con el Gobierno egipcio.

 La cultura del uso de subterráneos ha vuelto a cobrar fuerza ante las amenazas de guerra química, bacteriológica y nuclear que se ciernen sobre el mundo.

En países como Suiza es obligatorio que cada construcción nueva tenga un sótano a prueba de radiación y pertrechos suficientes para un año. Los túneles bajo las enormes montañas de los Alpes también han sido adecuados para recibir a la población civil y, a diferencia de los americanos, sin distingos de ninguna clase.

Las nuevas embajadas de los Estados Unidos muestran sobre la superficie sólo una mínima parte de su área total construida, y por lo general están ubicadas cerca de aeropuertos, con rutas de evacuación subterráneas. Sus complejos enterrados son autosuficientes para subsistir durante un largo período, inclusive un “invierno nuclear”.

Entonces, ¿sería absurdo considerar que una cultura milenaria, debido a un terrible flagelo, hubiese encontrado una respuesta obligada para su hábitat, ocultándose a los ojos de los habitantes de la superficie en las profundidades de la Tierra, con el secreto más largo y mejor resguardado de todos los tiempos? Podríamos decir que puede existir una civilización “intra-terrestre” en contraposición a una civilización “extraterrestre”.

Son demasiados los secretos y las verdades matemáticas conectadas con la gran pirámide de Keops y sus secretos parecen no terminar nunca. No cabe duda que la sabiduría que encierra no pudo deberse a un hombre sin haber recibido en herencia los secretos de una cultura muy sofisticada, conocedora profunda de las matemáticas, la astronomía, la astrofísica, la geografía, la historia, y capaz de profetizar el futuro.

Si uno viaja a Perú y visita Cuzco, los muros incas, los vestigios del Templo del Sol y Machu Picchu, uno tiene la oportunidad de cruzar el río Urubamba, uno de los afluentes más importantes del Amazonas. El “gran río” es descrito por Ezequiel o en la historia de Jasón y los argonautas, que forma parte de la mitología griega.

El viaje de Jason a “Colchis” para rescatar el “vellocino de oro“, está también vinculada a esta parte del Nuevo Mundo. Infortunadamente, los historiadores han interpretado el viaje como la búsqueda de un tesoro en base a la mitología griega, no dándose cuenta que lo relatado es quizás uno de los recuerdos humanos fragmentados más antiguos de que se tenga noticia. Jasón y los Argonautas probablemente nos explican la antigua historia de El Dorado.




En la mitología griega, la historia de Jasón y la tripulación de héroes por él reunida, ocupa un lugar importante, siendo una de las más antiguas. La historia narra las increíbles peripecias que tuvo que afrontar Jasón para recuperar su derecho como legítimo heredero al trono, el cual le había sido usurpado de sus manos por su medio hermano Pelias. Una de las condiciones impuestas por Pelias, quien esperaba que Jasón muriera en su viaje, requería que Jasón recuperara el “vellocino de oro”, que se encontraba en el misterioso reino de Colchis en donde reinaba el rey Aetes (¿Atlas o algún descendiente suyo?).

Aunque algunos historiadores afirman que la ciudad de Colchis era vecina del mar Negro, a la luz de otras investigaciones históricas nos encontramos con algo sorprendente, que indica que Colchis estaba en América.

De acuerdo con antiguos mapas, uno de los cuales se encuentra en la colección de cartografía antigua del Museo de Leningrado, puede observarse cómo se ha modificado el continente americano y cómo en una época era posible penetrar por el Amazonas y seguir su curso hasta conectarse con los grandes lagos existentes, durante el invierno de esa época, en las montañas de los Andes y de allí pasar al río Paraná, para finalmente desembocar en el río de la Plata. Es muy posible que Machu Picchu sea la famosa ciudad de Colchis a la cual hace referencia la historia de Jasón y sus argonautas.

La historia del tesoro de El Dorado, nunca encontrado pero del cual hablan los mitos y leyendas, concuerda con el viaje de Jasón a buscar el vellocino de oro. El tesoro griego (o tesoro cátaro), tan vinculado a los secretos de los caballeros templarios, tampoco nunca apareció.

