jueves, 6 de septiembre de 2018

Los Annunaki y los secretos del lago Titicaca (I)

El lago Titicaca podría guardar en sus profundidades las huellas del contacto entre los Anunnaki y los habitantes de la cultura Tiahuanaco.

En el altiplano boliviano, a 4,000 metros de altura y casi a orillas del lago Titicaca, yacen los restos pétreos de lo que continúa siendo uno de los más grandes enigmas de la historia universal, la cultura Tiahuanaco.

Para algunos, la más antigua civilización del planeta; para otros, la Atlántida de Platón; para la historia oficial, la cultura que dio origen a la civilización Inca y, para Los Divulgadores, la prueba más contundente de la presencia de los Anunnaki de Zecharia Sitchin en América Latina.

En los últimos días, nuevos indicios confirmarían indirectamente varias de las hipótesis que hemos venido desarrollando sobre la relación entre los dioses extraterrestresconocidos como los Anunnaki y la cultura Tiahuanaco.




Hace dos semanas, el 8 de Octubre, los arqueólogos belgas del proyecto Huiñaimarka que cuenta con el apoyo del Centro de Arqueología Subacuática Andina (CASA), presentaron el resultado de los primeros dos meses de exploración subacuática: alrededor de dos mil piezas arqueológicas rescatadas de las profundidades del lago Titicaca.

Entre los objetos rescatados por la misión belga se encuentran huesos, piedras preciosas, cerámicas con representaciones de felinos, piezas de plata, más de 31 fragmentos de oro laminado, y un timón y un ancla pertenecientes a una embarcación prehispánica.

Dos de las piezas de cerámica encontradas por la expedición Huiñaimarka.

Si bien han existido varias misiones de exploración subacuática en el lago Titicaca, el proyecto Huiñaimarka es la primera misión de excavación subacuática.

Este proyecto durará hasta el año 2016 y su objetivo principal es investigar una serie de emplazamientos costeros precolombinos, principalmente de la cultura Tiahuanaco.

Algunas de las piezas han sido datadas hacia el periodo incaico, otras hacia el periodo preincaico y unas pocas hacia el año 500 de nuestra era. Según el director del proyecto, el arqueólogo belga Christophe Delaere, estas son las primeras piezas de oro encontradas en el lago Titicaca:

“Encontramos importante material arqueológico formativo, propio de culturas del Tiahuanaco, Inca, y además material del siglo XIX y del siglo XX. Es decir que tenemos aquí 2.000 a 2.500 años de historia. Estas son las primeras piezas de oro que hemos encontrado. También un timón y un ancla que serían de un bote prehispánico.”

La versión oficial es que varias de las piezas encontradas son ofrendas que los antiguos pobladores de la cultura Tiahuanaco lanzaron al lago Titicaca, el cual consideraban sagrado. Siguiendo con la versión oficial, estas piezas muestran que antes de la llegada de los españoles, existía un gran intercambio cultural y comercial entre las civilizaciones de la región. Estas ideas han sido invocadas por historiadores y arqueólogos, apenas se tuvo noticias del hallazgo.

Lo interesante es que en este descubrimiento existen varios detalles que apoyan indirectamente las teorías alternativas sobre el contacto entre los Anunnaki y los habitantes de la cultura Tiahuanaco.

Una de las piezas de oro laminado presentadas por los arqueólogos del proyecto Huiñaiwasi. El personaje representado es el senor de los baculos que aparece como motivo central del monumento denominado como la “Puerta del Sol”.
Las piezas de oro laminado

Para los Divulgadores, las 31 piezas de oro laminado encontradas por los arqueólogos subacuáticos del proyecto Huiñaimarka, confirman indirectamente las teorías deZecharia Sitchin.

Según Sitchin, alrededor del año 4,000 AC, Enki, uno de los lideres de las operaciones mineras de los Anunnaki en el planeta Tierra , decidió invitar a su padre el rey Anu a visitar la planta metalúrgica Anunnaki más importante del planeta: Tiahuanaco.

Como parte de los preparativos para la llegada del rey Anunnaki, se decidió recubrir la mayoría de estructuras arquitectónicas de la ciudad de Tiahuanaco con láminas de oro que reflejasen la grandeza de las operaciones metalúrgicas Anunnaki.

Zecharia Sitchin avanzó esta teoría basándose en los hallazgos del arqueólogo austriaco Arthur Posnanky quien encontró y fotografió pequeños agujeros redondos en varios bloques de piedra pulidos de Tiahuanaco.

