sábado, 18 de agosto de 2018

Popol Vuh: El Mito de la Creación Maya

En idioma k’iche’: Popol (reunión, comunidad, junta) y Wuj que significa libro; se traduciría como: "Libro de la Comunidad"; también es conocido como "Las antiguas Historias del Quiché" Es una recopilación de varias leyendas de los quiché, el pueblo de la cultura maya demográficamente mayoritario en Guatemala. 

El libro tiene un gran valor histórico y espiritual. Es una narración en la que se explica el origen del mundo, la civilización y los diversos fenómenos que ocurren en la naturaleza.

Se ha cuestionado la existencia de un libro original de procedencia prehispánica. Se dice también que fue escrito recogiendo la tradición oral. Su similitud con el Génesis de la Biblia hace pensar a algunos que su escritura estuvo dirigida por los fraile.

El mito de creación más conocido del área maya corresponde al expuesto en el libro sagrado de los quichés, el Popol Vuh, sin embargo cada etnia maya posee sus propios mitos sobre la creación. Pero todos los mitos presentan una estructura similar (como en toda el área mesoamericana). Esta estructura corresponde a un mito cíclico de creaciones y destrucciones.




Según el Popol vuh el mundo se encuentra en su cuarto ciclo, es decir ya pasaron tres destrucciones anteriores. El primer ciclo corresponde a la creación de los animales. La segunda y tercera creación corresponde a los hombres hechos de barro y hechos de madera. Finalmente los dioses proceden a crear un cuarto mundo, el de los hombres del maíz. Es por esto que los mayas dan tanta importancia a este producto.

LA CREACIÓN DE LA TIERRA Y LA VIDA

El "Popol Vuh", "Las antiguas Historias del Quiché", es el libro sagrado de los indios quichés. Se explica el origen del mundo de los indios mayas, se relata la historia de todos los soberanos.

Se produce una conjunción de religión, mitología, historia, costumbres y leyendas. Relata la inexistencia del mundo hasta que el creador y formador decidió generar la vida.

Al comienzo del Popol Vuh se relata los principios de los tiempos, cuando nada habitaba en la tierra y solo estaba cubierta de agua.

Se relata cómo Tepeu y Gucumatz fueron creando todo lo que habitaría la tierra, las plantas, los animales, los cuales que como no podían hablar, no les alaban, entonces los condenan y castigan.

Después intentan a crear al hombre.

Tepeu y Gucumatz, en la mitología maya, son los creadores, los fabricantes, y los antepasados; fueron dos de los primeros seres en existir; eran tan sabios como antiguos.

AMBICIÓN DE LOS DIOSES DE CREAR A LOS HOMBRES

Tras la creación de la tierra y la vida y el fracaso en la creación del hombre y puesto que los animales no los veneraban, el creador, el formador y los progenitores se dijeron que tenían que crear antes del amanecer algún ser que los venerara, por lo tanto quisieron hacer al hombre.

Intentos

Primero intentaron hacer al hombre de barro pero no se podía sostener, ni podía andar; cuando llovía se deshacía y no podía hablar, por o cual, no podía honrar a los dioses ni ofrecerles sacrificios.

Luego intentaron hacer al varón con la madera de un árbol y a la mujer del carrízo (Planta parecida a la caña, pero con el tallo más delgado y no tan alto, que se cría cerca de arroyos y charcas). 

Estos hombres podían andar, se reprodujeron y poblaron la tierra; hablaban pero no lo hacían con sus dioses. 

Estos seres no tenían memoria, no tenían emociones ni entendimiento y por tanto no eran capaces de recordar quienes habían sido sus creadores, caminaban sin rumbo y andaban a gatas.




Estos fueron los primeros que habitaron la faz de la tierra; una densa resina cayo del cielo hasta oscurecer por completo el planeta entero, mientras tenia lugar una lluvia negra que no cesaba ni de día ni de noche; los animales, enloquecidos, comenzaron a devorar la carne de los humanos. 

Se dice que su descendencia sobreviviente son los monos que habitaron los bosques, por esta razón el mono se parece al hombre, es la muestra de una generación de hombres creados, de hombres formados que eran solamente muñecos y hechos solamente de madera.

El hombre definitivo

Por último se buscó lo que debía entrar en la carne del hombre.

Cuando la lluvia cesó los animales llevaron maizamarillo y blanco a los dioses; modelaron su cuerpo con esta pasta y les introdujeron pedazos de madera para que fueran más rígidos; crearon la carne con el maíz blanco y la sangre con el maíz rojo.

De ahí surgieron cuatro hombres. Estas criaturas tenían gran inteligencia y entendían todo.

Su creación y su formación fueron un prodigio, un verdadero encantamiento, realizado por Tepeu y Gucumatz. Hablaron y razonaron, vieron y oyeron, anduvieron. Hombres perfectos y hermosos y cuya figura era una figura humana. 

Grande fue su sabiduría. Su genio se extendió sobre los bosques, sobre las rocas, sobre los lagos y los mares, sobre las montañas y sobre los valles. Fueron Balam-Quitzé, Balam Agab; Mahu-cutah; e Iqi -Balam.

Pero los dioses se vieron amenazados por esta nueva humanidad que se reveló como demasiado inteligente.

¿Querrán por ventura igualarse a nosotros, que los hemos hecho; a nosotros, cuya sabiduría se extiende tan lejos y conoce todo? 

Temerosos de la amenaza que estos nuevos hombres podían llegar a suponer para ellos, Entonces El Corazón del Cielo les sopló una nube de vapor sobre sus pupilas y que contactó con los ojos de los hombres y mujeres, reduciendo su capacidad de visión a la par que disminuyó su sabiduría.

Solo faltaba crear a la mujer, y lo hicieron de la misma forma y con el mismo material. A partir de ese momento comenzaron a reproducirse y a poblar el mundo creado por Tepeu y Gucumatz y fueron capaces de alabarlos y satisfacer sus necesidades divinas.


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