 La razón es más simple y a la vez más compleja de lo que parece. Otro inmenso tesoro, “cuál no lo volverá a haber” está relatado en el Critias de Platón, cuando describe el muro forrado de oro alrededor del templo de Poseidón y el templo mismo con una cúpula forrada también en oro y que hoy día yace en el fondo del mar.

Si estudiamos un mapa en donde se hallen las masas terrestres de hace 100 millones de años, el Mediterráneo y el Atlántico eran el mismo mar, siendo posible navegarlo y penetrar por el estuario del río Amazonas, para luego conectar con el origen del río Paraguay, afluente del río de la Plata, y salir de nuevo al Atlántico.

De allí se podría penetrar por lo que es hoy la desembocadura del río Congo, para luego ir bordeando la costa sur de la masa terrestre de África del norte, formada por lo que es hoy Marruecos, Libia y Tunisia, y luego remontar hacia el norte bordeando lo que es hoy día el valle del Nilo, para desembocar al Mediterráneo y llegar de nuevo a Grecia.

Otra posibilidad para la realización del mismo viaje, podría haber sido la circunnavegación de la masa terrestre de África del norte, partiendo de Grecia y llegando a ella nuevamente. Esto supondría cruzar a pie un pequeño estrecho de tierra que unía África y América.

El mismo recorrido pudo hacerse hace 3 o 4000 años, con la diferencia de que el Argos se hubiera visto forzado a cruzar el Atlántico. Este último ha sido cruzado por barcos de juncos como los que se observan en el lago Titicaca, aprovechando las corrientes marinas.

El barco Argos al que se le debe el término de “argonautas” contaba con 50 tripulantes de la nobleza griega escogidos por Jasón. Entre ellos estaban Hércules, Cástor y Pólux, Peleus y Orfeo. Después de increíbles peripecias y estando en Colchis, Jasón cayó prisionero del rey Aetes.

Pero, para fortuna suya, Medea, la hija del rey, se enamoró locamente de Jasón y le ayudó en su escape hasta llegar a Grecia. Jasón se desposó con ella, pero le fue infiel y Medea al enterarse, asesinó a los hijos que había tenido con Jasón y se escapó en un coche tirado por “dragones”.

 Siguiendo el curso natural del río Urubamba, el riachuelo se convierte en un río imponente, moviéndose con fuerza por entre los desfiladeros con un estruendo ensordecedor y haciendo honor a su nombre.

Al otro lado del río aún pueden verse las terrazas sostenidas por las murallas de piedra que los incas utilizaron para cultivar la tierra, similares a las terrazas en las zonas montañosas de la China, utilizadas para cultivar arroz. Una tecnología común parecía unir todos los continentes.

Hay un extraño relato que se encuentra en el evangelio Mormón, según el cual, unos emigrantes de Jerusalén, hacia el año 600 a. C., llegaron a América bajo el mando de Lehi.

Luego de establecerse en el Nuevo Mundo, se fueron dividiendo, degenerando y peleando grandes batallas. se dice que Jesucristo mismo, después de su resurrección, se apareció en el Nuevo Mundo a una de estas tribus hacia el año 1421 d. C.

 Los nefitas fueron aniquilados por los lamanitas, hombres de piel oscura, quienes fueron los ancestros de los nativos americanos. Si bien este evangelio pretende adaptarse a la tradición judeo-cristiana, podría decirse que también cuestiona algunas enseñanzas y aspectos bíblicos y añade una nueva dimensión a la historia del Nuevo Mundo. Llama la atención aquí, la parte concerniente al color de la piel de los habitantes americanos.

 Es factible que los lamanitas descritos en el libro de Mormón se mezclaron con otras razas asiáticas o mongólicas y que los primeros habitantes de la Atlántida vinieran antes de Asia que de Europa. El paso por el estrecho de Bering, que separa el Océano Pacífico del Océano Ártico entre Alaska y Asia, es de unos escasos 82 kilómetros. A medio camino se encuentran las islas del Pequeño y del Gran Diómede.

El ruso Semyon Ivanov Dezhnyov las navegó en 1648 y fueron nuevamente exploradas por el navegante danés Vitus Bering en 1728. Posteriormente fueron exploradas por los marineros británicos James Cook y Frederick William Beechey. Afirmar que el ruso fue el primero en descubrir el estrecho es atentar contra la historia, pues el color de los habitantes del Nuevo Mundo antes de Colón, demuestra lo contrario. Machu Picchu es un mudo testimonio en piedra de una de las razas indígenas más inteligentes de América.