Según Posnansky, en algún momento de su historia, la ciudad de Tiahuanaco había estado recubierta por láminas de oro que eran sujetadas por pequeños clavos de oro que encajaban en estos orificios de la piedra. En 1943, Posnansky presentó ante la Sociedad Geográfica de La Paz un bloque de piedra extraído de Tiahuanaco que tenía cinco clavos de oro en incrustados en pequeños agujeros redondos.

A pesar de que Posnanky pasó más de cuarenta años estudiando los restos arqueológicos de la cultura Tiahuanaco, hizo sorprendentes hallazgos e invirtió gran parte de su fortuna en el estudio de estas ruinas, la arqueología tradicional siempre lo ha considerado como un arqueólogo amateur.

Arthur Posnanky junto a la estatua tiahuanaquense conocida como el “Monolito Bennet”.

Esto, sin contar con que Posnansky fundó la Sociedad Arqueológica de Bolivia en 1930 y que su plano topográfico realizado en 1904 es aún una referencia hasta para la mismísima arqueología tradicional.

El paso del tiempo parece ofrecer una revancha a Posnansky, cuyas hipótesis se van confirmando día a día, en silencio, a través de los nuevos hallazgos en el complejo arqueológico de Tiahuanaco.

Si bien Posnansky logró encontrar estos pequeños clavos de oro, Tiahuanaco no es un lugar donde se haya encontrado demasiado oro y, menos aún, en forma de láminas.

Uno de los primeros arqueólogos en realizar excavaciones oficiales en Tiahuanaco fue el norteamericano Wendell Bennet (1905-1953) quien obtuvo permiso del gobierno boliviano para realizar 10 fosas de excavación alrededor del año 1930.




Desde ese entonces, solo se han encontrado unas pocas piezas de oro en la zona durante los años 70. Estas han sido altamente valoradas por el gobierno y los arqueólogos bolivianos.

Por esta razón, las 31 piezas de oro laminado recuperadas de las profundidades del lago Titicaca abren nuevos horizontes en nuestra percepción del Perú antiguo ya que confirmarían que la cultura Tiahuanaco había desarrollado técnicas para trabajar el oro.

Por otro lado, como bien afirma el director del proyecto de excavación subacuática, Christophe Delaere, esta es la primera vez que se recuperan piezas de oro de las profundidades del lago Titicaca.

Una de la piezas de oro laminado encontradas por el proyecto “Huiñaimarka”.

Para el arqueólogo boliviano Marcial Medina Huanca, quien dirige el proyecto Huiñaiwasi en el lado boliviano, los adornos e iconografías que presentan las láminas de oro pertenecen definitivamente a la cultura Tiahuanaco.

No podemos descartar la posibilidad de que algunas de estas piezas de oro laminado hayan sido realizadas por otras culturas de la región pero si este fuera el caso aún seguirían siendo un indicio importante del conocimiento de la técnicas necesarias para laminar el oro.

Es decir, la teoría de Zecharia Sitchin sobre los Anunnaki que instalaron una planta metalúrgica en Tiahuanaco y que, alguna vez, recubrieron la ciudad con láminas de oro, tiene una nueva evidencia que aunque no es directa y definitiva se une a otras evidencias que muestran que la historia del Perú antiguo necesita una revisión.

¿Embarcaciones Anunnaki?

Para Arthur Posnansky, la ciudad de Tiahuanaco fue la cuna del hombre americano ya que fue construida en plena era glacial antediluviana, alrededor del año 15,000 AC. Posnanky basó sus hipótesis en una serie de hallazgos y cálculos arqueo-astronómicos que explicaremos en un artículo dedicado exclusivamente a la polémica aún existente sobre la antigüedad de la cultura Tiahuanaco.

Una de las hipótesis más importantes de Posnansky es que cuando Tiahuanaco fue construida, alrededor del 15,000 AC, el lago Titicaca llegaba hasta los límites de la ciudad. Es decir, Tiahuanaco habría sido construida en las orillas de lago Titicaca y las extrañas estructuras que se encuentran hoy desperdigadas en el complejo arqueológico de Puma Punku formaban parte del muelle de la ciudad.



La estructura catalogada como la “Puerta del Sol” con el motivo central del Sr. de los Báculos.

Posnansky elaboró esta teoría basándose en hallazgos de esqueletos humanos muy cerca a restos de peces y especialmente cerca a fósiles de plantas acuáticas que solamente crecen en las profundidades del lago.