Los incas no hubieran podido escoger un mejor enclave para su ciudad sagrada. Sin embargo, sorprende la tenacidad de los españoles de la época de la conquista y su sed por encontrar el tesoro de El Dorado.

No descansaron hasta llegar al santuario escondido en medio de los picos agrestes de los Andes, protegido en su base por el rio Urubamba, que lo circunda como el foso de un castillo medieval, para luego saquearlo y destruirlo. En la época moderna fue redescubierta, en 1911, por el americano Hiram Bingham, de origen alemán. No aparecía descrito en las crónicas incas ni españolas, permaneciendo escondida como último refugio de ese pueblo.

Si estudiamos un mapa actual del continente suramericano, de nuevo podremos observar, cómo uno de los afluentes originarios del río Amazonas y cómo otro de los del río Paraná que va a unirse con el río Paraguay y luego con el río Uruguay hasta confundirse con el río de la Plata, ambos nacen en un lugar próximo el uno del otro.

Ambos ríos recorren miles de kilómetros que los va apartando hasta desembocar en el Atlántico. Del delta del Amazonas, en Belén de Pará, hasta el estuario del río de la Plata, en Buenos Aires, hay miles de kilómetros. Sin embargo, en el punto medio del origen de estos dos grandes ríos, se encuentra Machu Picchu.

Por extraño que parezca, el profeta Ezequiel hace una mención muy explícita al río Amazonas. Ningún otro río cumple en forma tan completa lo descrito por él.

Por otra parte, el mar a que se refiere no puede ser el Mediterráneo sino el Atlántico y ese río no es otro que el Amazonas.

Y, probablemente, Cuzco o Machu Picchu son los lugares en donde será edificado ese templo, la Jerusalén celeste, la supuesta morada de Jesús sobre la Tierra cuando venga a establecer su reinado de justicia sentado en su trono sostenido por querubines.




En Cuzco aún se conserva un muro semicircular de piedra y que fuera parte del llamado Templo del Sol. En este lugar, según lo narrado en el evangelio Mormón, estuvo edificado inicialmente el templo construido por las tribus semitas que emigraron a América.

Las guerras y las mezclas de sangre con los habitantes del Nuevo Mundo fueron borrando toda huella y toda creencia de esa cultura. Será en ese lugar, según ese evangelio, en donde se construya el templo de la Ciudad de Yahvé después de la segunda venida de Cristo a la Tierra.

 Eso no está lejos de lo narrado por Ezequiel, que dice: “El agua que sale del templo. Después me hizo volver a la entrada de la casa; y vi aguas que salían por debajo del umbral de la casa al oriente; pues la fachada de la Casa estaba al oriente. Las aguas descendían debajo el lado derecho de la casa, al sur del altar.

Y me sacó fuera por la puerta septentrional, y me hizo dar una vuelta, por el camino de afuera, hasta la puerta exterior que mira al oriente, y vi cómo las aguas salían por el lado derecho. Cuando aquel varón salió hacia el oriente, con la cuerda que llevaba en la mano, midió mil codos, y me hizo pasar por las aguas; y las aguas (me llegaban) hasta los tobillos.

Otra vez midió mil y me hizo pasar por las aguas, y las aguas (me llegaban) hasta las rodillas. Otra vez midió mil, y me hizo pasar, y las aguas (me llegaban) hasta la cintura. Midió (otros) mil; y era ya un río que no podía pasar, porque habían crecido las aguas; eran aguas para nadar, un río que no podía atravesarse. Y me dijo: “¿Has visto, hijo de hombre?”. Luego hízome volver a la orilla del río.

Y cuando hube vuelto, vi sobre la orilla del río muchísimos árboles, a una y otra parte. Entonces me dijo: Estas aguas que corren hacia la región oriental, bajan al Araba y entran en el mar, en el mar Salado, cuyas aguas quedarán saneadas.

Y a dondequiera que llegue ese río, vivirá toda suerte de seres vivientes que nadan, y habrá muchísimos peces; porque al llegar allí estas aguas, quedarán saneadas (las del mar); y a dondequiera que llegue el río, habrá vida. A sus orillas estarán los pescadores y desde Engaddí hasta En-Eglaín será un tendedero de redes.

 Las especies de sus peces serán como los peces del mar grande, y de muchísima abundancia. Pero sus lagunas y sus juncales no se sanearán; serán dejados para salinas. A lo largo del río, en sus riberas de una y otra parte, crecerá toda suerte de árboles frutales, cuyas hojas nunca caerán y cuyo fruto nunca faltará. Darán nuevos frutos cada mes, pues sus aguas salen del santuario. Y serán sus frutos para comida, y sus hojas para medicina“.

No existe otro río en el mundo como el descrito por el profeta Ezequiel. Sin duda se refiere al más grande e importante de todas las fuentes de agua, el río-océano como algunos le llaman. Sus peces son como los peces del mar y el Amazonas cuenta con el ecosistema más rico del mundo.

Durante la época lluviosa, se desborda sobre sus orillas, haciendo imposible divisar un lado del otro y en algunas partes su anchura llega a los 50 kilómetros, alcanzando en su desembocadura los 80 kilómetros.

Es la tierra de la marabunta y del jaguar, de los manatíes y los delfines rosados, de los inmensos caimanes y de las pirañas, de las tortugas, las “cachamas” y “las payaras”, peces con afiladísimos dientes que recuerdan a las barracudas del mar.

Al anochecer los monos aulladores lanzan sus gritos despidiéndose del día y anunciando a los intrusos. Abajo entre los charcos de agua y en las orillas del río, los enormes güíos, serpientes que alcanzan más de 7 metros, buscan una presa fácil entre las “lapas” y los “chigüiros”, los roedores más grandes del mundo, que se acercan a beber. Y los sonidos de millones de insectos y de aves que anidan en los árboles y en las orillas del río se comunican en una cadena interminable de miles de kilómetros.

En un punto intermedio entre el puerto de Manaos y el delta se encuentra el puerto de Obidos, alcanzando el río en este lugar más de 90 metros de profundidad. No se conoce cuántos ríos tributarios tiene el Amazonas. Solo en Brasil existen más de 200, de los cuales hay 100 navegables. Con la fotografía satelital se ha logrado demostrar que el Amazonas es el río más largo del mundo, habiéndole quitado ese primer puesto al Nilo.

La isla de Marajó, en el delta, con 36 000 kilómetros cuadrados, es el sitio más fértil y húmedo del mundo. El estuario de penetración en el Atlántico es de unos 240 kilómetros de ancho y los depósitos del delta han formado cientos de pequeñas islas. Cuando hay luna llena, el mar parece querer competir con el río y se eleva enfurecido penetrando su estuario con olas que alcanzan hasta cinco metros de altura, las cuales barren las orillas remontando hasta unos 650 kilómetros de la desembocadura.

En el Amazonas todo es majestuoso. Y, sin embargo, alguna civilización muy antigua y que hoy día no conocemos, tuvo la osadía de trazar cientos de kilómetros de canales navegables en medio de la selva. Si fueron los atlantes, la historia no lo dice, pero estas obras parecen indicarlo.

El nombre del Amazonas se debe, según algunos, a las tribus compuestas por mujeres guerreras de gran estatura llamadas amazonas las cuales forman también parte de la mitología griega y que, según la tradición, vivían en este lugar.

¿Pero de dónde puede provenir una leyenda como esta? ¿Estuvieron los griegos en América?

Al estudiar los viajes de Jasón, hemos visto como los griegos conocían este continente más de lo que imaginábamos. Por otra parte, los atlantes llegaron antes que los griegos.

Un barco prehistórico, que recuerda la forma de los barcos atlantes, es empleado hoy día por los pescadores y navegantes indígenas del lago Titicaca, en Bolivia.

Volando por encima del Amazonas, puede observarse que se pierde en el horizonte como una enorme serpiente, unas veces plateada, otras dorada con el brillo del sol. A través del enorme mar verde de la selva del Amazonas, cubierta por espesas selvas, no se divisa ningún rastro de civilización.