A simple vista, la teoría de Posnansky no tiene sentido puesto que, hoy en día, los restos de la cultura Tiahuanaco están a 22 kilómetros de distancia del lago Titicaca.

Sin embargo, Posnanky sostenía que los habitantes de Tiahuanaco enfrentaron varios cataclismos que, inicialmente, elevaron el nivel de las aguas del lago pero que luego produjeron una lenta disminución del nivel del mismo. Este fenómeno sería el que provocó que las ruinas de Tiahuanaco se encuentren actualmente a una distancia considerable del lago Titicaca.

El hallazgo de un timón y un ancla que, en un primer análisis de los arqueólogos del proyecto Huiñawasi, pertenecerían a una embarcación prehispánica, podría otorgar nuevas luces sobre las teorías de Posnanky.

Si estas dos piezas son identificadas como pertenecientes a la cultura Tiahuanaco se podrían abrir nuevas perspectivas y visiones sobre la verdadera historia del origen de la civilización en el Perú.

Si el lago Titicaca estuvo conectado con el océano Pacifico a través de un rio navegable o algún estrecho de agua, como sostiene Posnansky, esto podría ayudar a responder a una de las interrogantes más importantes que enfrenta la teoría de los Anunnaki.


Hace más de quince mil años, el lago Titicaca podría haber estado conectado, a través de ríos navegables, con el océano Pacifico e incluso con el Atlántico.

Los Anunnaki llegaron a nuestro planeta en naves espaciales, aprovechando las oportunidades en las que la órbita de su planeta Nibiru se acercaba a la Tierra. Es decir, no tenían la tecnología o el combustible necesario para realizar viajes demasiado largos en nuestra galaxia o para desperdiciar combustible en desplazamientos de un lado a otro del planeta.




Es lógico imaginar entonces que las naves Anunnaki solo se utilizaban para viajes de exploración espacial y, probablemente, para transportar la maquinaria y el personal necesarios para la etapa inicial de colonización planetaria. Una vez establecido el nuevo asentamiento Anunnaki en un planeta determinado, el desplazamiento al interior del mismo se realizaba empleando los medios que ofrecía el planeta, en nuestro caso mares, ríos y lagos.

Esto podría haber sucedido en el planeta Tierra. Los Anunnaki habrían llegado inicialmente en sus naves espaciales pero luego solo las habrían utilizado para casos de emergencia y, probablemente, para transportar los valiosos minerales desde la superficie de la Tierra hacia una nave nodriza que podría haber estado orbitando nuestro planeta.

El lugar dónde se erigió Tiahuanaco podría haber sido descubierto durante por pequeños grupos de exploradores Anunnakis que habrían cruzado el planeta por vía marítima en busca de los lugares más indicados para establecer sus operaciones mineras.

La gran migración de los Anunnaki y sus seguidores africanos y sumerios desde el mediterráneo hacia las costas mexicanas, dónde probablemente habrían tenido contacto con los olmecas y mayas, y luego hacia costas peruanas se podría haber realizado en embarcaciones construidas con materiales terrestres.

Arriba, el presidente boliviano Evo Morales apreciando las piezas presentadas por los arqueólogos del proyecto Huiñaiwasi. Abajo, el jefe del proyecto, el arqueólogo belga Christophe Delaere.

El transporte marítimo les podría haber ofrecido valiosas ventajas como: la posibilidad de explorar el fondo marino en busca de minerales durante las largas travesías y la facilidad de transportar una gran cantidad de mano de obra, Anunnaki y humana.
Secretos sumergidos en el lago

El proyecto Huiñaimarca es el primer esfuerzo por realizar excavaciones subacuáticas en el lago Titicaca pero no es el primero en realizar exploraciones subacuáticas.

En 1966, un grupo de buzos argentinos liderados por Ramón Avellaneda encontró un camino empedrado de unos 30 metros de longitud, siete edificaciones de unos cinco metros de ancho y diez de largo en forma de U con la parte abierta señalando hacia el centro del lago y veintidós muros paralelos .

El descubrimiento fue realizado a siete metros de profundidad cerca a Puerto Acosta, un pueblo boliviano a orillas del lago, ubicado cerca a la frontera con el Perú.

Pocos años después, inspirado por la historia de los buzos argentinos, el explorador francés Jacques Cousteau aprovechó uno de los viajes de su famoso navío “Calypso” para atracar en el puerto de Mollendo y transportarse en tren hasta las alturas bolivianas con el fin de realizar una serie de exploraciones subacuáticas.