Hay millones de árboles y plantas exóticas y medicinales cubriendo cientos de miles de kilómetros. Es tan densa la selva que su suelo es oscuro, escasamente penetrado por la luz del sol. El Amazonas es la última frontera a ser explorada por el hombre y la fábrica de oxígeno más importante de la Tierra.

La destrucción del ecosistema amazónico, que desgraciadamente se está produciendo, sería una de las catástrofes más grandes de la humanidad y conllevaría a la casi extinción de la vida sobre la superficie del planeta.

Aunque la tecnología de construcción en piedra de Machu Picchu es muy avanzada, no presenta, a diferencia de Sacsahuamán, ensambles poliangulares en sus recintos ni murallas, pudiéndose observar desde todo ángulo, la montaña sagrada y protectora de Guaina Picchu.

 Las murallas megalíticas de Sacsahuamán, de proporciones descomunales, con piedras de varias toneladas de peso, demuestran una tecnología muy sofisticado, que puede asociarse con la tecnología megalítica egipcia o con la de las ruinas de Tirinto, en la península griega del Peloponeso.

Tirinto fue una fortaleza sobre una colina que fue ocupada hace más de siete mil años, desde el comienzo de la Edad del Bronce.

Es un emplazamiento arqueológico micénico en el nomos griego de la Argólida, en la península del Peloponeso, algunos kilómetros al norte de Nauplia. Alcanzó su cénit entre el 1400 a. C. y el 1200 a. C.

Sus elementos más notables fueron su palacio, sus túneles o pasadizos y dos anillos de murallas ciclópeas, sobre todo estas últimas, puesto que le otorgaron a la ciudad el epíteto homérico de Tirinto, la de grandes murallas.

En la Antigüedad, la ciudad se relacionó con la mitología en torno a Hércules. Algunas fuentes sitúan aquí su nacimiento. La civilización micénica es una civilización prehelénica del Heládico reciente (final de la Edad del Bronce). Obtiene su nombre de la villa de Micenas, situada en el Peloponeso.

 Esta civilización fue descubierta a finales del siglo XIX por Heinrich Schliemann quien hizo excavaciones en Micenas (1874) y Tirinto (1886). Schliemann cree haber encontrado el mundo descrito por las epopeyas de Homero, la Ilíada y la Odisea. En una tumba micénica descubre una máscara que denomina «máscara de Agamenón».

 Igualmente se bautiza como «palacio de Néstor» un palacio excavado en Pilos. Habrá que esperar a los estudios de Arthur Evans, de comienzos del siglo XX, para que el mundo micénico adquiera una autonomía propia con respecto a la civilización minoica, que la precede cronológicamente.

 En las excavaciones de Cnosos (Creta), Evans descubre miles de tablillas de arcilla, cocidas accidentalmente durante el incendio del palacio, hacia el 1450 a. C. Bautiza esta escritura como «lineal B», puesto que lo estima más avanzado que el lineal A. En 1952, el desciframiento del lineal B ―identificado como un tipo de griego antiguo― por Michael Ventris y John Chadwick traslada la civilización micénica de la protohistoria a la historia, y la inserta en su posición correcta dentro de la Edad del bronce del mundo egeo.

Sin embargo, las tablillas de lineal B siguen siendo una fuente de información muy escasa. Añadiendo las inscripciones sobre jarrones, no representan más que unos 5000 textos, mientras que se calcula que hay varias centenas de millares de tablillas sumerias y acadias.

Además, los textos son cortos y de carácter administrativo: se trata de inventarios y otros documentos contables que no estaban destinados al archivo. Sin embargo, tienen la ventaja de mostrar una visión objetiva de su mundo, sin la marca de la propaganda real.



El palacio de Tirinto (finales del siglo XIII a. C.) estaba defendido no sólo por su doble muralla sino que también estaba dispuesto para que se tuviese que transitar por una serie de patios cerrados y atravesar dos puertas en forma de H antes de alcanzar el pórtico de entrada al megaron.

El famoso megaron del palacio de Tirinto tiene un amplio vestíbulo, habitación principal en la que estuvo el trono. El lugar llegó a su declive con el fin del período micénico, y quedó totalmente olvidado con el paso del tiempo. Pausanias lo visitó en el siglo II a. C.