El resultado de estas exploraciones quedó plasmado en el documental “La leyenda del lago Titicaca” en el que el equipo de Costeau fracasa en su intento de filmar las estructuras sumergidas y decide dedicarse a recoger peces muertos.


Collage de imágenes del documental “La leyenda del lago Titicaca” del famoso explorador francés Jacques Costeau.

Hugo Boero Rojo, el reconocido académico boliviano estudioso de las culturas precolombinas, anunció en 1980 que había encontrado restos arqueológicos de estructuras arquitectónicas sumergidos a quince metros de profundidad en el lago Titicaca. El hallazgo fue realizado en el mismo lugar en el que los buzos argentinos encontraron las construcciones en forma de U, cerca de Puerto Acosta.

Meses después, Boero Rojo declaró sobre el tema en una conferencia de prensa:

“Ahora podemos afirmar que la existencia de construcciones precolombinas debajo de las aguas del lago Titicaca no es una mera suposición o ciencia ficción sino un hecho real…los restos hallados muestran la existencia de antiguas civilizaciones que anteceden grandemente a la colonización española.

Hemos encontrado templos construidos de inmensos bloques de piedra con caminos de piedra que llevan a lugares desconocidos y peldaños de escaleras cuyas bases se pierden en las profundidades del lago entre una tupida vegetación de algas.”

Años después, en el 2004, el grupo italiano de exploración científica Akakor realizó tres expediciones de exploración subacuática en el lago Titicaca (Atahuallpa 2000, Titicaca 2002 y Tiwanaku 2004) con el fin de sustentar su teoría, la cual sostiene que hacia miles de años el lago tenía una altura menor a la actual.


Una de las piezas arqueológicas encontradas por la expedición “Tiwanaku 2004″. (Imagen cortesía de la Sociedad de Exploración Científica Akakor.)

En la primera expedición de la sociedad Akakor, “Atahuallpa 2000”, se encontró a trece metros de profundidad restos de una construcción preincaica, terrazas de cultivo, ruinas de lo que habría sido un muro de contención, un camino de piedra, restos de un centro ceremonial y varias piedras talladas.

Durante la segunda expedición, “Titicaca 2002”, se encontraron más restos de estructuras preincaicas.

Los hallazgos más significativos sucedieron durante la tercera misión denominada “Tiwanaku 2004”. El resultado de la tercera expedición de Akakor a las profundidades del lago dio como resultado 30 horas de filmación, 2,000 fotografías digitales subacuáticas y hallazgos interesantes como varias piezas de cerámica, un ídolo de oro de sesenta centímetros , un muro de contención y otras estructuras arquitectónicas.





Imagen del ídolo de oro de más de treinta kilos de peso filmada por las cámaras de los robots de exploración submarina de la expedición “Tiwanaku 2004″. (Imagen cortesía de la Sociedad de Exploración Científica Akakor)

Los buzos de la expedición “Tiwanaku 2004” lograron sumergirse hasta setenta metros de profundidad sin equipos fotográficos o de filmación. Los buzos solo fueron capaces de transportar los equipos de filmación y fotografía hasta 50 metros de profundidad.

Sin embargo, la misión contaba con robots subacuáticos que lograron tomar fotografías y registrar imágenes en movimiento a 120 metros de profundidad.

Los arqueólogos de la sociedad Akakor fotografiaron el ídolo de oro a setenta metros de profundidad y no lo pudieron extraer debido a su peso calculado en más de treinta kilos. Un detalle que ha pasado casi desapercibido pero que cabe destacar es que no se conoce el destino final de varios de los objetos rescatados por la expedición, como la cabeza de piedra que se aprecia en la foto de abajo.



Una cabeza de piedra, casi del mismo tamaño que la cabeza del monolito Bennet, siendo extraída de las profundidades del lago Titicaca por un buzo de la sociedad Akakor. (Imagen cortesía de la Sociedad de Exploración Científica Akakor)

La teoría que las tres expediciones subacuáticas de la sociedad Akakor trataron de probar es que hace cinco mil años, alrededor del 3,000 AC, la isla del Sol era una península unida a tierra firme y no una isla como lo es ahora.

Ahora, en el 2013, la expedición Huiñaimarca no solo ha encontrado las piezas arqueológicas mencionadas sino que según Christophe Delaere, director del proyecto, se han encontrado muros domésticos.

Como vemos, uno de los factores comunes desde la expedición de Jacques Costeau hasta la expedición Huiñaimarca es el hallazgo de estructuras arquitectónicas

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