Desde la montaña de Guaina Picchu el paisaje es soberbio. Puede verse el río Urubamba serpenteando por entre las montañas y la ciudad de Machu Picchu, cubierta parcialmente por la niebla. Pueden observarse algunas de sus estructuras de piedra y el valle, que corta la ciudad en dos.

Algo curioso es que no hay una secuencia rítmica en los escalones tallados en la montaña y que la secuencia de los mismos más bien obedece a alguna razón misteriosa o ritual que a una razón práctica. Las fuentes incas megalíticas también sugieren una raíz anclada en el pasado. Por increíble que parezca, su sistema de ingeniería ha permitido que el agua haya fluido durante siglos sin secarse nunca.

Platón nos narra la cultura del agua desarrollada por los atlantes, que alcanzó un notable grado de sofisticación, con gigantescos canales de riego y comunicación, baños y fuentes termales. El canal de Corinto, en Grecia, es una obra monumental también con raíces tecnológicas en esta cultura atlante sumergida.

El monte de Guaina Picchu tiene un significado secreto. Bajo la luz del atardecer se muestra toda ella formando la cabeza gigantesca de un faraón, con los escalones pegados al risco simulando las líneas horizontales de la toca que cubría la cabeza, recordando a la gran esfinge de Giza, con la posible representación del faraón Kefrén.

 De acuerdo con el culto egipcio de la muerte, la luz indicada para iluminar la tumba de un faraón muerto era la de la tarde.

Al igual que en los templos de Abú Simbel, la luz de la tarde era la que iluminaba durante una vez al año y sólo a cierta hora; la estatua al fondo del templo de Abú Simbel, representando a Ramsés II.

En el Metropolitan Museum de Nueva York, entre la exhibición de objetos antiguos, puden verse dos pequeños artefactos de color verdoso y unidos entre sí por lo que parecían ser unos alambres de cobre oxidado.

La etiqueta decía: “Pilas electrolíticas encontradas al norte, en las costas de Venezuela. 6000 años de antigüedad”. En uno de los altorrelieves tallados en la piedra, en Egipto, puede verse lo que parece ser una enorme bombilla.

Con ella, los egipcios podían detectar ciertas marcas ocultas a los ojos de otros. Si la utilizaron para encubrir secretos o en su culto a los muertos, no lo sabemos con certeza. La producción de luz negra es una tecnología desconocida para muchos pueblos de la Tierra y solamente utilizada por el hombre moderno con el redescubrimiento de la electricidad.

Hoy día, la luz negra se usa, entre otras cosas, para descubrir falsificaciones de cuadros famosos y marcas invisibles a simple vista. Al recordar el relato de la Atlántida por parte de Platón, vemos que se indica que era punto de paso de todos los navíos y el centro del mundo de esa época.

La influencia de la isla-continente tocaba todas las costas del Mediterráneo, penetrando por la desembocadura de los grandes ríos, remontando el Nilo, quizás hasta sus fuentes mismas en el lago Victoria, o al menos hasta la primera catarata, más allá de los pantanos de Deir-el-Bahari. Sin duda su radio de acción, tocando también las islas Azores, las islas Canarias y las puertas mismas del África frente a los montes Atlas, hoy día tierra de las tribus nómadas de los beréberes del desierto. Pero aquí hay otra de las claves.

Platón nos habla en el Critias del hermoso color azul turquesa utilizado por los atlantes para vestirse. Hasta hoy día, las tribus nómadas del desierto se cubren la cara debajo de su manto negro, con una tela de color azul turquesa, seguramente recuerdo de aquellos colores que usaron sus antepasados.

Es una verdadera lástima los conocimientos que se perdieron con el incendio de los 500.000 volúmenes de la Biblioteca de Alejandría. Por ello no podemos dejar pasar ni un pequeño detalle que nos ayude a formar el rompecabezas de la historia.

 Existe una creencia entre esas tribus beréberes del desierto del Sahara, que nos relata que, en la Antigüedad, una mujer de gran tamaño y fuerza fue elegida reina suya.

Su tumba se veneraba en un lugar secreto y cuando fue excavada por los ingleses, hace casi un siglo, se encontró un esqueleto femenino de más de 5 metros de largo, rodeado de un círculo de piedras. Su nombre, de acuerdo con la tradición, era el de Tina-Hinan o Atina-Hinan, que no es otra cosa que el origen o equivalente al nombre dado a la diosa Atenas. Del otro lado del Atlántico, la influencia atlante también tocó las costas de América del Norte y remontó por el Mississippi hasta el corazón del continente.

Existen también profundas huellas en México, Guatemala y en Suramérica, penetrando por el Amazonas hasta sitios tan distantes como Sacsahuamán, el desierto de Nazca, en el Perú, y el lago Titicaca, en Bolivia, asiento de Tiahuanaco, cuyos templos son los más antiguos de esta parte del Nuevo Mundo, con casi 12.000 años de antigüedad. Muy probablemente, la civilización egipcia, así como el conocimiento y los secretos de la construcción en piedra, utilizando grandes monolitos, son parte de la herencia atlante dispersa por el mundo.

Si en un vuelo se sigue, desde Chile hacia el norte, la ruta andina de las grandes montañas, majestuosos volcanes y picos nevados, antes de entrar al Perú, podemos ver una montaña de color sepia, desprovista de toda vegetación. En su parte más alta, podemos ver un tridente de grandes proporciones, tallado en el costado y apuntando hacia el valle de Nazca. El significado del tridente está relacionado con Poseidón.

Existe un lenguaje prebabélico, común a todas las razas y pueblos, de donde se desprenden todas las lenguas conocidas con escritura propia a lo largo de la historia de la humanidad.

Es el lenguaje escrito antes de la destrucción de la Torre de Babel, palabra que significa históricamente “puerta de Yahvé. Curiosamente, la palabra Abel significa con Yahvé, y en el diccionario de angelología coincide con el nombre de un ángel del mismo nombre.

En el idioma asirio-babilónico, la palabra Babel se escribe bab-ili y significa “puerta de Yahvé”. Sin embargo, en el idioma hebreo, el capítulo 11 del Génesis sugiere dos orígenes: Babel significa Babilonia y balal significa confusión.

Por otra parte el falso dios Baal, que adoraban los babilonios, es posible que se refiera a la “puerta de Baal”, o en un contexto teológico, “puerta del demonio“, o “del falso Yahvé“. Esto debió ser razón suficiente para haber despertado la ira del único Yahvé.

La Torre de Etemenanki o de Babel fue erigida en la planicie de Shinar por los descendientes de Noé. Y muchos años después, Etemenanki fue reconstruida por el rey Nabopolasar y su hijo Nabucodonosor II. De acuerdo con el relato bíblico, la intención de los constructores era que la torre alcanzara el cielo, para desde allí, poder dialogar cara a cara con Yahvé, como si los hombres fueran sus iguales. Tal vez estamos frente a una hipotética torre de lanzamiento de naves estelares.

La respuesta de Yahvé no se hizo esperar, derrumbó la torre y envió un castigo que consistió en la confusión de las lenguas, después de la cual los hombres se distribuyeron sobre la faz de la Tierra. Observando este relato bajo otro prisma, el cataclismo que sumergió la Atlántida, puede haber sido el origen del mito de aquella civilización, cuyos hombres gigantes se sintieron semidioses y construyeron un templo dedicado a Poseidón, padre del rey Atlas.

Hasta hoy día asociamos a Poseidón con el demonio y su tridente es usado por los satanistas como símbolo perverso. En la mitología griega, Poseidón después del hundimiento fue convertido en rey del mar y posteriormente fue incorporado en la mitología de los dioses romanos. Y, de allí, el tridente pasó al cristianismo como símbolo del demonio. El hundimiento de la Atlántida, con sus inmensas torres, observatorios, templos y edificios, sin duda debieron de ser recordados por muchas leyendas y mitos de civilizaciones posteriores.

Y no es sorprendente que se intentar emularlas. La gran pirámide de Egipto, la Torre de Babel, las pirámides de Tical, o la ciudad sagrada de pirámides de Teotihuacán, los templos o pirámides mayas en Guatemala, la ciudad sagrada de Machu Picchu, etc. Es apenas obvio que con el hundimiento de la isla-continente, el lenguaje común de los atlantes, que se había hecho extensivo a todas sus colonias, se perdiera, y numerosos pueblos y dialectos tomaran sus propios caminos.

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